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Relacionado con: deseo
„Un solo deseo basta para poblar todo el mundo.“
„El hombre llega mucho más lejos para evitar lo que teme que para alcanzar lo que desea.“
„Los deseos se tienen, no se piden. Lo que se pide es el objeto del deseo.“
„Si usted desea que su hijo a caminar dignamente por el mundo, no debe intentar despejar las piedras de su camino, pero enseñarle a caminar firmemente sobre ellas – no insistir en lo que lleva de la mano, pero vamos a aprender a ir sola.“
„En mis prisas por salir hacia la vida, me había aferrado de la mano de un hombre cuyo único deseo era que lo acompañara a la cueva donde se escondía de ella.“
„Ya no mujer joven sino mujer rotunda. Mis deseos ya no intuiciones sino certezas.“
„(…) para las notas particulares, y que deseo llamen la atención, me punzo los dedos y escribo con mi sangre.“
„Ya está usted tranquilo, ¿no? ¿Porque me he dirigido a usted antes que a nadie para compartir la alegría del deseo que me ha entrado? Sin duda; porque he comprendido que me quiere por mí y no por usted, mientras que los demás nunca me han querido más que por sí mismos.“
„Yo soy orgullosa, es decir, inconquistable; maltrato a los pretendientes pero sin la menor pretensión de retenerlos. Los hombres dicen que soy coqueta, porque tienen el amor propio de creer que los deseo.“
„La culpa no era de Dantés, sino de la naturaleza, que haciendo tan limitado el poder del hombre, le ha puesto deseos infinitos.“
„Deseo que de esta oscuridad broten manadas de perros rabiosos, víboras, escorpiones, enormes serpientes marinas. Deseo que mientras estoy aquí sentada, a la orilla del mar, de la noche lleguen asesinos que desgarren mi cuerpo. Sí, sí, que se me castigue por mi inutilidad, que me ocurra lo peor, algo tan devastador que me impida enfrentarme a esta noche, a mañana, a las horas y a los días que vendrán para confirmarme mi constitución inadecuada.“
„Lo que sobre todo me atrajo de la filosofía fue que suponía que iba derecha a lo esencial. Nunca me habían gustado los detalles, veía el sentido global de las cosas más que sus singularidades y prefería comprender a ver; yo siempre había deseado conocerlo todo; la filosofía me permitiría alcanzar ese deseo, pues apuntaba a la totalidad de lo real; se instalaba en seguida en su corazón y me revelaba en vez de un decepcionante torbellino de hechos o de leyes empíricas un orden, una razón, una necesidad. Ciencias, literatura, todas las otras disciplinas me parecieron parientes pobres.“
„A menudo me he interrogado sobre la razón y el sentido de mis rabietas. Creo que se explican en parte por una vitalidad fogosa y por un extremismo al cual nunca he renunciado del todo. Llevaba mis repugnancias hasta el vómito, mis deseos hasta la obsesión; un abismo separaba las cosas que me gustaban de las que no me gustaban. No podía aceptar con indiferencia la caída que me precipitaba de la plenitud al vacío, de la beatitud al horror; si la consideraba fatal, me resignaba; nunca me enojé contra un objeto. Pero me negaba a ceder a esa fuerza impalpable: las palabras; lo que mesublevaba es que una frase lanzada al descuido: «Debes hacerlo… no debes hacerlo», arruinara en un instante mis empresas y mis alegrías. Loarbitrario de las órdenes y de las prohibiciones contra las que chocaba denunciaba su inconsistencia; ayer pelé un durazno: ¿por qué no esa ciruela?, ¿por qué dejar mis juegos justo en este minuto? En todas partes encontraba obligaciones, en ninguna parte su necesidad. En el corazón de la ley que me abrumaba con el implacable rigor de las piedras, yo entreveíauna ausencia vertiginosa: me sumergía en ese abismo, la boca desgarrada por gritos. Aferrándome al suelo, pataleando, oponía mi peso de carne al aéreo poder que me tiranizaba; lo obligaba a materializarse; me encerraban en un cuarto oscuro entre escobas y plumeros; entonces podía golpear con los pies y las manos en muros verdaderos, en vez de debatirme contra inasibles voluntades. Yo sabía que esa lucha era vana; desde el momento en que mamá me había sacado de las manos la ciruela sangrienta, en que Louise había guardado en su bolsa mi pala y mis moldes, yo estaba vencida; pero no me rendía. Cumplía el trabajo de la derrota. Mis sobresaltos, las lágrimas que me cegaban, quebraban el tiempo, borraban el espacio, abolían a la vez el objeto de mi deseo y los obstáculos que me separaban de él. Me hundía en la noche de la impotencia; ya nada quedaba salvo mi presencia desnuda y ellaexplotaba en largos aullidos.“
„Divino Creador, tú que puedes mirar en lo más profundo de mi alma, sabes que allí vive el amor hacia el hombre y el deseo de hacer el bien“
„Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo, y acabarás lográndolo.“
„Si los deseos fueran caballos, los mendigos serían jinetes.“
„El deseo es la esencia misma del hombre, en cuanto se concibe determinada a actuar sobre algo, merced a cualquier afección dada a la propia esencia.“
„El derecho natural de cada hombre no se determina, pues, por la sana razón, sino por el deseo y el poder.“
„El deseo es la verdadera esencia del hombre.“
„Ni hay nadie tampoco que no desee vivir, en cuanto pueda, con seguridad y sin miedo.“
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