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Relacionado con: casa
„Durante toda la noche estuvo así y, por fin, nos fuimos a casa. Yo llegué a pensar que no iba a hacerlo. Que la noche iba a terminar y que él no iba a pronunciar aquellas malditas palabras. Y ahí me tienes a mí, preguntándome si tendría que ser yo quien lo preguntara de nuevo para terminar de una vez por todas con aquello. Y si me vuelve a decir que no…—No dije que no la primera vez —intervino Mark.—… le doy una paliza. Le dejo inconsciente, lo meto en un avión y nos vamos para Las Vegas, porque ya no soy ningún jovencito.—Y está claro que con la edad tampoco has madurado —refunfuñó Mark.Steven le lanzó una mirada amenazante.—Así que salimos de la limusina y estoy tratando de acordarme de aquella proposición tan fantástica que le hice aquella vez y va él y me agarra del codo y desembucha: «Steve, maldita sea. Tienes que casarte conmigo».“
„Los gobernadores deben advertir y mirar dos cosas con mucha atención. La primera, que ellos y sus súbditos guarden y cumplan perfectamente las leyes de sus Reyes. La segunda, que se aconsejen con mucha vigilancia y cuidado para las comodidades comunes y particulares de su provincia. El indio que no sabe gobernar su casa y familia, menos sabrá gobernar la república; este tal no debe ser preferido a otros.“
„«¿Por qué el diminutivo es señal de cariño? —iba diciéndose Augusto camino de su casa—. ¿Es acaso que el amor achica la cosa amada?“
„Gerry se había ido. Ésa era la realidad. No volvería a acariciar la suavidad de su pero, a intercambiar en secreto una broma con él durante una cena de amigos, a lloriquearle al llegar a casa tras una dura jornada en el trabajo porque necesitaba algo tan simple como un abrazo; nunca volvería a compartir la cama con él, ni la despertarían cada mañana sus ataques de estornudos, ni reiría con él hasta dolerle la barriga, nunca volverían a discutir sobre a quién le tocaba levantarse a apagar la luz del dormitorio. Lo único que le quedaba eran un puñado de recuerdos y una imagen de su rostro, que día tras día iba haciéndose más vaga“
„«La revolución comienza en casa, en tu corazón, en tu negativa de comprometer tu fe y lo que vales».“
„Casi la totalidad de los músicos de rock argentino son unos pajeros. Yo no los invitaría a comer a mi casa. Bah! …, a Pipo Cipolatti sí, porque es divertido…“
„Aunque el oro falso haga feliz a un hombre, en la casa de la moneda será identificado.“
„Lectura instantánea. Cierto famoso fakir afirmaba en el pueblo que podía enseñar a leer a una persona iletrada mediante una técnica relámpago. Nasrudín salió de entre la multitud. “Muy bien, enséñame, ahora.” El fakir tocó la frente del Mulla y dijo: “Ahora ve a casa inmediatamente y lee un libro”. Media hora más tarde, Nasrudín estaba de vuelta en el mercado, llevando un libro en sus manos. El fakir se había marchado. “¿Puedes leer ahora, Mulla?”, le preguntó la gente. “Sí, puedo leer, pero eso no es lo importante. ¿Dónde está ese charlatán?” “Cómo puede ser un charlatán si ha conseguido que leas sin aprender?” “Porque este libro, que es de incuestionable autoridad, dice: ‘Todos los fakires son farsantes.“
„Por eso deambulo por nuestra casa a medianoche; por eso la colección sigue intacta; por eso nunca he vendido ni un solo cuadro. ¿Cómo podría hacerlo? Entre los aceites y pigmentos habitan mis recuerdos de Ruth; en cada cuadro evoco un capítulo de nuestra vida. Para mí no existe nada más preciado. Son todo lo que me queda de la esposa a la que amé más que a la vida misma, y continuaré admirando esas obras y recordándola hasta que ya no pueda hacerlo.“
„Por lo tanto, un enemigo es tan deseable como un tesoro que, sin ningún esfuerzo de mi parte apareciera en mi propia casa, porque un enemigo es mi ayudante en el camino que conduce al despertar.“
„Siempre aquellos ojos y aquella voz que te envolvía. Dormido o despierto, trabajando o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama… no había escapatoria. Lo único que te pertenecía eran los pocos centímetros cúbicos del interior de tu cráneo.“
„Dejemos de crear divisiones y empezar a crear más puentes que nos conecte como seres humanos, todos somos una familia y este planeta es nuestra casa, en mi caso yo aporto mi granito de arena con mi arte“
„Si aquella noche el rostro de Inés se me mostró en las facciones de Bob, si en algún momento el fraternal parecido pudo aprovechar la trampa de un gesto para darme a Inés por Bob, fue aquella, entonces, la última vez que vi a la muchacha. Es cierto que volví a estar con ella dos noches después en la entrevista habitual, y un mediodía en un encuentro impuesto por mi desesperación, inútil, sabiendo de antemano que todo recurso de palabra y presencia sería inútil, que todos mis machacantes ruegos morirían de manera asombrosa, como si no hubieran sido nunca, disueltos en el enorme aire azul de la plaza, bajo el follaje de verde apacible en mitad de la buena estación.Las pequeñas y rápidas partes del rostro de Inés que me había mostrado aquella noche Bob, aunque dirigidas contra mí, unidas a la agresión, participaban del entusiasmo y el candor de la muchacha. Pero cómo hablar a Inés, cómo tocarla, convencerla a través de la repentina mujer apática de las dos últimas entrevistas. Cómo reconocerla o siquiera evocarla mirando a la mujer de largo cuerpo rígido en el sillón de su casa y en el banco de la plaza, de una igual rigidez resuelta y mantenida en las dos distintas horas y los dos parajes; la mujer de cuello tenso, los ojos hacia delante, la boca muerta, las manos plantadas en el regazo. Yo la miraba y era “no”, sabía que era “no” todo el aire que la estaba rodeando.“
„que no conmovieran, especialmente entre las enviadas a casa de los padres. En esta carta se decía poco de las molestias sufridas, de los peligros afrontados o de la nostalgia a la cual había que sobreponerse; era una carta alegre, llena de descripciones de la vida del soldado, de las marchas y de noticias militares; y sólo hacia el final el autor de la carta dejó brotar el amor paternal de su corazón y su deseo de ver a las niñas que había dejado en casa. «Mi cariño y un beso a cada una. Diles que pienso en ellas durante el día, y por la noche oro por ellas, y siempre encuentro en su cariño el mejor consuelo. Un año de espera para verlas parece interminable, pero recuérdales que, mientras esperamos, podemos todos trabajar, de manera que estos días tan duros no se desperdicien. Sé que ellas recordarán todo lo que les dije, que serán niñas cariñosas para ti, que cuando vuelva podré enorgullecerme de mis mujercitas más que nunca.” Todas se conmovían algo al llegar a esta parte, Jo no se avergonzó de la gruesa lágrima que caía sobre el papel blanco, y Amy no se preocupó de que iba a desarreglar sus bucles al esconder la cara en el seno de su madre y dijo sollozando: -¡Soy egoísta! Pero trataré de ser mejor para que no se lleve un chasco conmigo. – ¡Trataremos todas! -exclamó Meg -. Pienso demasiado en mi apariencia y detesto trabajar, pero no lo haré más si puedo remediarlo. -Trataré de ser lo que le gusta a él llamarme «una mujercita», y no ser brusca y atolondrada; cumpliré aquí con mi deber en vez de desear estar en otra parte -dijo Jo, pensando que dominarse a sí misma era obra más difícil que hacer frente a unos rebeldes. Beth no dijo nada, pero secó sus lágrimas con el calcetín del ejército y se puso a trabajar con todas sus fuerzas, no perdiendo tiempo en hacer lo que tenía más cerca de ella, mientras decidía en su corazón ser como su padre lo deseaba cuando al cabo de un“
„Beth se quedó un minuto pensando y luego dijo tranquilamente, “No sé cómo expresarme, y debería intentar hacerlo por vos y por nadie más, porque no puedo sincerarme si no es con mi Jo. Sólo me refiero a que siempre tuve el sentimiento de que no debía vivir mucho. No soy como el resto de ustedes. yo nunca hice planes acerca de lo que iba a hacer cuando fuese grande. Nunca pensé en casarme, como todas ustedes hicieron. No me pude imaginar de otra forma que no fuera la pequeña y estúpida Beth, corriendo por toda la casa, y por ningún lugar más. Nunca quise irme, y la parte más difícil ahora es el abandonarlos a ustedes. No tengo miedo, pero parece como si yo fuera a estar enferma para ustedes aún en el cielo.“
„El valor de tu casa es el precio que tu vecino quiera pagar por ella.“
„No te quejes de la nieve en el techo del vecino, cuando también cubre el umbral de tu casa.“
„Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente.“
„La tele me ha cultirizado, cada vez que la encienden en casa me voy a leer a mi cuarto.“
„No te conoce el toro ni la higuera,ni caballos ni hormigas de tu casa.No te conoce el niño ni la tardeporque te has muerto para siempre.No te conoce el lomo de la piedra,ni el raso negro donde te destrozas.No te conoce tu recuerdo mudoporque te has muerto para siempre.El otoño vendrá con caracolas,uva de niebla y montes agrupados,pero nadie querrá mirar tus ojosporque te has muerto para siempre.Porque te has muerto para siempre,como todos los muertos de la Tierra,como todos los muertos que se olvidanen un montón de perros apagados.No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.La madurez insigne de tu conocimiento.Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.La tristeza que tuvo tu valiente alegría.“
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