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„Hola —saludó mientras veía los restos de la cena sobre la mesa. Estudió a Gideon mientras éste, educadamente, descruzaba las piernas y se levantaba con aquella elegancia poderosa que tenía. Ella me lanzó una sonrisita y, a continuación, miró a Gideon con otra deslumbrante sonrisa de supermodelo y le extendió la mano.—Tatiana Cherlin.Él le estrechó la mano.—Soy el novio de Eva.“
„Gerry se había ido. Ésa era la realidad. No volvería a acariciar la suavidad de su pero, a intercambiar en secreto una broma con él durante una cena de amigos, a lloriquearle al llegar a casa tras una dura jornada en el trabajo porque necesitaba algo tan simple como un abrazo; nunca volvería a compartir la cama con él, ni la despertarían cada mañana sus ataques de estornudos, ni reiría con él hasta dolerle la barriga, nunca volverían a discutir sobre a quién le tocaba levantarse a apagar la luz del dormitorio. Lo único que le quedaba eran un puñado de recuerdos y una imagen de su rostro, que día tras día iba haciéndose más vaga“
„¡Ay qué sinrazón! No quierocontigo cama ni cenay no hay un minuto del díaque estar contigo no quisiera,porque me arrastras y voy,y me dices que me vuelvay te sigo por el airecomo una brizna de hierba.“
„Ni la Última Cena con el reparto original lograría llenar esta sala.“
„La realidad es un asco, la odio, la odio; pero ¿en qué otro sitio se puede encontrar un buen bistec para la cena?“
„Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.“
„En casa llena, presto se guisa la cena.“
„A quien se le planta y siembra con la predicación, se le riega y vivifica con el bautismo y se le alimenta con la cena del Señor.“
„Su antepasado Sebastián d’Anconia había salido de España varios siglos atrás, en una época en que aquél era el país más poderoso del mundo, y aquel hombre era uno de sus personajes más orgullosos. Había tenido que marcharse cuando un alto funcionario de la Inquisición le había sugerido ciertos cambios en su manera de actuar durante una cena en la corte, y Sebastián d’Anconia le había arrojado un vaso de vino a la cara. Había logrado escapar, dejando atrás su fortuna, sus fincas, su palacio de mármol y la mujer a la que amaba, y había partido hacia un nuevo mundo. Su primera propiedad en la Argentina fue una cabaña de madera a los pies de los Andes. El sol resplandecía como un faro sobre el escudo de plata de los d’Anconia, clavado sobre la puerta, mientras Sebastián d’Anconia excavaba la tierra en busca de cobre en su primera mina. Pasó varios años, pico en mano, rompiendo rocas desde el amanecer hasta la puesta del sol, con ayuda de unos cuantos aventureros, desertores del ejército español, convictos fugados e indígenas hambrientos. Quince años después de haber salido de España, Sebastián d’Anconia mandó buscar a la mujer que amaba y que lo estaba esperando. Al llegar, ella encontró el escudo de plata sobre la entrada de un palacio de mármol, en medio de un inmenso jardín, y, más lejos, las montañas estriadas por las rojas vetas del metal. La tomó en sus brazos para cruzar el umbral y a ella le pareció más joven que cuando lo había visto por última vez.“
„Somos quines le lavamos la ropa y le hacemos la comida y le servimos la cena. Le hacemos la cama. Cuidamos de usted mientras duerme. Conducimos ambulancias. Le pasamos las llamadas. Somos cocineros y taxistas, y lo sabemos todo de usted. Gestionamos sus pólizas del seguro y los cargos de su tarjeta de crédito. Controlamos cada momento de su vida.Somos los hijos medianos de la historia, educados por la televisión para creer que un día seremos millonarios y estrellas de cine y estrellas de rock, pero no es así. Y acabamos de darnos cuenta. Así que no intente jodernos.“
„La esperanza es un buen desayuno pero una mala cena.“
„En el crepúsculo encantado de la metrópolis a veces sentía una fascinante soledad, y la sentía en otros: pobres y jóvenes oficinistas que rondaban los escaparates hasta que llegaba la hora de su solitaria cena en un restaurante; jóvenes oficinistas al anochecer, desperdiciando los momentos más intensos de la noche y de la vida.“
„la desgracia se manda sola. Cualquier noche la encuentras recostada en tu cama o guardando su ropa en tus cajones o amargando la cena antes siquiera de que la preparen, como un dolor de muelas inmune a los dentistas que bien puede durar el resto de tu vida.“
„La primera conversación telefónica, la que hizo Pelletier, empezó de manera difícil, aunque Espinoza esperaba esa llamada, como si a ambos les costara decirse lo que tarde o temprano iban a tener que decirse. Los veinte minutos iniciales tuvieron un tono trágico en donde la palabra destino se empleó diez veces y la palabra amistad veinticuatro. El nombre de Liz Norton se pronunció cincuenta veces, nueve de ellas en vano. La palabra París se dijo en siete ocasiones. Madrid, en ocho. La palabra amor se pronunció dos veces, una cada uno. La palabra horror se pronunció en seis ocasiones y la palabra felicidad en una (la empleó Espinoza). La palabra resolución se dijo en doce ocasiones. La palabra solipsismo en siete. La palabra eufemismo en diez. La palabra categoría, en singular y en plural, en nueve. La palabra estructuralismo en una (Pelletier). El término literatura norteamericana en tres. Las palabras cena y cenamos y desayuno y sándwich en diecinueve. La palabra ojos y manos y cabellera en catorce.“
„John Cena no tiene puertas en su casa, tiene muros que va derribando.“
„John Cena es más difícil que hacer un fuera de juego en un futbolín.“
„Todos los días antes de la cena y antes de ir a los servicios de los domingos, mi abuela leía la Biblia para mí, y mi abuelo oraba. Incluso teníamos devocionales antes de ir a recoger algodón en los campos. La oración y la Biblia, se convirtieron en una parte de mis pensamientos cotidianos y creencias. Aprendí a poner mi confianza en Dios y a buscarlo con toda mi fuerza.“
„Es un leguleyo. De los que estamos hasta el gorro y de los que nos han hundido puesto que son los que han manejado a Colombia durante doscientos años desde que nos separamos de España. Nos han hundido con una infinidad de leyes que lo único que han hecho es impedirnos respirar. Y que no se cumplen. Porque Colombia es el país de la impunidad. La inmensa mayoría de los delitos en Colombia, ya lo sabemos, están impunes ¿Para qué siguen dando leyes? Entonces, dice muy mal de él que sea senador. Es senador pero con ce; del que cena: en un país que, en buena parte, si desayuna, no almuerza; y si almuerza, no come o cena. Él es un cenador. Es uno más, es un leguleyo.“
„Uno de los primeros recursos propios del escritor profesional que Isabella había aprendido de mí era el arte y la práctica de procrastinar. Todo veterano del oficio sabe que cualquier ocupación, desde afilar el lápiz hasta catalogar musarañas, tiene prioridad al acto de sentarse a la mesa y exprimir el cerebro. Isabella había absorbido por ósmosis esta lección fundamental y al llegar a casa, en vez de encontrarla en su escritorio, la sorprendí en la cocina afinando los últimos toques a una cena que olía y lucía como si su elaboración hubiera sido cuestión de varias horas.“
„Come poco, cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.“
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