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„Don Quijote no fue conquistador, fue conquistado. Pero en su derrota, tal como nos enseñó Cervantes, demostró que ‘la única cosa que nos queda frente a esa ineludible derrote que se llama vida es intentar comprenderla’.“
„Don Quijote no fue conquistador, fue conquistado. Pero en su derrota, tal como nos enseñó Cervantes, demostró que.“
„Los viajeros y conquistadores griegos y romanos reconocían sin mayor dificultad a sus propios dioses en todas partes y decían: éste es Mercurio; aquélla es Venus; éste, Marte; aquél, Neptuno, cualquiera fuera el nombre con que se designara a los dioses extranjeros.“
„El conquistador, por cuidar su conquista, se convierte en esclavo de lo que conquistó. Es decir que, jodiendo, se jodió.“
„La disciplina es necesaria únicamente para los conquistadores.“
„la admiración por el Padre, símbolo de lo cerrado y agresivo, capaz de chingar y abrir, se transparenta en una expresión que empleamos cuando queremos imponer a otro nuestra superioridad: «Yo soy tu padre» […] No es el fundador de un pueblo; no es el patriarca que ejerce la patria protestad; no es rey, juez, jefe de clan. Es el poder, aislado en su misma potencia, sin relación ni compromiso con el mundo exterior. Es la incomunicación pura, la soledad que se devora a sí misma y devora lo que toca. No pertenece a nuestro mundo; no es de nuestra ciudad; no vive en nuestro barrio. Viene de lejos, está lejos siempre. Es el extraño. Es imposible no advertir la semejanza que guarda la figura del «macho» con la del conquistador español. Ése es el modelo –más mítico que real– que rige las representaciones que el pueblo mexicano se ha hecho de los poderosos: caciques, señores feudales, hacendados, políticos, generales, capitanes de industria. Todos ellos son «machos, «chingones».“
„A un ejército conquistador apostado en la frontera no se le detiene con elocuencia.“
„No ignoramos que todas las iglesias están contra nosotros, un corazón tan tenso se sustrae a lo eterno y todas las iglesias, divinas y políticas, aspiran a lo eterno. La dicha y el valor, el salario y la justicia son para ellas fines secundarios. Proporcionan una doctrina y hay que consentir en ella. Pero yo nada tengo que ver con las ideas de lo eterno. Puedo tocar con la mano las verdades a mi medida. No puedo separarme de ellas. Por eso no se puede fundar nada en mi: nada del conquistador perdura, ni siquiera sus doctrinas.“
„¿Puedes escucharlos? –reclamó. –¡Oh, eso no es justo para nada!–Todo es muy romántico, –dijo Gabriel y frunció el ceño. – O lo sería si mi hermano pudiera soltar una palabra sin sonar como una rana atragantándose. Me temo que no pasará a la historia como uno de los máximos conquistadores de las mujeres en el mundo.“
„¿Quién lee para llegar al final, por deseable que éste sea? ¿Acaso no hay ocupaciones que practicamos porque son buenas en sí mismas, y placeres que son absolutos? ¿Y no está éste entre ellos? A veces he soñado que cuando llegue el Día del Juicio y los grandes conquistadores y abogados y estadistas vayan a recibir sus recompensas – sus coronas, sus laureles, sus nombres grabados indeleblemente en mármol imperecedero-, el Todopoderosos se volverá hacia Pedro y le dirá, no sin cierta envidia cuando nos vea llegar con nuestros libros bajo el brazo: «Mira, ésos no necesitan recompensa. No tenemos nada que darles. Han amado la lectura.“
„Cuando pienso en algunos persas, los hindúes, los árabes que conocí, cuando pienso en el carácter de que daban muestras, en su gracia, en su ternura, en su inteligencia, en su santidad, escupo a los conquistadores blancos, los degenerados británicos, los testarudos alemanes, los relamidos y presumidos franceses.“
„Una búsqueda comienza siempre con la suerte del principiante y termina siempre con la prueba del conquistador.“
„Comprobaréis, señora, que los conquistadores carecen de vergüenza: llegan como mendigos, se comportan como ladrones y se creen señores.“
„Recorría sin descanso la inmensidad del sur con su pequeño ejército, adentrándose en los bosques húmedos y sombríos, bajo la alta cúpula verde tejida por los árboles más nobles y coronada por la soberbia araucaria, que se perfilaba contra el cielo con su dura geometría. Las patas de los caballos pisaban un colchón fragante de humus, mientras los jinetes se abrían camino con las espadas en la espesura, a ratos impenetrable, de los helechos. Cruzaban arroyos de aguas frías, donde los pájaros solían quedar congelados en las orillas, las mismas aguas donde las madres mapuche sumergían a los recién nacidos. Los lagos eran prístinos espejos del azul intenso del cielo, tan quietos, podían contarse las piedrecillas en el fondo. Las arañas tejían sus encajes, perlados de rocío, entre las ramas de robles, arrayanes y avellanos. Las aves del bosque cantaban reunidas, diuca, chincol, jilguero, torcaza, tordo, zorzal, y hasta el pájaro carpintero, marcando el ritmo con su infatigable tac-tac-tac. Al paso de los caballeros se levantaban nubes de mariposas y los venados, curiosos, se acercaban a saludar. La luz se filtraba entre las hojas y dibujaba sombras en el paisaje; la niebla subía del suelo tibio y envolvía el mundo en un hálito de misterio. Lluvia y más lluvia, ríos, lagos, cascadas de aguas blancas y espumosas, un universo líquido. Y al fondo, siempre, las montañas nevadas, los volcanes humeantes, las nubes viajeras. En otoño el paisaje era de oro y sangre, enjoyado, magnífico. A Pedro de Valdivia se le escapaba el alma y se le quedaba enredada entre los esbeltos troncos vestidos de musgo, fino terciopelo. El Jardín del Edén, la tierra prometida, el paraíso. Mudo, mojado de lágrimas, el conquistador conquistado iba descubriendo el lugar donde acaba la tierra, Chile.“
„…¿quién nos garantiza a nosotros que la democracia moderna, el todavías más moderno anarquismo y, ante todo, aquella tendencia hacia la ´´commune´´, hacia la forma más primitiva de sociedad, que hoy es propia de todos los socialistas de Europa. no significan en lo esencial un enorme ´´atavisno´´ – y que la raza de los conquistadores y ´´señores´´, la raza se los arios, no está sucumbiendo incluso fisiológicamente?…“
„… la raza aria de los conquistadores, que se habían convertido en los dueños,…“