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Relacionado con: dignidad
„Mi plan es envejecer sin dignidad. Seré uno de esos viejos ridículos que se tiñen el pelo y van a las discotecas a corretear jovencitas.“
„Luchar, luchar, luchar, ese es el precio por conquistar la Libertad y al mismo tiempo, los laureles de gloria, para quienes están dispuestos a vivir con dignidad“
„La propia guerra, sin embargo, no necesita ningún motivo especial, sino que parece que está inserta en la naturaleza humana e, incluso, parece estar considerada como algo noble, a lo que el hombre tiende por un impulso de honor desprovisto de egoísmo, de modo que tanto los salvajes americanos como los europeos en la época de la caballería estiman que el coraje guerrero tiene un gran valor natural, no sólo cuando hay guerra -lo cual es razonable- sino que estiman también valioso que haya guerra, y con frecuencia se han comenzado guerras para mostrar simplemente aquel coraje, con lo que le dan a la guerra una dignidad intrínseca, hasta el punto de que algunos filósofos alaban la guerra como un cierto ennoblecimiento de la humanidad, olvidándose del dicho de aquel griego: «lo malo de la guerra es que hace más gente mala que la que se lleva».“
„El ser humano, considerado como persona, está situado por encima de cualquier precio, porque, como tal, no puede valorarse solo como medio para fines ajenos, incluso para sus propios fines, sino como fin en sí mismo; es decir, posee una dignidad (un valor interno absoluto), gracias a la cual infunde respeto a todos los demás seres racionales del mundo, puede medirse con cualquier otro de esta clase y valorarse en pie de igualdad.“
„La perfección de la propia conducta estriba en mantener cada cual su dignidad sin perjudicar la libertad ajena.“
„¿Puede Fernando dar Constitución a sus pueblos desde el cautiverio en que gime? No. ¿Pretende acaso el rey, que continuemos en nuestra antigua Constitución? Le diríamos que no conocemos ninguna y que las Leyes arbitrarias, dictadas por la codicia para esclavos y colonos, no pueden reglar la suerte de unos hombres que desean ser libres. ¿Aspiraría el Rey a que viviésemos en la misma miseria que antes y continuásemos formando un grupo de hombres a quien un virrey puede decir impunemente que han sido destinados por la naturaleza para «vegetar en la oscuridad y el abatimiento»? El cuerpo de dos millones de hombres debería responderle: Hombre imprudente, qué descubres en tu persona que te haga superior a las nuestras? ¿Cuál sería tu imperio, si no te lo hubiésemos dado nosotros? ¿Acaso hemos depositado en ti nuestros poderes para que los emplees en nuestra desgracia? Tenías obligación de formar tú mismo nuestra felicidad, éste es el precio a que únicamente pusimos la corona en tu cabeza. Te la dejaste arrebatar por un acto de inexperiencia, capaz de hacer dudar, si estabas excluído del número de aquellos hombres a quienes parece haber criado la naturaleza para dirigir a los otros; reducido a prisiones e imposibilitado de desempeñar tus deberes, hemos tomado el ímprobo trabajo de ejecutar por nosotros mismos lo que debieran haber hecho los que se llaman nuestros reyes; si te opones a nuestro bien, no mereces reinar sobre nosotros, y si quieres manifestarte acreedor a la elevada dignidad que te hemos conferido, debes congratularte de verte colocado al frente de una nación libre. ¿Podría el Rey oponerse a las resoluciones del Congreso? Semejante duda sería un delito. El Rey, a su regreso, no podría resistir una Constitución a la que aún estando al frente de las Cortes, debió siempre conformarse… y si algún día logra la libertad porque suspiramos, una sencilla transmisión le restituiría al trono de sus mayores con las variaciones y reformas que los pueblos hubiesen establecido para precaver los funestos resultados de un poder arbitrario.“
„Dignidad sin mérito se hace acreedora de cumplidos sin estimación.“
„Desde niños nos enseñan a sufrir con dignidad las derrotas, concepción que no carece de grandeza.“
„Nuestra historia está llena de frases y episodios que revelan la indiferencia de nuestros héroes ante el dolor o el peligro. Desde niños nos enseñan a sufrir con dignidad las derrotas, concepción que no carece de grandeza. Y si no todos somos estóicos e impasibles –como Juárez y Cuauhtémoc– al menos procuramos ser resignados, pacientes y sufridos. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad.“
„Mi dignidad le pide a quien no me hace daño que no me haga daño, y a quien me hace daño no le pide nada.“
„Iniciamos una etapa que sin duda será difícil, porque tenemos todos, la enorme responsabilidad de asegurar hoy, y para los tiempos, la democracia y el respeto por la dignidad del hombre en la tierra argentina.“
„¡Qué lejos hay que ir a buscar para comprar la dignidad!“
„En un mitin en Atzcapotzalco un policía subió a hablar; dijo que él era un hombre con dignidad, se quitó el uniforme y lo pisoteó. Luego nos pidió dinero para irse a su tierra. Estaba llorando de coraje.• Julián Acevedo Maldonado, estudiante de la Facultad de Derecho de la UNAM.“
„Ahí estaba Neruda y unos metros más atrás estaba yo y en medio la noche, la luna, la estatua ecuestre, las plantas y las maderas de Chile, la oscura dignidad de la patria. Una historia como ésta seguro que no la tiene el joven envejecido. Él no conoció a Neruda. Él no conoció a ningún gran escritor de nuestra república en condiciones tan esenciales como la que acabo de recordar. Qué importa lo que pasara antes y lo que pasara después. Allí estaba Neruda recitando versos a la luna, a los elementos de la tierra y a los astros cuya naturaleza desconocemos mas intuimos. Allí estaba yo, temblando de frío en el interior de mi sotana que en aquel momento me pareció de una talla muy por encima de mi talla, una catedral en la que yo habitaba desnudo y con los ojos abiertos. Allí estaba Neruda musitando palabras cuyo sentido se me escapaba pero con cuya esencialidad comulgué desde el primer segundo. Y allí estaba yo, con lágrimas en los ojos, un pobre clérigo perdido en las vastedades de la patria, disfrutando golosamente de las palabras de nuestro más excelso poeta.“
„No debo buscar mi dignidad en el espacio, sino en el gobierno de mi pensamiento. No tendré más aunque posea mundos. Si fuera por el espacio, el universo me rodearía y se me tragaría como un átomo; pero por el pensamiento yo abrazo al mundo.“
„Aquel gentío, aquellos gritos, 《¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!》, aquellas banderas españolas… Nadie trabajaba esa tarde. Las empresas habían dado permiso a sus empleados para ir a recibir al 《salvador》de la patria. Y la gente, como una alfombra extendida sobre las calles, lo llenaba todo, hasta el último rincón. ¿La misma gente que había luchado por la República? ¿La misma cuyos padres, maridos o hijos habían caído en el frente? ¿La misma que soportó los atroces bombardeos que buscaban crear el máximo miedo en la población civil? ¿La misma que pasó hambre y frío? Aquella mañana del 26 de enero de 1939, viendo a las tropas victoriosas entrando por la Diagonal, se preguntó de dónde sacaban los supervivientes las banderas, y si el entusiasmo y la alegría eran reales o un simple alivio por el fin de la guerra. Habían pasado poco más de diez años y todo seguía igual o… Banderas, saludos fascistas, gritos de adhesión al vencedor.¿Tan rápido el olvido?¿Tanta necesidad de paz a cualquier precio?¿Tanto miedo que masticar y tragar con tal de seguir adelante?¿Y los más de cien mil cadáveres enterrados en cunetas y montañas, fosas comunes y cementerios, a la espera de un tiempo mejor en el que volver a merecer un respeto y recuperar su dignidad, mientras el régimen seguía fusilando y aumentando la cuenta?El dictador volvía por tercera vez a Barcelona y allí estaba la ciudad rendida a sus pies.Tal vez los que permanecían en sus casas fueran más numerosos, mucho más, pero ellos callaban.También lo hacían algunos de los presentes, obligados a presenciar toda aquella parafernalia porque si no podían ser represaliados por sus empresas, que en caso de estar lejos habían puesto autocares para la movilidad de sus empleados. Era un día sin excusas. Hasta los enfermos debían curarse milagrosamente.“
„Vestía con la misma sobriedad que el hombre de la escopeta: ropas sencillas, discretas, con aire de usadas, pero aun con ellas no perdía el punto de elegancia y clase, la dignidad de la que siempre se había revestido. La misma que no se perdía ni se ganaba con una guerra, porque iba pegada a la piel y al carácter como un sello de poder.“
„Ya me he cansé de hacer el primo. Hoy es primordial mi dignidad, voy a asesinar lo que he sido….“
„Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización.». (Antes del fin, 1999).“
„El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa (…) para no dejar subsistir otro vinculo entre los hombres que el frío interés, el cruel ‘pago al contado’ (…) Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de intercambio (…) ha establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal.“
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