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Relacionado con: blanco
„Allí donde no le entiendas, en los espacios blancos, en los huecos, pon: Te quiero.“
„Sonrió, sus dientes destellando blanco contra su piel morena, y su sonrisa era cálida y admirativa, pero sobre todo era lo más lindo que Simon había visto en todo el día.“
„Jace pensó en Alec herido en su regazo, en Max quieto y blanco en el piso del Hall de los Acuerdos; pensó en Valentine, sus brazos alrededor de Jace mientras la sangre de Jace empapaba la arena debajo de ellos. Y por último pensaba en Clary: su aguda valentía que lo mantuvo a salvo, su ingenio más agudo que lo mantenía cuerdo, la constancia de su amor.“
„Negro para la caza durante la nocheEl color blanco para la muerte y el lutoOro para una novia en su vestido de bodaY el rojo para deshacer encantamientos.Seda blanca cuando nuestros cuerpos se queman,Banderas azules cuando lo perdido regresa.Flamas por el nacimiento de un Nefilim,Y para lavar nuestros pecados.Gris por el mejor conocimiento jamás dichoHueso para aquellos que no envejecen.El azafrán ilumina la marcha de la victoria,El verde reparará nuestros corazones rotos.Plata para las torres de los demonios,Y el bronce para convocar los poderes malvados.“
„El silencio es como una pantalla blanca que hay que llenar. Si la llenas, ya nada malo puede ocurrirte.“
„Baja: mi corazón te está pidiendo.Podrido está; lo entrego a tus cuidados.Pasa tus dedos blancos suavementesobre él.“
„Bebe de las rocas;duerme sobre escarcha;renueva tejidoscon salitre y agua.Habla con los pájarosy llévate al alba. Y cuando las carneste sean tornadas,y cuando hayas puestoen ellas el almaque por las alcobasse quedó enredada,entonces, buen hombre,preténdeme blanca,preténdeme nívea,preténdeme casta.“
„Mariposa ebria, la tarde, giraba sobre nuestras cabezas estrechando sus círculos de nubes blancas hacia el vértice áspero de tu boca que se abría frente al mar alineando sus blancos lobeznos.“
„VERSO DECORATIVOLa niña vio a la luna en el azul estanqueQue en medio de los pinos servía de pecera.(Piernas de cazadora, suelta la cabellera,Y el fino seno blanco celoso de su arranque).De un elástico salto llegó junto a la fuente,Hundió las blancas manos, tomó el disco de oro,Y al cargar junto al cuello el redondo tesoro,La cabellera negra se le tornó luciente.Y huyó bajo las selvas. Su grito de alegríaHasta los dulces nidos de las aves subía,E, iluminando el bosque perfumado, la vieron,Cargada de la luna, pasar los abedules,Y siguiendo en el aire la curva de sus tulesEjércitos de pájaros cantando la siguieron.“
„Tú me quieres alba,Me quieres de espumas,Me quieres de nácar.Que sea azucenaSobre todas, casta.De perfume tenue.Corola cerradaNi un rayo de lunaFiltrado me haya.Ni una margaritaSe diga mi hermana.Tú me quieres nívea,Tú me quieres blanca,Tú me quieres alba.Tú que hubiste todasLas copas a mano,De frutos y mielesLos labios morados.Tú que en el banqueteCubierto de pámpanosDejaste las carnesFestejando a Baco.Tú que en los jardinesNegros del EngañoVestido de rojoCorriste al Estrago.Tú que el esqueletoConservas intactoNo sé todavíaPor cuáles milagros,Me pretendes blanca(Dios te lo perdone),Me pretendes casta(Dios te lo perdone),¡Me pretendes alba!Huye hacia los bosques,Vete a la montaña;Límpiate la boca;Vive en las cabañas;Toca con las manosLa tierra mojada;Alimenta el cuerpoCon raíz amarga;Bebe de las rocas;Duerme sobre escarcha;Renueva tejidosCon salitre y agua;Habla con los pájarosY lévate al alba.Y cuando las carnesTe sean tornadas,Y cuando hayas puestoEn ellas el almaQue por las alcobasSe quedó enredada,Entonces, buen hombre,Preténdeme blanca,Preténdeme nívea,Preténdeme casta.“
„Me hablas de color, pero los inmigrantes polacos son mas blancos que tú, para estar orgulloso de quién eres, primero tienes que saber quién eres, mira, eres medio moro…“
„Soy de blancos y negros, trabajo muy poco el gris, lo cual a veces me conlleva a mucho desgaste emocional.“
„No entiendo de fronteras y me cago en las banderas, en todas, menos en la blanca, que con esa me limpio el culo. Las banderas son la degradación del color.“
„El Enterrador es tan viejo que conoció al arco iris en blanco y negro“
„«Decida qué hacer y hágalo; decida qué no hacer y no lo haga». La evaluación de prioridades, sin embargo, no es tan sencilla. Muchas veces las opciones no son blancas o negras, sino de muchos tonos grises. He descubierto que lo último que uno sabe es qué debe“
„En la pared hay un agujero blanco, el espejo. Es una trampa. Sé que voy a dejarme atrapar. Ya está. La cosa gris acaba de aparecer en el espejo. Me acerco y la miro; ya no puedo irme. Es el reflejo de mi rostro. A menudo en estos días perdidos, me quedo contemplándolo. No comprendo nada en este rostro. Los de los otros tienen un sentido. El mío, no. Ni siquiera puedo decidir si es lindo o feo. Pienso que es feo, porque me lo han dicho. Pero no me sorprende. En el fondo, a mí mismo me choca que puedan atribuirle cualidades de ese tipo, como si llamaran lindo o feo a un montón de tierra o a un bloque de piedra.“
„Nieva sobre Edimburgo el 16 de abril de 1874. Un frío gélido azota la ciudad. Los viejos especulan que podría tratarse del día más frío de la historia. Diríase que el sol ha desaparecido para siempre. El viento es cortante; los copos de nieve son más ligeros que el aire.¡Blanco! ¡Blanco! ¡Blanco!Explosión sorda. No se ve más que eso. Las casas parecen locomotoras de vapor, sus chimeneas desprenden un humo grisáceo que hace crepitar el cielo de acero. Las pequeñas callejuelas de Edimburgo se metamorfosean. Las fuentes se transforman en jarrones helados que sujetan ramilletes de hielo. El viejo río se ha disfrazado de lago de azúcar glaseado y se extiende hasta el mar. Las olas resuenan como cristales rotos. La escarcha cae cubriendo de lentejuelas a los gatos. Los árboles parecen grandes hadas que visten camisón blanco, estiran sus ramas, bostezan a la luna y observan cómo derrapan los coches de caballos sobre los adoquines. El frío es tan intenso que los pájaros se congelan en pleno vuelo antes de caer estrellados contra el suelo. El sonido que emiten al fallecer es dulce, a pesar de que se trata del ruido de la muerte. Es el día más frío de la historia. Y hoy es el día de mi nacimiento. […]Fuera nieva con auténtica ferocidad. La hiedra plateada trepa hasta esconderse bajo los tejados. Las rosas translúcidas se inclinan hacia las ventanas, sonrojando las avenidas, los gatos se transforman en gárgolas, con las garras afiladas. En el río, los peces se detienen con una mueca de sorpresa. Todo el mundo está encantado por la mano de un soplador de vidrio que congela la ciudad, expirando un frío que mordisquea las orejas. En escasos segundos, los pocos valientes que salen al exterior se encuentran paralizados, como si un dios cualquiera acabara de tomarles una foto. Los transeúntes, llevados por el impulso de su trote, se deslizan por el hielo a modo de baile. Son figuras hermosas, cada una en su estilo, ángeles retorcidos con bufandas suspendidas en el aire, bailarinas de caja de música en sus compases finales, perdiendo velocidad al ritmo de su ultimísimo suspiro.Por todas partes, paseantes congelados o en proceso de estarlo se quedan atrapados. Solo los relojes siguen haciendo batir el corazón de la ciudad como si nada ocurriera.“
„Pero vamos a comer primero -dijo. Y así, con batiente de puertas, empezó un exquisito vaivén silencioso de doncellas con delantales y cofias blancas, doncellas no por necesidad sino porque forman parte del misterio o mejor del gran engaño que las damas de Mayfair practican de una y media a dos cuando, con un gesto de la mano, cesa el tráfico y surge en su lugar esta profunda mentira, la comida en primer lugar, que nadie paga; y luego la mesa que parece cubrirse como por voluntad propia de vidrio y de plata, de manteles individuales, de cuencos de fruta roja, de filetes de rodaballo cubiertos de salsa oscura, de pollos troceados nadando en sus cazuelas; el fuego arde todo color y fiesta y con el vino y el café (que nadie ha pagado) nacen visiones alegres en ojos preocupados; ojos ante los que ahora la vida es musical y misteriosa; ojos encendidos ahora para observar animados los claveles rojos que Lady Bruton (cuyos gestos eran siempre duros) había depositado junto a su plato, de forma que Hugh Whitbread, en paz con el universo entero y al mismo tiempo completamente seguro de su categoría, dejó su tenedor y dijo: -¿No crees que resultarían encantadores sobre tu encaje?“
„Ahora me entregaré. Ahora me soltaré. Ahora por fin liberaré el retenido, el violentamente rechazado deseo de ser consumida. Juntos galoparemos por desiertas colinas, en las que la golondrina hunde las puntas de las alas en oscuras lagunas y las columnas erectas se conservan enteras. A la ola que se estrella en la playa, a la ola que lanza su blanca espuma hasta los más lejanos confines de la tierra, arrojo mis violetas, mi ofrenda a Percival“
„Y cuando hayamos atravesado todas las calles y solo quede el polvo de nuestros pies frenéticos, todavía quedaría el recuerdo de tu ancha cara llena, tan blanca, y la gruesa boca con frescos labios entreabiertos, los dientes blancos como la tiza y todos ellos perfectos, y en ese recuerdo nada puede cambiar en modo alguno, porque esto, como tus dientes, es perfecto…“
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