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Relacionado con: columna
„Y por lo tanto yo estoy dispuesto a levantarme y a abandonar la mesa porque yo he venido aquí a hablar de mi libro y no a hablar de lo que opine el personal, que me da lo mismo, porque para eso tengo mi columna y mi opinión diaria. […] Es que pasa el tiempo, se acaba el tiempo, entra la publicidad, entran unos vídeos absurdos que todos hemos visto ya, y no se habla de mi libro. Pues entonces, ¿a qué he venido yo aquí? Yo, cuando voy a una televisión, es que me pagan, porque yo no vengo a las televisiones como un paria, ¿comprendes?, gratuitamente.“
„La dicha es una cosa tan rara en este mundo, que el hombre no ha pensado en inventar palabras para expresarla, mientras el vocabulario de los sufrimientos morales y físicos llena innumerables columnas en los diccionarios de todas las lenguas.“
„Luego, estando yo a punto de dormirme, la así con fuerza por la muñeca. —Ni se te ocurra marcharte de aquí sin decirme nada —le dije. —Átame a las columnas y entonces no podré irme —me susurró al oído.“
„El apócrifo aviso de la columna de ‘busco trabajo’-‘tengo auto, puedo viajar’- puede servir como epítome de la nueva problemática de vida, junto con la duda que acosa actualmente a los directores de los laboratorios tecnológicos y científicos: ‘Hemos encontrado la solución, ahora encontremos un problema’. La pregunta ‘Qué puedo hacer?’ ha llegado a dominar la acción, minimizando y desplazando a pregunta ‘como puedo hacer mejor lo que tengo que hacer de todos modos?“
„Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente.“
„La aurora de Nueva York tienecuatro columnas de cienoy un huracán de negras palomasque chapotean las aguas podridas“
„No son los filósofos sino los que se dedican a la marquetería y los coleccionistas de sellos los que constituyen la columna vertebral de la sociedad.“
„Cuando los elementos están dispuestos en columnas verticales de acuerdo con el incremento de su peso atómico, de modo que las líneas horizontales contengan elementos análogos, de nuevo según el aumento de peso atómico, se produce una ordenación a partir de la cual se pueden sacar varias conclusiones generales.“
„Es octubre, un día húmedo. Desde la ventana del hotel veo demasiadas cosas de esta ciudad del Medio Oeste. Veo cómo se encienden las luces de algunos edificios, veo cómo el humo de las altas chimeneas se alza en columnas espesas. Me gustaría no tener que mirar.“
„La tumba de los héroes es el universo entero y no está en las columnas recargadas de fastuosas inscripciones.“
„Las ciencias, las artes, y el comercio son una de las columnas más fuertes del edificio social, pero nunca serán la base. La sociedad descansa sobre un cimiento más sólido; sobre la moral.“
„Resultado común y natural de un respeto indebido por la ley es que uno pueda ver, por ejemplo, una columna militar: coronel, capitán, cabo, soldados rasos, artilleros, etc. marchando en admirable orden colina arriba, colina abajo y valle a través en dirección al frente. ¡En contra de su voluntad! ¡Sí! Contra su sentido común y su conciencia, lo que hace del marchar tarea ardua, en verdad, y causa se sobresalto cardíaco. A ninguno de ellos cabe la menor duda de que el asunto que les ocupa es ciertamente condenable; su inclinación auténtica se orienta hacia el hacer pacífico. Y bien ¿cómo los describiríamos? ¿Son acaso personas? ¿Pequeños objetos, parapetos, pertrechos movibles a voluntad, al servicio de alguien sin escrúpulos que detenta el poder? Visitad un establecimiento naval y contemplad al marino, es decir, a lo que puede hacer de un hombre el gobierno americano o alguien provisto de malas artes… una simple sombra, un vestigio de humanidad, un ser vivo y de pie, pero enterrado ya, podría decirse, bajo salvas y demás ceremonias.“
„Ahora me entregaré. Ahora me soltaré. Ahora por fin liberaré el retenido, el violentamente rechazado deseo de ser consumida. Juntos galoparemos por desiertas colinas, en las que la golondrina hunde las puntas de las alas en oscuras lagunas y las columnas erectas se conservan enteras. A la ola que se estrella en la playa, a la ola que lanza su blanca espuma hasta los más lejanos confines de la tierra, arrojo mis violetas, mi ofrenda a Percival“
„Un dedo gélido le oprimió suavemente la base de la columna, provocándole un escalofrió. Se le unieron otro dedos, que de pronto empezaron a subirle por las vertebras a lo largo de la espalda, recorriéndole la espina dorsal como si fuera un instrumento musical.“
„No existe viaje alguno que te exonere de tus pasiones, de tus enojos, de tus temores; porque si existiera alguno las gentes, en apretadas columnas, lo llevarían a cabo.“
„Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad.“
„Bianca arrugó el entrecejo.-Parecen…-Dedos de pies – se adelantó GroverBianca asintió.-Pero colosales.Zoë y Thalia se miraron, nerviosas.-Daremos un rodeo – dijo Thalia-. A buena distancia.-Pero la carretera está allí mimo -protesté-. Es más fácil trepar por ahí.»¡Tong!»Thalia blandió su lanza, Zoë sacó el arco. Pero sólo era Grover. Había lanzado un trozo de metal hacia aquellos dedos gigantescos y había acertado a uno. Por la manera de resonar, las columnas parecían huecas.-¿Por qué has hecho eso? -lo riño Zoë-Grover la miró, avergonzado.-No sé. No me gustan los pies postizos.“
„La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas.“
„Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)“