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Relacionado con: ánsia
„No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo. Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia. Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.“
„A diferencia del poeta moderno, no vive aquejado por el ansia de originalidad. Sabe que su canto no es suyo sólo. La conciencia étnica, forjadora del mito, ha cumplido antes que él naciera, el trabajo principal; ha creado los objetos bellos. Su papel queda reducido a la escrupulosidad de un artífice.“
„El Demonio se agita sin cesar a mi lado,flota a mi alrededor como un aire impalpable;lo respiro y siento que quema mis pulmones,llenándolos de un ansia sempiterna y culpable.Sabiendo lo mucho que amo el Arte,toma a veces la forma de la mujer más seductora,y con especiales e hipócritas pretextosacostumbra mis labios a filtros degradantes.Lejos de la vista de Dios, así me lleva,jadeante y deshecho de cansancio,al centro de los llanos del tedio, profundos y desiertos,y arroja ante mis ojos llenos de confusiónvestiduras manchadas, heridas entreabiertas,y el sangriento aparato que implica Destrucción.“
„todo poder lleva en sí mismo el ansia de perpetuarse, la tentación de lo absoluto.“
„En los castillos medievales, en el enigmático Machu Picchu, en las vetustas pirámides de Egipto: la piel siempre tuvo que ser la piel y el ansia, el ansia.“
„El tacto es la habilidad de decirle a alguien que se vaya al infierno de tal manera que espere con ansias el viaje.“
„Así vivo, en visión pura, el exterior animado de las cosas y los seres, indiferente como un dios de otro mundo, a su contenido-espíritu. Sólo profundizo en la superficie y en lo exterior, y cuando ansío la profundidad la busco en mí y en mi concepto de las cosas.“
„Cuando esa alma, sin embargo, comprueba que esa realización le resulta imposible, que no tiene fuerzas para conquistar todas las partes del Todo, tiene otros dos caminos que seguir: uno, la renuncia total, la abstención formal y completa, relegando a la esfera de la sensibilidad, aquello que no puede poseer del todo en la región de la actividad y la energía. Más vale no actuar en absoluto que actuar inútil, fragmentaria, insuficientemente, como la innumerable e inane mayoría superflua de los hombres; otro, el camino del perfecto equilibrio, la búsqueda del límite de la Proporción Absoluta, por donde el ansia del Extremo pasa de la voluntad y la emoción a la Inteligencia, siendo toda su ambición no la de vivir toda la vida, no la de sentir toda la vida sino la de ordenar toda la vida, la de cumplir en Armonía y Coordinación inteligente.“
„Vuestros hijos no son vuestros hijos: son los hijos y las hijas de las ansias de vida que siente la misma vida.“
„En una noche oscura,con ansias, en amores inflamada,¡oh dichosa ventura!,salí sin ser notada,estando ya mi casa sosegada;“
„Vosotros estáis en pleno goce de vuestros derechos: ved ahí el fruto de mis ansias y desvelos, y ved ahí también todo el premio de mi afán.“
„Acaso te causandolor mis fatigas,mis ansias de verte,mis quejas baldías,mi tedio implacable,mi horror por la vida.“
„Compitiendo las ansias de matar con la furia reproductora. Ganas con ganas a ver cuál puede más.“
„En cuanto al fin que nos proponen Plinio y Cicerón, la gloria, estoy muy lejos de tenerla en cuenta. La inclinación más contraria al retiro es la ambición. La gloria y el reposo no pueden alojarse en el mismo albergue. Por lo que veo, estos sólo tienen los brazos y las piernas fuera de la multitud; su alma y su intención continúan, más que nunca, atadas a ella: b | Tun’ uetule auriculis alienis colligis escas? [Entonces, viejo, ¿trabajas sólo para alimentar los oídos ajenos? ] a | Se han echado atrás solo para saltar mejor, y para, con un movimiento más fuerte, penetrar más vivamente en la muchedumbre. ¿Queréis ver cómo se quedan cortos por un pelo?Comparemos las opiniones de dos filósofos [Epicuro y Séneca], y de dos escuelas muy diferentes, uno escribiendo a Idomeneo, otro a Lucillo, amigos suyos, para apartarlos de la administración de los negocios y de las grandezas, y dirigirlos hacia la soledad. Hasta ahora has vivido —dicen— nadando y flotando; ven a morir al puerto. Has entregado el resto de tu vida a la luz, entrega esta parte a la sombra. Es imposible abandonar las tareas si no renuncias a su fruto; así pues, deshazte de toda preocupación por el nombre y por la gloria. Existe el peligro de que el brillo de tus acciones pasadas te ilumine en exceso, y te siga hasta el interior de tu guarida. Abandona, junto a los demás placeres, el que brinda la aprobación ajena; y, en cuanto a tu ciencia y capacidad, no te importe: no perderán su eficacia porque tú valgas más que ellas. Acuérdate de aquel que, cuando le preguntaron para qué se esforzaba tanto en un arte que no podía ser conocido por mucha gente, respondió: «Me basta con pocos, me basta con uno, me basta con ninguno». Tenía razón. Tú y un compañero sois teatro de sobra suficiente el uno para el otro, o tú para ti mismo. Que el pueblo sea para ti uno solo, y que uno solo sea para ti todo el pueblo. Es una ambición cobarde pretender obtener gloria de la ociosidad y del ocultamiento. Tenemos que hacer como los animales, que borran su rastro a la entrada de su guarida. No has de buscar más que el mundo hable de ti, sino cómo has de hablarte a ti mismo. Retírate en tu interior, pero primero prepárate para acogerte; sería una locura confiarte a ti mismo si no te sabes gobernar. Uno puede equivocarse tanto en la soledad como en la compañía. Hasta que no te hayas vuelto tal que no oses tropezar ante ti, y hasta que no sientas vergüenza y respeto por ti mismo, c | obuersentur species honestae animo [que se ofrezcan imágenes honestas al espíritu], a | represéntate siempre en la imaginación a Catón, Foción y Aristides, ante los cuales aun los locos ocultarían sus faltas, y establécelos como censores de todas tus intenciones. Si estas se desvían, la reverencia por ellos te devolverá al camino. Te retendrán en la vía de contentarte contigo mismo, de no tomar nada en préstamo sino de ti, de detener y fijar el alma en unos pensamientos definidos y limitados donde pueda complacerse; y, tras haber entendido los verdaderos bienes, que se gozan a medida que se entienden, de contentarse con ellos, sin ansias de prolongar la vida ni el nombre. Este es el consejo de la verdadera y genuina filosofía, no de una filosofía ostentosa y verbal, como es la de los dos primeros.“
„El ansia de orden pretende convertir el mundo de los hombres en el reino de lo inorgánico, en el que todo marcha, funciona, sometido a un orden suprapersonal. El ansia de orden es al mismo tiempo ansia de muerte, porque la vida es una permanente alteración del orden.“
„Los extremos son la frontera tras la cual termina la vida, y la pasión por el extremismo en el arte y en la política es una velada ansia de muerte.“
„Ansia la fuerza del cazador que caza un tigre y no la fama del tigre admirado por aquellos que van a utilizarlo como alfombra a los pies de su cama.“
„Un esteta diría —continuó— que su trasero es demasiado voluminoso y está un poco bajo, lo cual es aún más excitante dado que su alma ansia las alturas. Pero precisamente en esa contradicción se concentra, a mi juicio, el destino humano: la cabeza está llena de sueños y el trasero, como un ancla de hierro, nos mantiene a ras de tierra.“
„El deseo de venganza no es más que el ansia de justicia insatisfecha.“
„confusamente consciente de que estaba haciendo algo que desde hacía mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer, pero que nunca se había imaginado que en realidad se pudiera hacer, sin saber cómo lo estaba haciendo porque no sabía dónde estaban los pies y dónde la cabeza, ni los pies de quién ni la cabeza de quién, y sintiendo que no podía resistir más el rumor glacial de sus riñones y el aire de sus tripas, y el miedo, y el ansia atolondrada de huir y al mismo tiempo de quedarse para siempre en aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa.“
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