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„El sueño pesa sobre mis hombros y me acerca de nuevo a vos, al huequito de tu brazo, a tu respiración, a una continuación infinita de la batalla de sábanas y almohadas que empezamos y que pone risa y energía a nuestro cansancio.“
„El carruaje partió inmediatamente, y aprovechando Artagnan la oscuridad que reinaba en la bóveda bajo la cual pasaba, se arrojó en brazos del prisionero exclamando:- ¡Rochefort! ¿Sois vos? ¡No me equivoco…!“
„La joven cogió el brazo de su amado sin preguntarle siquiera dónde la conducía, porque en aquel momento le parecía hermoso, fiero y potente como un dios.“
„Es costoso vivir como buen religioso, pero la gracia y el amor de Dios lo pueden todo y lo llenan todo de gran felicidad. Qué consuelo y qué paz da morir en brazos de María y en su familia.“
„La vida es una bufonada: esa disposición misteriosa de implacable lógica para un objetivo vano. Lo más que se puede esperar de ella es un cierto conocimiento de uno mismo, que llega demasiado tarde, y una cosecha de remordimientos inextinguibles. Yo he luchado a brazo partido con la muerte. Es la disputa menos emocionante que podáis imaginar. Tiene lugar en una indiferencia impalpable, sin nada bajo los pies, sin nada alrededor, sin espectadores, sin clamor, sin gloria, sin el gran deseo de la victoria, sin el gran miedo de la derrota, en una atmósfera enfermiza de tibio escepticismo, sin demasiada fe en tu propio derecho, y todavía menos en el del adversario. Si tal es la forma de sabiduría última, entonces la vida es un enigma mayor de lo que la mayoría de nosotros cree.“
„Ojalá cobraran voz mis brazos, y mis manos, y mi pelo, y mis pies, por el arte de Dédalo o de algún dios, para agarrarse todos de tus rodillas, conjurándote con llanto y con palabras de todas las clases.“
„Al fin se hizo evidente que estaban dejando atrás esos paisajes. ¿Los reconocerían si pasaban otra vez por ellos? (No tenían planes de hacerlo.) Se llevaban carpetas hinchadas a reventar de souvenirs. “Me llevo en las retinas…” decía la frase corriente. ¿Por qué las retinas? En toda la cara también, en los brazos, en los hombros, en el cabello, en los talones… En el sistema nervioso. A la luz del glorioso atardecer del 20 de enero contemplaban arrobados el conjunto de silencios y aire.“
„Para que el mal triunfe basta con que los hombres de bien se queden cruzados de brazos.“
„Sí, ya me han dicho que se ha hablado bastante de mi asistencia al mitin organizado por Falange Española en Salamanca. Fui a este mitin como voy a todos los que quiero. No asisto a aquellos actos a los que me invita la empresa, sino a los que yo quiero ir. Cuando comenzó el mitin comenzaron a tirarme de la lengua, pero yo, naturalmente, ni interrumpí ni hice caso alguno. A mí no me tira nadie de la lengua: tengo por costumbre contestar a aquello que no se me pregunta y dejar sin respuesta aquello que se me interroga. Por lo demás, ese muchacho -refiriéndose a José Antonio- tiene mucho talento y una cabeza que funciona perfectamente. Llegará hasta donde quiera, porque, además, es un carácter de cuidado… ¡Mucho ojo con estos muchachos del brazo en alto!“
„El brazo del universo moral es largo, pero se dobla hacia la justicia.“
„«¿De veras ha pasado tanto tiempo? Aun cuando sé que sí, sólo de pensarlo me asombro. A fin de cuentas, algunas cosas no han cambiado. Por la mañana, por ejemplo, mis primeros pensamientos nada más despertar siguen siendo y siempre han sido para ti. A menudo, me quedo tumbado de lado y te miro; veo tu cabello extendido sobre la almohada, te veo con un brazo por encima de la cabeza, veo el suave subir y bajar de tu pecho al respirar. A veces, cuando sueñas, me arrimo más a ti con la esperanza de que, de algún modo, tal vez pueda entrar en tus sueños. Al fin y al cabo, eso es lo que siempre he sentido por ti. A lo largo de los años que ha durado nuestro matrimonio tú has sido mi sueño, y jamás olvidaré lo afortunado que me he sentido desde aquel día en que caminamos juntos bajo la lluvia».“
„Los enemigos como el odio y el apego carecen de piernas, brazos y demás miembros, y no tienen coraje ni habilidad, ¿cómo, entonces, han conseguido convertirme en su esclavo?“
„El Partido dijo que Oceanía nunca había sido aliada de Eurasia. Él, Wiston Smith, sabía que Oceanía había estado aliada con Eurasia cuatro años antes. Pero, ¿dónde constaba ese conocimiento? Sólo en su propia conciencia, la cual, en todo caso, iba a ser aniquilada muy pronto. Y si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partido, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad. «El que controla el pasado – decía el slogan del Partido -, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado. » Y, sin embargo, el pasado, alterable por su misma naturaleza, nunca había sido alterado. Todo lo que ahora era verdad, había sido verdad eternamente y lo seguiría siendo. Era muy sencillo. Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que cada persona debía lograr sobre su propia memoria. A esto le llamaban «control de la realidad». Pero en neolengua había una palabra especial para ello: doblepensar.- ¡Descansen! – ladró la instructora, cuya voz parecía ahora menos malhumorada. Wiston dejó caer los brazos de sus costados y volvió a llenar de aire sus pulmones. Su mente se deslizó por el laberíntico mundo del doblepensar. Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas., sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y, no obstante, recurrir a ello, volverlo a traer a la memoria en cuanto se necesitara y luego olvidarlo de nuevo; y, sobre todo, aplicar el mismo proceso al procedimiento mismo.“
„Es inútil. El vacío auténtico, como un blindaje, acoraza su vida. Se detiene junto a una silla, la toma por el respaldar, hace ruido con ella golpeando las patas contra el piso; pero este ruido es insuficiente para desteñir el vacío teñido de gris. Deliberadamente hace pasar ante sus ojos paisajes anteriores, recuerdos, sucesos; pero su deseo no puede engarfiar en ellos, resbalan como los dedos de un hombre extenuado por los golpes de agua, en la superficie de una bola de piedra. Los brazos se le caen a lo largo del cuerpo, la mandíbula se le afloja. Es inútil cuanto haga para sentir remordimiento o para encontrar paz. Igual que las fieras enjauladas, va y viene por su cubil frente a la indestructible reja de su incoherencia. Necesita obrar, mas no sabe en qué dirección. Piensa que si tuviera la suerte de encontrarse en el centro de una rueda formada por hombres desdichados, en el pastizal de una llanura o en el sombrío declive de una montaña, él les contaría su tragedia. Soplaría el viento doblando los espinos, pero él hablaría sin reparar en las estrellas que empezaban a ser visibles en lo negro. Está seguro que aquel círculo de vagabundos comprendería su desgracia; pero allí, en el corazón de una ciudad, en una pieza perfectamente cúbica y sometida a disposiciones del digesto municipal, es absurdo pensar en una confesión. ¿Y si lo viera a un sacerdote y se confiara a él? Mas, ¿qué puede decirle un señor afeitado, con sotana y un inmenso aburrimiento empotrado en el caletre? Está perdido, ésa es la verdad; perdido para sí mismo.“
„Continué viéndola y aún la recuerdo así: soberbia y mendicante, inclinada hacia el brazo que sostenía la valija, no paciente, sino desprovista de la comprensión de la paciencia, con los ojos bajos, generando con su sonrisa el apetito suficiente para seguir viviendo, para contar a cualquiera, con un parpadeo, con un movimiento de la cabeza, que esta desgracia no importaba, que las desgracias sólo servían para marcar fechas, para separar y hacer inteligibles los principios y los finales de las numerosas vidas que atravesamos y existimos“
„Era hermoso jinete,y ahora montón de nieve.Corrió ferias y montesy brazos de mujeres.Ahora, musgo de nochele corona la frente“
„yo, poeta sin brazos, perdido entre la multitud que vomita, sin caballo efusivo que corte los espesos musgos de mis sienes.“
„Entonces la Niña de los Peines se levantó como una loca, tronchada igual que una llorona medieval, y se bebió de un trago un gran vaso de cazalla como fuego, y se sentó a cantar, sin voz, sin aliento, sin matices, con la garganta abrasada, pero… con duende. Había logrado matar todo el andamiaje de la canción, para dejar paso a un duende furioso y avasallador, amigo de los vientos cargados de arena, que hacía que los oyentes se rasgaran el traje, casi con el mismo ritmo con que se los rompen los negros antillanos del rito lucumí apelotonados ante la imagen de santa Bárbara.La Niña de los Peines tuvo que desgarrar su voz porque sabía que la estaba oyendo gente exquisita que no pedía formas sino tuétano de formas, música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que empobrecer de facultades y de seguridades es decir, tuvo que alejar a su musa y quedarse desamparada, que su duende viniera y se dignara luchar a brazo partido. ¡Y cómo cantó! Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre, digna, por su dolor y su sinceridad, de abrirse como una mano de diez dedos por los pies clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de Juan de Juni.“
„NOVIA. ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío, y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aun que hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos.“
„Pero / lo serio que en verdad / el comandante Guevara entró a la muerte / y allá andará según se dice / bello / con piedras bajo el brazo / soy de un país donde ahora / Guevara ha de morir otras muertes / cada cual resolverá su muerte ahora / el que se alegró ya es polvo miserable / el que lloró que reflexione / el que olvidó que olvide, o que recuerde.“
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