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Relacionado con: años
„Nunca aclaré nada. Esas son cosas de uno, de adentro, como los recuerdos. Los recuerdos no son de nadie. Nomas de uno. O como los años que nomas a uno le hacen.“
„Han pasado tres años, imposible revivirlo.-Para poder olvidar, primero hay que recordar.“
„Un régimen que se ensaña contra sus jóvenes, los mata, los encierra, les quita horas, días, años de su vida absolutamente irrecuperables, es un régimen débil y cobarde, que no puede subsistir.•Isabel Sperry de Barraza, maestra de primaria“
„Por primera vez a lo largo de estos cuatro largos años, siento que no estás lejos, estoy llena de ti, es decir de pintura.“
„En esa época yo tenia veinticuatro años, pero ya entonces tenía una existencia sombría, desorganizada, solitaria como la de un salvaje.“
„¿Cuándo… cuándo en el curso de estos miles de años un hombre ha actuado en consecuencia de sus propios intereses?“
„Clary recordó una vez, cuando tenía cuatro años, que estaba en la playa llorando porque se levantó el viento y le derribó el castillo que había hecho. Su madre le dijo que podía hacer otro si quería, pero eso no la hizo parar de llorar porque descubrió que lo que pensó que era permanentemente no lo era, sino que estaba hecho de arena que se deshacía al contacto con el viento o el agua.“
„cuando respire, pensaré en ti, porque sin ti hace años que estaría muerto. Cuando me despierte y cuando duerma, cuando alce las manos para defenderme o cuando yazca para morir, tú estarás conmigo. Dices que nacemos una y otra vez. Yo digo que es un río lo que separa a los muertos de los vivos. Lo que sé es que si nacemos de nuevo, te encontraré en esa otra vida, y que si hay un río, me esperaras en la orilla a que llegue a ti, para que podamos cruzarlo juntos.“
„Sé que es ridículo, pero cuando te gustaba él, cuando tenías doce años, fue la primera vez que recuerdo haber sentido celos. No tiene sentido, lo sé, pero no conseguimos quitarle importancia a lo que más nos asusta.“
„Soy un guerrero -Dijo-. Fui educado como un guerrero. Yo no tuve juguetes, yo tuve armas. Yo dormía en una espada de madera hasta que tuve cinco años. Mis primeros libros eran sobre estudios de demonios medievales con las páginas ilustradas. La primera canción que aprendí eran cantos para desterrar demonios. Se lo que me tranquiliza y no son playas o cantos de aves en bosques lluviosos. Quiero un arma en mi mano y una estrategia para ganar.“
„Imagínate que fueras el último cazador de sombras sobre la tierra, imagínate que toda tu familia y tus amigos estuvieran muertos, imagínate que no quedara nadie que creyera en lo que eres. Imagínate que estuvieras sobre la tierra un billón de años, después de que el sol haya abrazado toda la vida, y que anhelaras desesperadamente desde lo más hondo de ti una sola criatura que aún respirara a tu lado, pero no hubiera nada, solo ríos de fuego y ceniza. Imagínate estar así de solo, y luego imagínate que sólo se te ocurriera un modo de solucionarlo. Entonces imagínate lo que harías para que eso sucediera.“
„[…] me imaginaba teniéndote a mi lado durante cincuenta o sesenta años más. Pensé que entonces estaría preparado para abandonarte. Pero se trata de ti, y ahora me doy cuenta de que nunca estaré más preparado para perderte de lo que lo estoy ahora. Y no lo estoy en absoluto.“
„Bueno, cuando yo tenía cinco años, quise que mi madre me dejara dar vueltas dentro de la secadora junto con la ropa -contestó Clary-. La diferencia es que no me dejó.-Probablemente porque dar vueltas dentro de una secadora puede resultar fatal -indicó Jace-, mientras que la pasta raramente es fatal. A menos que Isabelle la prepare. [pp. 332]“
„Mi consciencia, –susurró Will. –Tú eres mi consciencia. Siempre lo has sido, James Carstairs. Haré esto por ti, pero primero voy a conseguir una promesa.–¿Qué clase de promesa?–Me pediste hace años que cese de buscar una cura para ti, –dijo Will. –Quiero que me liberes de esa promesa. Déjame mirar, al menos. Libérame para buscar.Jem miró con cierto asombro.–Justo cuando creo que te conozco perfectamente, me sorprendes de nuevo.“
„He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?“
„Soñé que Georges Perec tenía tres años y lloraba desconsoladamente. Yo intentaba calmarlo. Lo tomaba en brazos, le compraba golosinas, libros para pintar. Luego nos íbamos al Paseo Marítimo de Nueva York y mientras él jugaba en el tobogán yo me decía a mí mismo: no sirvo para nada, pero serviré para cuidarte, nadie te hará daño, nadie intentará matarte. Después se ponía a llover y volvíamos tranquilamente a casa. ¿Pero dónde estaba nuestra casa?“
„Y eso que era un cabrón confiado.- A los quince años todos somos confiados.- Yo no confiaba ni en mi madre.- ¿Cómo que no confiabas ni en tu madre? Con la madre no se juega.- Precisamente por eso.“
„Le daría el consejo que nos dábamos los jóvenes infrarrealistas en México. Cuando teníamos 20, 21 años, teníamos un grupo poético, y éramos jóvenes, mal educados y valientes. Nos decíamos: vivir mucho, leer mucho y follar mucho”.“
„En aquel tiempo yo tenía veinte años y estaba loco. Había perdido un país pero había ganado un sueño. Y si tenía ese sueño lo demás no importaba.“
„Doña Flora de Cisniega era una vieja que se empeñaba en permanecer joven: tenía más de cincuenta años; pero ponía en práctica todos los artificios imaginables para engañar al mundo, aparentando la mitad de aquella cifra aterradora. Decir cuánto inventaba la ciencia y el arte en armónico consorcio para conseguir tal objeto, no es empresa que corresponde a mis escasas fuerzas. Enumerar los rizos, moñas, lazos, trapos, adobos, bermellones, aguas y de mas extraños cuerpos que concurrían a la grande obra de su monumental restauración, fatigaría la más diestra fantasía: quédese esto, pues, para las plumas de los novelistas, si es que la historia, buscadora de las grandes cosas, no se apropia tan hermoso asunto. Respecto a su físico, lo más presente que tengo es el conjunto de su rostro, en que parecían haber puesto su rosicler todos los pinceles de las academias presentes y pretéritas.“
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