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Relacionado con: amo
„¿Qué tal andas, Sófocles, con respecto al amor? ¿Eres capaz todavía de estar con una mujer?. Y el repuso: «No me hables, buen hombre; me he librado de él con la mayor satisfacción, como quien escapa de un amo furioso y salvaje.“
„El doctor se inclinó muy cerca para oírlo, porque la voz era solo un murmullo.«Busque a Violette, dígale que la amo», agregó Étiene Relais antes de que el otro le vaciara un frasquito en la boca.En Cuba, en ese mismo instante, Violette Boisier se golpeó la mano derecha contra la fuente de piedra donde había ido a buscar agua y el ópalo del anillo, que había usado por catorce años, se hizotrizas. Cayó sentada junto a la fuente, con un grito atascado y la mano apretada en el corazón. Adèle, que estaba con ella, creyó que la había mordido un alacrán. «Étienne, Étienne…», balbuceó Violette deshecha en lágrimas.“
„Si escribo algo, temo que suceda, si amo demasiado a alguien temo perderlo; sin embargo no puedo dejar de escribir ni de amar…“
„Pues amo el suelo que pisa y el aire que respira y todo lo que toca y lo que dice. Me gusta su forma de mirar y de comportarse, me gusta todo él de arriba abajo. ¡Ya está!“
„¡Amo a quien me mata! Pero ¿cómo puedo perdonar a quien te mata a ti?“
„En este momento me doy cuenta que no lo amo, que no lo hehecho por un tiempo. Que tal vez nunca lo hice. Porque él está ahí y esmío si lo quiero, lo podría besar otra vez, podría hacerlo mío. Pero no loquiero. Quiero a alguien más. Se siente raro haber gastado tanto tiempodeseando algo, a alguien, y luego un día, de repente, solo se detiene.“
„Tú no eres la primera —dice Peter—. Pero eres la más especial para mí, porque eres la chica que amo, Lara Jean.“
„La Biblia usa el término corazón para describir el manojo de deseos, esperanzas, intereses, ambiciones, sueños y afectos que posees, en fin, tus oportunidades. Tu corazón es la fuente de todas tus motivaciones, lo que amas hacer y lo que más cuidas. Aun hoy usamos la palabra de esta manera cuando decimos: «Te amo con todo mi corazón».“
„Nací dura, heroica, solitaria y de pie. Y he encontrado mi contrapunto en el paisaje sin elementos pintorescos y sin belleza. La fealdad es mi estandarte de guerra. Yo amo lo feo con un amor de igual a igual. Y desafío a la muerte. Yo, yo soy mi propia muerte.“
„Mientras encuentra pues a quien he extrañado tanto me arriesgo a perder a quien tanto amo.“
„Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo.“
„El amor es tu amo, pues te domina, y quien permite que un loco lo subyugue no merece, creo yo, que se le acepte por cuerdo.“
„Amo al que adelanta palabras de oro a sus actos y siempre cumple más de lo que ha prometido.“
„Yo amo a quienes no saben de vivir de otro modo que hundiéndose en su ocaso, pues ellos son los que pasan al otro lado.“
„Yo amo a quien no quiere tener demasiadas virtudes. Una virtud es más virtud que dos, porque es un nudo más fuerte del que se cuelga la fatalidad.“
„Amo (…) a quien una pequeña aventura puede hacer perecer, porque así cruzará el presente sin vacilaciones.“
„Amo al que vive para conocer y quiere conocer para que advenga el superhombre; así quiere hundirse en su ocaso.“
„Sin patria, pero sin amo.“
„Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)“
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