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Relacionado con: bestias
„Las derechas, sí, invocan a la Patria, invocan a las tradiciones; pero son insolidarias con el hambre del pueblo, insolidarias con la tristeza de esos campesinos que aquí, en Andalucía, y en Extremadura y en León, siguen viviendo como se vivía hace 500 años, siguen viviendo como desde la creación del mundo viven algunas bestias. Y esto no puede ser así.“
„encontrar el modo de salvar el laberinto y recordar el precio de la bestia, guardaría el plano en el cofre familiar donde algún día, no albergaba duda ninguna, encontraría al hacedor de laberintos merecedor de tamaño desafío.“
„El imbécil o cafre no se para a pensar ni a razonar. Actúa por instinto, como bestia de establo, convencido de que hace el bien, de que siempre tiene la razón y orgulloso de ir jodiendo“
„El mal presupone una determinación moral, intención y cierto pensamiento. El imbécil o cafre no se para a pensar ni a razonar. Actúa por instinto, como bestia de establo, convencido de que hace el bien, de que siempre tiene la razón y orgulloso de ir jodiendo, con perdón, a todo aquel que se le antoja diferente a é mismo, bien sea por color, por creencia, por idioma, por nacionalidad o, como en el caso de don Federico, por sus hábitos de ocio. Lo que hace falta en el mundo es más gente mala de verdad y menos cazurros limítrofes.“
„Febrero de vinilo rojo carmesí inútilmente tratando de salvar la seda de tu piel de toda bestia. Y tal vez oí una dulce oración en el plexo solar. Canción de amor contra tanta desdicha.“
„A Oliveira le gustaba hacer el amor con la Maga porque nada podía ser más importante para ella y al mismo tiempo, de una manera difícilmente comprensible, estaba como por debajo de su placer, se alcanzaba en él un momento y por eso se adhería desesperadamente y lo prolongaba, era como un despertarse y conocer su verdadero nombre, y después recaía en una zona siempre un poco crepuscular que encantaba a Oliveira temeroso de perfecciones, pero que la Maga sufría de verdad cuando regresaba a sus recuerdos y a todo lo que oscuramente necesitaba pensar y no podía pensar, entonces había que besarla profundamente, incitarla a nuevos juegos, y la otra, la reconciliada, crecía debajo de él y lo arrebataba, se daba entonces como una bestia frenética, los ojos perdidos y las manos torcidas hacia adentro, mítica y atroz como una estatua rodando por una montaña, arrancando el tiempo con las uñas.“
„El duelo con la bestia solo puede acabar cuando uno de los dos consiga la victoria sobre el otro. Él volverá a aparecer. Esa próxima vez, trata de llevar la lucha hasta el final. De lo contrario, su fantasma será tu preocupación por el resto de tu vida.“
„Recuerda que hace falta mucho valor y un gran corazón para demostrar ternura cuando no se ha conocido nunca. Hasta la bestia más feroz puede ser domesticada con paciencia y cariño. (Takeshi)“
„Illien. Me gusta esa idea —dijo mi madre—. Vendrían reyes de muy lejos a oír tocar a mi pequeño Kvothe.—Su música pararía las riñas de taberna y las guerras de fronteras —dijo Ben sonriendo.—Mujeres salvajes —añadió mi padre, entusiasmado— posarían los pechos en su cabeza.Hubo un silencio atónito. Entonces mi madre dijo, despacio y con tono amenazante:—Querrás decir «Bestias salvajes posarían la cabeza en su regazo».—Ah, ¿sí?“
„En el último mes había librado a una mujer de un feroz incendio. Había invocado al fuego y al rayo para librarme de unos asesinos. Había matado a una bestia que podía ser un dragón o un demonio, dependiendo de tu punto de vista. Pero allí, en esa habitación, fue la primera vez que me sentí de verdad como una especie de héroe. Si buscáis una razón que explique por qué me convertí en lo que me convertí, si buscáis un principio, ahí es donde debéis mirar.“
„Los hombres todos están persuadidos de que la virtud puede ser adquirida. Porque nadie castiga a un hombre malo sólo por ha sido malo, a no ser que se trate de alguna bestia feroz que castigue para saciar su crueldad. Pero el que castiga con razón, castiga, no por las faltas pasadas, porque ya no es posible que lo que ya ha sucedido deje de suceder, sino por las faltas que puedan sobrevenir, para que el culpable no reincida y sirva de ejemplo a los demás su castigo.“
„Diego había usado el florete a diario desde que era un niño, pero no había tenido que pelear en serio. Su único duelo a muerte fue con pistolas y había sido mucho más limpio. Comprobó que no hay nada honorable en un combate real, donde las reglas no cuentan para nada. La única regla es vencer, cueste lo que cueste. Los filos de las armas no chocaban en una elegante coreografía, como en las clases de esgrima, sino que apuntaban directamente al enemigo para atravesarlo. La caballerosidad no existía, los golpes eran feroces y no se daba cuartel a nadie. La sensación que transmitía el acero al entrar en la carne de un hombre era indescriptible. Se apoderó de él una mezcla de despiadada exaltación, de repugnancia y triunfo, perdió la noción de la realidad y se transformó en una bestia.“
„pero cualquiera con fanatismo, poder e impunidad puede transformarse en una bestia“
„La fuerza es el derecho de las bestias.“
„¡Disuélvase Roma en el Tíber y caiga el ancho arco del imperio! Mi sitio es éste.Los reinos son barro, y la tierra con su estiércol mantiene a bestias y a hombres. Lo grandioso de la vida es hacer esto, cuando una pareja tan unida puede hacerlo. Por lo cual, ¡bajo castigo reconozca el mundo entero que somos inigualables!“
„¡Oh amor poderoso!, que a veces hace de una bestia un hombre, y otras de un hombre una bestia.“
„La domesticación no mejora a la bestia, la enferma, hace que se aborrezca a sí misma, la llena de odio hacia los instintos vitales, la llena de desconfianza hacia todo lo que sigue siendo fuerte y feliz. En una palabra, la hace cristiana.“
„Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)“
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