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chiquita
Relacionado con: chiquita
„Piensan que soy un loco desenfrenado. Y de alguna manera soy así, pero no `aquel loco` que creen. Las que me conocen saben que soy muy tranquilo. Estoy menos loco que mucha gente que conozco… además, a los 34 años no se puede ser muy loco. A los 17, si, yo hacía unos quilombos de la puta madre. Ahora no… Aquello de bajar por las escaleras mecánicas, que me gusta y es un buen pasatiempo para esperar el subte. Pero por eso estoy sentado medio raro ahora, porque me molesta la herida. Igual yo estoy lleno de heridas… y no tengo dolor; no lo siento mucho. Esto fue una moto, esto un perro que me mordió, acá me golpeé con una pared chiquita. Pero no me duele. A la mayoría de la gente le duele cualquier moretoncito. Yo después de cada show estoy todo golpeado porque me tiro por todos lados, me peleo con el guitarrista, o me pego en la frente, o en el pecho para enfatizar las letras. Hay gente que se asusta por el dolor; pero yo no, en el momento no lo siento. Tiene que ver con las endorfinas, que es como la morfina que hace el cuerpo. Si vas y tomas heroína, el cuerpo no hace más endorfina. Por eso, cuando dejas, te duele todo, por que el cuerpo aún no hizo la cantidad normal de endorfina. En mi caso, creo que hizo da más y las cosas no me duelen tanto.“
„Cada recuerdo era otra chiquita distinta, pero que llevaba su mismo rostro.“
„En este reino o en una provincia de la Nueva España, yendo cierto español con sus perros a caza de venados o de conejos, un día, no hallando qué cazar, paresciole que tenían hambre los perros, y toma un muchacho chiquito a su madre e con un puñal córtale a tarazones los brazos y las piernas, dando a cada perro su parte; y después de comidos aquellos tarazones échales todo el corpecito en el suelo a todos juntos.“
„Sólo un recelo chiquito y fastidioso, como el grano de tierra que en un ojo se nos mete y nos hace sufrir tanto, me estorba para la felicidad absoluta. Y es la sospecha de que todavía no me quieres bastante, que no has llegado al supremo límite del querer, ¿qué digo límite, si no lo hay?, al principio del último cielo, pues yo no puedo hartarme de pedir más, más, siempre más; y no quiero, no quiero sino cosas infinitas, entérate… todo infinito, infinitísimo, o nada… ¿Cuántos abrazos crees que te voy a dar cuando llegues? Ve contando. Pues tantos como segundos tarde una hormiga en dar la vuelta al globo terráqueo. No; más, muchos más. Tantos como segundos tarde la hormiga en partir en dos, con sus patas, la esferita terrestre, dándole vueltas siempre por una misma línea… Con que saca esa cuenta, tonto.“