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Relacionado con: chiquillo
„Somos para los dioses como moscas en manos de chiquillos caprichosos; nos matan como en un juego.“
„… pero es usted más ignorante e insensato que un chiquillo que jugando con las piezas de un reloj hábilmente fabricado osara decir, porque no comprende su utilidad, que no cree en el hombre que lo ha hecho.“
„Con esta misma gracia del pájaro el circulaba por Santiago en este menester duro para el alma delicadísima. con gracia pedía, con la gracia humana y con la otra. ya parado ese callejón por nuestra capital, ya no trajina más por sus chiquillos, pero otro habrá que escoja su afán.“
„Y aunque yo era entonces un chiquillo, recuerdo que pensé lo siguiente: «Un hombre tonto no es capaz de hacer en ningún momento de su vida los disparates que hacen a veces las naciones, dirigidas por centenares de hombres de talento»“
„Yo solo pondre esta sonrisa para enamorarte chiquilla.“
„Abre la puerta que soy el diablo, que vengo con perras. Abre, chiquilla, las piernas que vengo a clavarte semillas. Como cada día en el infierno me aburría y me fui de bar en bar.. ví a la virgen María cansada de ser virgen, metida en un portal.“
„La muerte podía estar en una bolsa de cacahuetes, en un trozo de carne que se te atravesara, en el siguiente paquete de cigarrillos. Siempre te andaba rondando, de guardia en todas las estaciones de control entre lo mortal y lo eterno. Agujas infectadas, insectos venenosos, cables mal aislados, incendios forestales. Patines que lanzaban a intrépidos chiquillos a cruces muy transitados. Cada vez que te metes en la bañera para darte una ducha, Oz te acompaña: ducha para dos.Cada vez que subes a un avión, Oz lleva tu misma tarjeta de embarque. Está en el agua que bebes y en la comida que comes. «¿Quién anda ahí?», gritas en la oscuridad cuando estás solo y asustado, y es él quien te responde: Tranquilo, soy yo. Eh, ¿cómo va eso? Tienes un cáncer en el vientre, qué lata, chico, sí que lo siento. ¡Cólera! ¡Septicemia! ¡Leucemia! ¡Arteriosclerosis! ¡Trombosis coronaria! ¡Encefalitis! ¡Osteomielitis! ¡Ajajá, vamos allá!Un chorizo en un portal, con una navaja en la mano. Una llamada telefónica a medianoche. Sangre que hierve con ácido de la batería en una rampa de salida de una autopista de Carolina del Norte. Puñados de píldoras: anda, traga. Ese tono azulado de las uñas que sigue a la muerte por asfixia; en su último esfuerzo por aferrarse a la vida, el cerebro absorbe todo el oxígeno que queda en el cuerpo, incluso el de las células vivas que están debajo de las uñas.Hola, chicos, me llamo Oz el Ggande y Teggible, pero podéis llamarme Oz a secas. Al fin y al cabo, somos viejos amigos. Pasaba por aquí y he entrado un momento para traerte este pequeño infarto, este derrame cerebral, etcétera; lo siento, no puedo quedarme, tengo un parto con hemorragia y, luego, inhalación de humo tóxico en Omaha.Y la vocecita sigue gritando: «¡Te quiero, Tigger, te quiero! ¡Creo en ti, Tigger! ¡Siempre te querré y creeré en ti, y seguiré siendo niña, y el único Oz que habitará en mi corazón será ese simpático impostor de Nebraska! Te quiero…».Vamos patrullando, mi hijo y yo…, porque lo que importa no es el sexo ni la guerra, sino la noble y terrible batalla sin esperanza contra Oz, el Ggande y Teggible.“
„Pero bueno -dijo-, ¿Cómo iba a olvidar al chiquillo pelirrojo que me dejó para ir a la Universidad?“
„Me caen bien -dijo Denna-. Wilem es como una piedra bajo el agua. Simmon es como un chiquillo chapoteando en un arroyo.“