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Relacionado con: cierto
„Es cierto que hay cientos de pilotos que vuelan sin temor, en medio de oscuras noches y sobre kilómetros de neblina, pero su tranquilidad no proviene del saber y del control sino de una fe ciega en ese conjunto de piezas de metal que“
„La vida es justamente eso, un camino azaroso entre tentaciones; y la probidad no depende únicamente de la virtud de cada cual, sino también, y en cierta medida, de la suerte. De cómo, cuándo y dónde te han tentado.“
„En boca del mentiroso, hasta lo cierto se hace dudoso.“
„Al cabo de cinco días había vencido mi repugnancia por el whisky. Y una vez hube tomado gusto, la repugnancia que sentía por el whisky se transformó rápidamente en una gran afición, y hasta la actualidad, si bien siempre he dado pruebas de cierta temperancia, nunca he dudado, llegada la ocasión de hacer honor al refresco fundamental y permanente del oficial blanco en Oriente.“
„He aquí… los seres vivientes que componían la nación, a quienes se les mandó en nombre del rey Eduardo VI que marcharan en cierto camino a la salvación, y que marcharan nuevamente en sentido contrario bajo la reina María; y todos los que rehusaban moverse conforme a la primera orden o volverse conforme a la segunda tenían que probar sus convicciones, si fuera necesario, en la horca o la hoguera.“
„Después de cierta edad un hombre es responsable de su cara.“
„En cierto punto de su camino el hombre absurdo es solicitado. La historia no carece de religiones ni de profetas, ni dioses. Se le pide que salte. Todo lo que puede responder es que no comprende bien, que es no es evidente. No quiere hacer, precisamente, sino lo que comprende bien. Le aseguran que eso es pecado de orgullo, pero no entiende la noción de pecado; que quizá el infierno está al final, pero no tiene bastante imaginación para representarse ese extraño porvenir; que pierde la vida inmortal, pero eso le parece fútil”.“
„No es cierto que puedas ser un buen político cuando dejas de ser un buen médico. No es cierto que es preferible ser presidente de Chalchicomula que un mediocre ginecólogo. Si no puedes hacer bien una cosa que durante años has aparentado amar, no podrás hacer ninguna otra cosa mejor que la primera. Lo contrario es mentira, es la prueba más contundente de tu fracaso íntimo, de tu verdadera mediocridad. Pero, claro, existe el sagrado derecho de ser tan mediocre o tan pendejo como se quiera o como se pueda y esto independientemente de todos los éxitos o las glorias aparentes.“
„Matar por haber matado es un castigo incomparablemente mayor que el propio crimen. La muerte en virtud de sentencia es incomparablemente más horrible que la muerte que el criminal produce. Los bandidos matan a su víctima de noche, en pleno bosque o en cualquier otro sitio, y la víctima espera salvarse hasta último momento (…) Pero aquí, toda esta última esperanza, con la que el morir resulta diez veces más fácil, se la quitan de seguro; aquí tenemos la sentencia, y el hecho de que esta se cumplirá a ciencia cierta constituye un tormento espantoso, como no hay otro igual en el mundo.“
„He llegado a entender algo sobre las novelas.-¿Y qué es?-Que no son ciertas.“
„Mi consciencia, –susurró Will. –Tú eres mi consciencia. Siempre lo has sido, James Carstairs. Haré esto por ti, pero primero voy a conseguir una promesa.–¿Qué clase de promesa?–Me pediste hace años que cese de buscar una cura para ti, –dijo Will. –Quiero que me liberes de esa promesa. Déjame mirar, al menos. Libérame para buscar.Jem miró con cierto asombro.–Justo cuando creo que te conozco perfectamente, me sorprendes de nuevo.“
„Quizá fuera cierto lo que la reina seelie había dicho: el amor nos hace mentirosos.“
„He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?“
„Hasta ese momento Archimboldi nunca había pensado en la fama. Hitler era famoso. Goering era famoso. La gente que él amaba o que recordaba con nostalgia no era famosa, sino que cubría ciertas necesidades. Döblin era su consuelo. Ansky era su fuerza. Ingeborg era su alegría. El desaparecido Hugo Halder era la levedad de su vida. Su hermana, de la que no sabía nada, era su propia inocencia. Por supuesto, también eran otras cosas. Incluso, a veces, eran todas las cosas juntas, pero no la fama, que cuando no se cimentaba en el arribismo, lo hacía en el equívoco y en la mentira. Además, la fama era reductora. Todo lo que iba a parar en la fama y todo lo que procedía de la fama inevitablemente se reducía. Los mensajes de la fama eran primarios. La fama y la literatura eran enemigas irreconciliables.“
„Todos estamos acostumbrados a morirnos cada cierto tiempo y tan poco a poco que la verdad es que cada día estamos más vivos. Infinitamente viejos e infinitamente vivos.“
„Uno nunca termina de leer, aunque los libros se acaben, de la misma manera que uno nunca termina de vivir, aunque la muerte sea un hecho cierto.“
„Durante el tiempo en que permaneció en su celda Ivánov se hizo amigo de una rata a la que puso el nombre de Nikita.Por las noches, cuando la rata aparecía, Ivánov sostenía largas conversaciones con ella. No hablaban, como pudiera suponerse, de literatura ni mucho menos de política sino de sus respectivas infancias. Ivánov le contaba a la rata cosas de su madre, en la que solía pensar a menudo, y cosas de sus hermanos, pero evitaba hablar de su padre. La rata, en un ruso apenas susurrado, le hablaba a su vez de las alcantarillas de Moscú, del cielo de las alcantarillas en donde, debido al florecimiento de ciertos detritus o a un proceso de fosforescencia inexplicable, siempre hay estrellas. Le hablaba también de la tibieza de su madre, de las travesuras sin sentido de sus hermanas y de la enorme risa que estas travesuras solían provocarle y que aún hoy, en el recuerdo, le dibujaban una sonrisa en su escuálida cara de rata.A veces Ivánov se dejaba llevar por el abatimiento, apoyaba una mejilla en la palma de la mano y le preguntaba a Nikita qué sería de ellos.“
„Un poeta lo puede soportar todo. Lo que equivale a decir que un hombre lo puede soportar todo. Pero no es verdad: son pocas cosas las que un hombre puede soportar. Soportar de verdad. Un poeta, en cambio, lo puede soportar todo. Con esta convicción crecimos. El primer enunciado es cierto, pero conduce a la ruina, a la locura, a la muerte.“
„Siempre he sentido una repugnancia casi física por las cosas secretas, las intrigas, la diplomacia, las sociedades secretas, el ocultismo. Sobre todo siempre me han molestado estas dos últimas cosas: la pretensión que tienen ciertos hombres de saber, mediante un entendimiento con dioses o maestros o Demiurgos –entre ellos, excluidos todos nosotros–, los grandes secretos que son los fundamentos del mundo.“
„No tenemos, es cierto, un concepto de valor de aplicación a la obra que realizamos. La realizamos, es verdad, para distraernos, pero no como el preso que teje el esparto tratando de distraer al Destino, sino como la niña que borda almohadas para distraerse sin más. Considero la vida un apeadero donde tengo que esperar hasta que llegue la diligencia del abismo. No“
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