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Relacionado con: blanco
„Al nacer Rosa era blanca, lisa, sin arrugas, como una muñeca de loza, con el cabello verde y los ojos amarillos, la criatura más hermosa que había nacido en la tierra desde los tiempos de pecado original.“
„La memoria imprime en blanco y negro, los grises se pierden por el camino.“
„La imaginación es un demonio persistente, el mundo sería en blanco y negro sin ella, viviríamos en un paraíso de militares, fundamentalistas y burócratas, donde la energía hoy invertida en la buena mesa y el buen amor se destinaría a otros fines, como matarnos unos a otros con mayor disciplina. Si nos alimentáramos sólo de frutos silvestres y copuláramos con inocencia de conejos, nos ahorraríamos mucha literatura.“
„Recorría sin descanso la inmensidad del sur con su pequeño ejército, adentrándose en los bosques húmedos y sombríos, bajo la alta cúpula verde tejida por los árboles más nobles y coronada por la soberbia araucaria, que se perfilaba contra el cielo con su dura geometría. Las patas de los caballos pisaban un colchón fragante de humus, mientras los jinetes se abrían camino con las espadas en la espesura, a ratos impenetrable, de los helechos. Cruzaban arroyos de aguas frías, donde los pájaros solían quedar congelados en las orillas, las mismas aguas donde las madres mapuche sumergían a los recién nacidos. Los lagos eran prístinos espejos del azul intenso del cielo, tan quietos, podían contarse las piedrecillas en el fondo. Las arañas tejían sus encajes, perlados de rocío, entre las ramas de robles, arrayanes y avellanos. Las aves del bosque cantaban reunidas, diuca, chincol, jilguero, torcaza, tordo, zorzal, y hasta el pájaro carpintero, marcando el ritmo con su infatigable tac-tac-tac. Al paso de los caballeros se levantaban nubes de mariposas y los venados, curiosos, se acercaban a saludar. La luz se filtraba entre las hojas y dibujaba sombras en el paisaje; la niebla subía del suelo tibio y envolvía el mundo en un hálito de misterio. Lluvia y más lluvia, ríos, lagos, cascadas de aguas blancas y espumosas, un universo líquido. Y al fondo, siempre, las montañas nevadas, los volcanes humeantes, las nubes viajeras. En otoño el paisaje era de oro y sangre, enjoyado, magnífico. A Pedro de Valdivia se le escapaba el alma y se le quedaba enredada entre los esbeltos troncos vestidos de musgo, fino terciopelo. El Jardín del Edén, la tierra prometida, el paraíso. Mudo, mojado de lágrimas, el conquistador conquistado iba descubriendo el lugar donde acaba la tierra, Chile.“
„Usted ha cambiado mucho, mamá —observó Blanca. —No soy yo, hija. Es el mundo que ha cambiado —respondió Clara.“
„Entonces, antes de entender, mi corazón se puso blanco como se ponen los cabellos.“
„No te distraigan los incidentes exteriores. Desocúpate para aprender algo más de bueno, y cesa de andar girando como una devanadera. Conviene asimismo precaverte de otra clase de extravío. Que desvarían los que, a causa de tantos quehaceres, se hastían de la vida y no tienen blanco alguno al que dirijan todos sus esfuerzos y, en una palabra, sus ideas.“
„Nada más infeliz que el hombre que lo inquiere todo girando de aquí para allá, que escruta, como dice el poeta, «las profundidades de la tierra», que indaga por conjeturas lo que acontece en el alma ajena, sin acabar de entender que le bastaría sólo aplicarse al dios que habita en su interior y venerarle como es debido. Este culto consiste en conservarse puro de pasiones; de temeridad y de disgusto por aquello que procede de los dioses y de los hombres. Porque lo que viene de los dioses es digno de respeto, por ser obra de sí virtuosa; y lo que viene de los hombres nos es caro a causa del parentesco, si bien a veces no deja de ser, en cierto sentido, objeto de compasión, por su ignorancia del bien y del mal, ceguera no menor que la que nos impide poder discernir lo blanco de lo negro.“
„Se deshonra el alma del hombre particularmente cuando, por lo que a sí toca, viene a hacerse como un divieso o una excrecencia en el cuerpo del mundo; porque irritarse con alguno de los acontecimientos que sobrevienen es como un absceso de la naturaleza universal, de la cual participan las naturalezas de todos los otros seres. El alma se deshonra asimismo cuando se muestra adversa a alguno de los otros hombres, o se comporta con él con intención de hacerle mal, como acontece con las almas poseídas de ira. Lo tercero, se deshonra cuando se da por vencida del dolor o el placer. Lo cuarto, cuando disimula, finge y altera la verdad por obra o de palabra. Lo quinto, cuando lanza su actividad o sus apetitos sin blanco fijo, y lo ejecuta todo al azar, y sin continuidad, siendo así que aun las más pequeñas acciones debieran tender a un fin propuesto: y el fin de los seres racionales es obedecer a la razón y a la ley de la naturaleza, la más augusta de las ciudades y gobiernos.“
„Aquellos a quienes la hartura da indigestiones están tan enfermos como los que el vacío les hace morir de hambre. No es mediana dicha en verdad la de estar colocado ni demasiado arriba ni demasiado abajo; lo superfluo torna más aprisa los cabellos blancos; pero el sencillo bienestar vive más largo tiempo.“
„¡Ay, amor mio, mi dueña! La muerte, que ha libado la miel de tu aliento, no ha podido arrebatarte todavia la belleza. Todavia no te ha conquistado. Aun destaca en tus labios y tus mejillas la lozana enseña roja de la hermosura, no la blanca, que la muerte aun no ha podido plantar en ellos“
„lo que había deseado. Con una última mirada calle arriba y abajo, salió del coche murmurando para sí que estaba paranoica y que era una imbécil y que no tenía nada que temer. De todos modos, abrió el buzón con cuidado como si temiera encontrar una serpiente venenosa enrollada en el interior. Lo primero que vio fue el sobre blanco encima de un catálogo a todo“
„La muerte es lo más fácil del mundo. La gente cree que matar cuesta trabajo. Pero eso es únicamente lo que desean creer. En realidad es lo más sencillo que hay. No hay más que coger el periódico por la mañana, ¿y qué es lo que trae? Maridos que matan a sus esposas. Esposas que matan a sus maridos. Padres que matan a sus hijos. Hijos que se matan entre ellos. Negros que matan a blancos. Blancos que matan a negros. Matamos en secreto, matamos a hurtadillas, matamos en público, matamos con intención, matamos por accidente. Matamos con pistolas, cuchillos, bombas, rifles…, los instrumentos obvios. Pero ¿qué pasa cuando impedimos el envío a Etiopía de un cargamento de grano subvencionado por el gobierno federal? Que estamos matando, igualito que si hubiéramos cogido una pistola y se la hubiéramos puesto en la sien a un niño de vientre hinchado.“
„El sufrir es muy largo y no puede dividirse por los estaciones del año. Sólo nos es posible señalar su presencia y advertir su retorno. Para nosotros el tiempo no avanza: gira. Parece formar un círculo alrededor de este eje: el dolor. La paralizadora inmovilidad de una vida regulada, hasta en sus más ínfimos detalles, por una rutina inmutable, de suerte que conforme, bebemos, nos paseamos, dormimos y rezamos – o por lo menos, nos arrodillamos para rezar – conforme a los inflexibles dictados de un reglamento de hierro; esa inmovilidad que hace que cada día sea, con todos sus horrores, y hasta en sus más pequeños detalles, idéntico a sus hermanos, parece comunicarse a aquellas fuerzas exteriores, cuya existencia es una perpetua variación. Nada sabemos de la siembra ni de las cosechas, de los segadores doblados sobre las espigas o de los vendimiadores deslizándose entre las vides; de la hierba del jardín, ornada con el blanco manto de las flores caídas, sobre la cual se hallan esparcidos los frutos maduros. Nada sabemos, nada podemos saber.Para nosotros sólo hay una estación, la del dolor. Parece incluso como si nos hubieran arrebatado hasta el sol y la luna. Fuera podrá brillar el día con tonos azulados o dorados, pero la luz que se filtra por el espeso cristal del ventanillo con barrotes de hierro bajo el cual nos hallamos sentados, es mísera y mortecina. En nuestra celda vecina reina constantemente la penumbra, y la noche invade siempre nuestro corazón. Y todo movimiento se detiene, igual que en el girar del tiempo, en la esfera del pensamiento.“
„Y si ayer dije blanco y mañana de un salto me he pasado al negro, no lo veas extraño aún ando buscando donde me quedo.“
„Dice que hay una piedra dentro de usted. Una piedra blanca y dura. Grande como el puño de un niño. No sabe de dónde ha venido.—¿Una piedra? —dijo Satsuki.—En la piedra hay algo escrito, pero está en japonés y no puede leerlo. Hay trazados unos pequeños caracteres en tinta negra. Es algo muy antiguo, usted debe de llevar muchos años viviendo con ello en su interior. Debe deshacerse de esa piedra. Si no lo hace, esa piedra permanecerá, ella sola, incluso después de que usted haya muerto y hayan incinerado su cuerpo. (Tailandia)“
„A mí, ahora, apenas me queda corazón. Mi calor ya se ha esfumado en la distancia. Incluso a veces me olvido de que alguna vez lo tuve. Pero aún puedo llorar. Estoy verdaderamente sola. En el lugar más frío y solitario del planeta. Cuando lloro, el hombre de hielo me besa la mejilla. Y mis lágrimas se convierten en hielo. Entonces, él toma en su mano mis lágrimas de hielo y se las pone sobre la lengua. »Te quiero», me dice. Y no miente. Lo sé muy bien. El hombre de hielo me ama. Pero el viento que viene soplando de alguna parte se lleva atrás, muy atrás, hacia el pasado, sus palabras convertidas en blanco hielo. Yo lloro. Continúo derramando grandes lagrimones de hielo. En una casa de hielo del Polo Sur congelada en la distancia.“
„Mi aliento blanco era lo único que se movía en toda la ciudad.“
„Deshechas en blanca espuma, las olas nos bañan los pies.“
„Pero éste no es su Dios. Es mi Dios. Lo he aprendido porque he sacrificado mi vida, porque me han lacerado la carne y desgarrado la piel, chupado la sangra, arrancado las uñas y despojado de mi tiempo, mis ilusiones, y recuerdos. No es un Dios con forma. No viste de blanco ni luce largas barbas. No tiene doctrina, libro sagrado o preceptos. No recompensa ni castiga. No concede ni arrebata. No ha dispuesto un Cielo al que subir ni un Infierno al que caer. Dios, simplemente, está ahí, haga frío o no.“
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