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aullido
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„A menudo me he interrogado sobre la razón y el sentido de mis rabietas. Creo que se explican en parte por una vitalidad fogosa y por un extremismo al cual nunca he renunciado del todo. Llevaba mis repugnancias hasta el vómito, mis deseos hasta la obsesión; un abismo separaba las cosas que me gustaban de las que no me gustaban. No podía aceptar con indiferencia la caída que me precipitaba de la plenitud al vacío, de la beatitud al horror; si la consideraba fatal, me resignaba; nunca me enojé contra un objeto. Pero me negaba a ceder a esa fuerza impalpable: las palabras; lo que mesublevaba es que una frase lanzada al descuido: «Debes hacerlo… no debes hacerlo», arruinara en un instante mis empresas y mis alegrías. Loarbitrario de las órdenes y de las prohibiciones contra las que chocaba denunciaba su inconsistencia; ayer pelé un durazno: ¿por qué no esa ciruela?, ¿por qué dejar mis juegos justo en este minuto? En todas partes encontraba obligaciones, en ninguna parte su necesidad. En el corazón de la ley que me abrumaba con el implacable rigor de las piedras, yo entreveíauna ausencia vertiginosa: me sumergía en ese abismo, la boca desgarrada por gritos. Aferrándome al suelo, pataleando, oponía mi peso de carne al aéreo poder que me tiranizaba; lo obligaba a materializarse; me encerraban en un cuarto oscuro entre escobas y plumeros; entonces podía golpear con los pies y las manos en muros verdaderos, en vez de debatirme contra inasibles voluntades. Yo sabía que esa lucha era vana; desde el momento en que mamá me había sacado de las manos la ciruela sangrienta, en que Louise había guardado en su bolsa mi pala y mis moldes, yo estaba vencida; pero no me rendía. Cumplía el trabajo de la derrota. Mis sobresaltos, las lágrimas que me cegaban, quebraban el tiempo, borraban el espacio, abolían a la vez el objeto de mi deseo y los obstáculos que me separaban de él. Me hundía en la noche de la impotencia; ya nada quedaba salvo mi presencia desnuda y ellaexplotaba en largos aullidos.“
„El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la cólera del mar tempestuoso y la espada destructora son porciones de la eternidad demasiado grandes para el ojo del hombre.“
„Ah, los aullidos hablan mucho de Angua –continuó, cuando Zanahoria pareció incapaz de pillar la indirecta–. Eh, creen que ella es una mala noticia. –¿Por qué? Viaja como loba, después de todo. –Los lobos odian a los hombres lobo. –¿Qué? ¡Eso no puede ser! ¡Cuando tiene forma de lobo es como un lobo! –¿Y? Cuando tiene forma de persona es como una persona. ¿Y qué tiene eso que ver con algo? A la gente no le gustan los hombres lobo. A los lobos no les gustan los hombres lobo. A la gente no le gustan los lobos que pueden pensar como la gente, y a la gente no le gusta la gente que puede actuar como lobos. Lo que te demuestra que la gente es igual en todas partes –dijo Gaspode. Evaluó esta frase y añadió–. Incluso cuando son lobos.“
„La luz era más intensa, y ella oía cosas que normalmente no oía. Un lamento de todo lo que estaba fuera de su sitio. Un aullido de todo lo que había dejado de ser auténtico…“
„Por momentos la poesía debiera ser un paroxismo, me digo, semejante a un aullido de dolor infinito. A veces la siento como frenesí, tambores, desenfreno, rabia, gritos, truenos, rayos. Ahora es un gesto tristísimo, como la mirada de un niño perdido.“