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chocolate
Relacionado con: chocolate
„Daisy no lo pensó. Llevaba horas trabajando, su matrimonio era una farsa y había sido humillada en público por el hombre que había jurado honrarla ante Dios. Con rapidez, recogió la tarta con una mano y se la lanzó.-¡Eres un imbécil!Alex extendió las manos automáticamente para impedir que se la arrojara, pero no fue lo suficientemente rápido. La tarta le dio en el hombro y se deshizo en mil pedazos.Ella observó el desastre con una curiosa indiferencia. Trocitos de tarta y azúcar glas habían volado por todas partes. Una pegajosa sustancia blanca salpicaba el pelo, las cejas e incluso las pestañas de Alex. Los pedazos de chocolate que se le habían quedado pegados a la mandíbula cayeron sobre el hombro de su camiseta. La indiferencia de Daisy desapareció cuando vio que se ponía rojo.Iba a matarla.Él intentó limpiarse los ojos a la vez que se movía hacia ella. Daisy se apartó de su camino y, aprovechando la ceguera temporal de Alex, salió corriendo por la puerta.“
„Me comeré a la soledad, bañada en chocolate en la cama de un hotel“
„El condicionamiento ante la muerte empieza a los dieciocho meses. Todo crío pasa dos mañanas cada semana en un Hospital de Moribundos. En estos hospitales encuentran los mejores juguetes, y se les obsequia con helado de chocolate los días que hay defunción. Así aprenden a aceptar la muerte como algo completamente corriente.“
„Busco la perfección. Por eso es tan difícil.–¿Un amor perfecto?–¡No! No pido tanto. Lo que quiero es simple egoísmo. Un egoísmo perfecto. Por ejemplo: te digo que quiero un pastel de fresa, y entonces tú lo dejas todo y vas a comprármelo.Vuelves jadeando y me lo ofreces. «Toma, Midori. Tu pastel de fresa», me dices. Y te suelto:«¡Ya se me han quitado las ganas de comérmelo!». Y lo arrojo por la ventana. Eso es lo que yo quiero.–No creo que eso sea el amor -le dije con semblante atónito.–Sí tiene que ver. Pero tú no lo sabes -replicó Midori-. Para las chicas, a veces esto tiene una gran importancia.–¿Arrojar pasteles de fresa por la ventana?–Sí. Y yo quiero que mi novio me diga lo siguiente: «Ha sido culpa mía. Tendría que haber supuesto que se te quitarían las ganas de comer pastel de fresa. Soy un estúpido, un insensible. Iré a comprarte otra cosa para que me perdones. ¿Qué te apetece? ¿Mousse de chocolate? ¿Tarta de queso?».–¿Y qué sucedería a continuación?–Pues que yo a una persona que hiciera esto por mí la querría mucho.“