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„La corrupción se detiene en la puerta de mi despacho“
„Claro que México es un narcoestado, cuando no hay alternativas hay dos tipos de hombres: aquel que se resigna a ser un siervo o esclavo en la milpa o el que decide que va a pelear hasta reventar para salir de eso. Y este último es el que hace las cosas: el que conquista América, el que lleva el narco, etcétera. Por eso tengo más simpatía por aquel que se arriesga y se la juega que por el hijo de puta que está detrás de un despacho, en Los Pinos o donde sea, no se juega nada y está a la hora de recibir el dinero fruto del beneficio de la operación.“
„La sucia España de toda la vida, enferma de sí misma; la del rencor y la envidia cobarde; la del por qué él y yo no; la que desprecia cuanto ignora y odia cuanto envidia; la que retorna pidiendo cerillas y haces de leña, exigiendo cunetas y paredones donde ajustar cuentas; la que sólo se calma cuando le meten dinero en el bolsillo o ve pasar el cadáver del vecino de quien codicia la casa, el coche, la mujer, la hacienda. Al observar el comedero de cerdos en que, con la complicidad ciudadana, nuestra infame clase política ha convertido treinta años de democracia bien establecida, se comprenden muchos momentos terribles de nuestra historia.(…)Si retrocediéramos en el tiempo y nos dieran un Máuser, un despacho de Gobernación, una toga de juez en juicio sumarísimo, llenaríamos de nuevo los cementerios.(…)El problema somos nosotros: la vieja, triste y ruin España.“
„Los ministros del Evangelio deben ser personas capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su noche y su oscuridad sin perderse. El pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios clérigos de despacho.“
„Nunca renunció formalmente. Una mañana se limitó a salir tarde de su despacho y no ha vuelto.Aunque ya ha transcurrido más de un siglo, muchos miembros del personal de la Guía siguen conservando la idea romántica de que sólo ha salido a tomar un croissant de jamón, y que volverá a cumplir una tarde de trabajo continuado.“
„Lo había arrojado prácticamente de su despacho, permaneciendo sentada, presa de incrédulo horror, pensando en que la frase más venenosa que hubiera oído jamás había sido pronunciada como quien declara un principio de integridad moral.“
„Por alguna razón, cuando uno se sienta en el sillón de un despacho, al otro lado de la mesa o en el asiento del conductor de autobús, o cuando sencillamente se preuba uno la gorra de un policía o sujeta el cuchillo de un carnicero, se siente por un segundo como si fuera esa persona, como si pudiera ser ese otro durante toda una vida. Así es como me siento, sentado en la cama, pensado qué clase de vida es ésta. Cuando el viejo sale del baño, la cama, la habitación, todo vuelve alrededor, vuelve a ser suyo.“
„El que corre corre hacia la muerte, que a veces se comporta como una verdadera haragana y se sienta simplemente a esperar a que el cristiano trabaje por ella y tome un revólver el apurado y se despache de un tiro cualquiera en el corazón.“
„A Leopoldo LugonesLos rumores de la plaza quedan atrás y entro en la Biblioteca. De una manera casi física siento la gravitación de los libros, el ámbito sereno de un orden, el tiempo disecado y conservado mágicamente. A izquierda y a derecha, absortos en su lúcido sueño, se perfilan los rostros momentáneos de los lectores, a la luz de las lámparas estudiosas, como en la hipálage de Milton. Recuerdo haber recordado ya esa figura, en este lugar, y después aquel otro epíteto que también define por el contorno, el árido camello del Lunario, y después aquel hexámetro de la Eneida, que maneja y supera el mismo artificio:Ibant obscuri sola sub nocte per umbram.Estas reflexiones me dejan en la puerta de su despacho. Entro; cambiamos unas cuantas convencionales y cordiales palabras y le doy este libro. Si no me engaño, usted no me malquería, Lugones, y le hubiera gustado que le gustara algún trabajo mío. Ello no ocurrió nunca, pero esta vez usted vuelve las páginas y lee con aprobación algún verso, acaso porque en él ha reconocido su propia voz, acaso porque la práctica deficiente le importa menos que la sana teoría.En este punto se deshace mi sueño, como el agua en el agua. La vasta biblioteca que me rodea está en la calle México, no en la calle Rodríguez Peña, y usted, Lugones, se mató a principios del treinta y ocho. Mi vanidad y mi nostalgia han armado una escena imposible. Así será (me digo) pero mañana yo también habré muerto y se confundirán nuestros tiempos y la cronología se perderá en un orbe de símbolos y de algún modo será justo afirmar que yo le he traído este libro y que usted lo ha aceptado.“