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Relacionado con: cara
„Quizás cometí errores en el pasado porque sólo soy humano, pero soy lo bastante hombre para plantarles cara ahora.“
„Las arrugas del espíritu nos hacen más viejos que las de la cara.“
„Es posible echarle en cara al hombre el estar ciego en su vida cotidiana con respecto a tales cualidades y dejar así que su vida pierda la dimensión de belleza.“
„Abrió los ojos y vio una cara que se inclinaba hacia él con la mandíbula suavemente hundida y el pelo rubio y ligero. Esa cara que tenía encima de él estaba tan cerca que le pareció que yacía sobre una fuente y veía en ella su propio aspecto.“
„Contempló su propia cara en la superficie del agua. Luego, de repente, vio en la cara un susto tremendo. Y eso fue lo último que vio.“
„Bernard ansiaba ser siempre el que hace las preguntas y no el que tiene que responderlas. La fama le corresponde siempre al que responde, no al que pregunta. La cara del que responde está iluminada por los reflectores, mientras que el que pregunta es filmado desde atrás.“
„Hace mucho tiempo, el hombre oía extrañado el sonido de un golpeteo dentro de su pecho y no tenía idea de su origen. El cuerpo era una jaula y dentro de ella había algo que miraba, escuchaba, temía, pensaba y se extrañaba; ese algo, ese resto que quedaba al sustraerle el cuerpo, ese algo era el alma. La cara no es más que una especie de tablero de instrumentos en el que desembocan todos los mecanismos del cuerpo.“
„Los cuerpos desnudos y mojados de las mujeres se empujaban impacientes para ver de cerca la muerte, para verla en una cara familiar, conocida.“
„Y así es como funciona el mundo que nos rodea. Si insistiese en decirle la verdad a la cara, eso significaría que me lo tomo en serio. Y tomarse en serio algo tan poco serio significa perder la seriedad. Yo, hermano, tengo que mentir si no quiero tomarme en serio a los locos y convertirme yo mismo en uno de los locos.“
„Sí, y tengo tres hijos, contesté, acortando camino. Él tiene cinco. Qué suerte. ¿Y cómo está Isabel? ¿Siempre guapa? Murió, dije, poniendo la cara más inescrutable de mi repertorio. La palabra sonó como un disparo y él menos mal quedó desconcertado. Se apuró a terminar el tercer café y en seguida miró el reloj. Hay una especie de reflejo automático en eso de hablar de la muerte y mirar en seguida el reloj“
„Ahora lo sé. No te quiero por tu cara, ni por tus años, ni por tus palabras, ni por tus intenciones. Te quiero porque estás hecho de buena madera.“
„Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir a la suya. Y no crea que me estoy mandando la parte. En otra posición (quiero decir, más bien, en otras edades) lo más correcto sería que yo le ofreciese un noviazgo serio, muy serio, quizá demasiado serio, con una clara perspectiva de casamiento al alcance de la mano. Pero si yo ahora le ofreciese algo semejante, calculo que sería muy egoísta, porque sólo pensaría en mí, y lo que yo más quiero ahora no es pensar en mí sino pensar en usted. Yo no puedo olvidar usted tampoco que dentro de diez años yo tendré sesenta. Escasamente un viejo, podrá decir un optimista o un adulón, pero el adverbio importa muy poco. Quiero que quede a salvo mi honestidad al decirle que ni ahora ni dentro de unos meses, podré juntar fuerzas como para hablar de matrimonio. Pero siempre hay un pero ¿de qué hablar entonces? Yo sé que, por más que usted entienda esto, es difícil, sin embargo, que admita otro planteo. Porque es evidente que existe otro planteo. En ese otro planteo hay cabida para el amor, pero no la hay en cambio para el matrimonio. Levantó los ojos, pero no interrogaba. Es probable que sólo haya querido ver mi cara al decir eso. Pero, a esta altura, yo ya estaba decidido a no detenerme. A ese otro planteo, la imaginación popular, que suele ser pobre en denominaciones, lo llama una Aventura o un Programa, y es bastante lógico que usted se asuste un poco. A decir verdad, yo también estoy asustado, nada más que porque tengo miedo de que usted crea que le estoy proponiendo una aventura. Tal vez no me apartaría ni un milímetro de mi centro de sinceridad, si le dijera que lo que estoy buscando denodadamente es un acuerdo, una especie de convenio entre mi amor y su libertad. Ya sé, ya sé. Usted está pensando que la realidad es precisamente la inversa; que lo que yo estoy buscando es justamente su amor y mi libertad. Tiene todo el derecho de pensarlo, pero reconozca que a mi vez tengo todo el derecho de jugármelo todo a una sola carta. Y esa sola carta es la confianza que usted pueda tener en mí.“
„Sábado 23 de febreroDios mío, qué aburrimiento. Sólo entonces formuló la pregunta más lógica: «Che, ¿total te casaste con Isabel?».»Sí, y tengo tres hijos», contesté, acortando camino. Él tiene cinco. Qué suerte. «¿Y cómo está Isabel? ¿Siempre guapa?» «Murió», dije, poniendo la cara más inescrutable de mi repertorio. La palabra sonó como un disparo y él -menos mal- quedó desconcertado. Se apuró a terminar el tercer café y en seguida miró el reloj. Hay una especie de reflejo automático en eso de hablar de la muerte y mirar en seguida el reloj.“
„¿Qué pasaría…?¿Qué pasaría si un díadespertamos dándonoscuenta de que somos mayoría?¿Qué pasaría si de prontouna injusticia, sólo una,es repudiada por todos,todos los que somos, todos,no unos, no algunos, sino todos?¿Qué pasaría si en vez deseguir divididos nosmultiplicamos, nos sumamosy restamos al enemigo queinterrumpe nuestro paso?¿Qué pasaría si nosorganizáramos y al mismotiempo enfrentáramossin armas, en silencio,en multitudes, en millones demiradas la cara de losopresores, sin vivas,sin aplausos, sin sonrisas,sin palmadas en los hombros,sin cánticos partidistas,sin cánticos?¿Qué pasaría si yo pidiesepor ti que estás tan lejos,y tú por mí que estoy tan lejos, y ambos porlos otros que están muylejos y los otros pornosotros aunque estemos lejos?¿Qué pasaría si el gritode un continente fueseel grito de todos los continentes?¿Qué pasaría si pusiésemosel cuerpo en vez de lamentarnos?¿Qué pasaría si rompemoslas fronteras y avanzamosy avanzamos y avanzamosy avanzamos?¿Qué pasaría si quemamostodas las banderas paratener sólo una, la nuestra,la de todos, o mejorninguna porque nola necesitamos?¿Qué pasaría si de prontodejamos de ser patriotas paraser humanos?No sé… me pregunto yo:¿Qué pasaría…?“
„Lo recuerdo (yo no tengo derecho a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un hombre en la tierra tuvo derecho y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria en la mano, viéndola como nadie la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del día hasta el de la noche, toda una vida entera. Lo recuerdo, la cara taciturna y aindiada y singularmente remota, detrás del cigarrillo. Recuerdo (creo) sus manos afiladas de trenzador. Recuerdo cerca de esas manos un mate, con las armas de la Banda Oriental; recuerdo en la ventana de la casa una estera amarilla, con un vago paisaje lacustre. Recuerdo claramente su voz; la voz pausada, resentida y nasal del orillero antiguo, sin los silbidos italianos de ahora.“
„Que raro que nunca se le haya echado en cara a Inglaterra haber llenado el mundo de juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el fútbol. El fútbol es uno de los mayores crímenes de Inglaterra.“
„Vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.“
„A pesar de que la vida de un hombre se componga de miles y miles de momentos y días, esos muchos instantes y esos muchos días pueden ser reducidos a uno: el momento en que un hombre averigua quién es, cuando se ve cara a cara consigo mismo.“
„Funes discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción, de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad. Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso. Babilonia, Londres y Nueva York han abrumado con feroz esplendor la imaginación de los hombres; nadie, en sus torres populosas o en sus avenidas urgentes, ha sentido el calor y la presión de una realidad tan infatigable como la que día y noche convergía sobre el infeliz Ireneo, en su pobre arrabal sudamericano. Le era muy difícil dormir. Dormir es distraerse del mundo; Funes, de espaldas en el catre, en la sombra, se figuraba cada grieta y cada moldura de las casas precisas que lo rodeaban. (Repito que el menos importante de sus recuerdos era más minucioso y más vivo que nuestra percepción de un goce físico o de un tormento físico.) Hacia el Este, en un trecho no amanzanado, había casas nuevas, desconocidas. Funes las imaginaba negras, compactas, hechas de tiniebla homogénea; en esa dirección volvía la cara para dormir. También solía imaginarse en el fondo del río, mecido y anulado por la corriente.“
„(…) Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.“
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