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Relacionado con: ducha
„El sistema penitenciario en Noruega funciona fatal. Te dan cama, ducha y no usan violencia ¡Es ridículo! Les tuve que incitar para que me golpearan y les insistí en que me metieran en una mazmorra de verdad.“
„Desde luego no vivimos un matrimonio decuento de hadas, no me ducha con pétalos de rosa ni me lleva fines de semana a París, pero cuando me corto el pelo se da cuenta. Cuando me arreglo para salir me hace un cumplido. Cuando lloro, me seca las lágrimas. ¿Y quién necesita París cuando te pueden dar un abrazo?“
„Levántate y date una ducha, cabrón.–¿Qué pasa?–A mí no me vengas con qué pasa. Anoche fumaste marihuana.–Pero no era nada buena, de todos modos –dije, y me fui al baño.“
„Qué absorbente es esta vida, misteriosa e infinitamente rica. Y en la gran plaza dondelos taxis corrían y giraban tan deprisa, había parejas paseando sin rumbo, demorándose,abrazándose, encogidos bajo la ducha de un árbol; eso sí que era emocionante; tansilenciosos, tan absortos, que uno pasaba de largo discreta y tímidamente, como si se tratasede alguna ceremonia sagrada que resultaría impío interrumpir.“
„Entro de noche a mi ciudad, yo bajo a mi ciudad donde me esperan o me duelen, donde tengo que huir de alguna abominable cita, de lo que ya no tiene nombre, una cita con dedos, con pedazos de carne en un armario, con una ducha que no encuentro, en mi ciudad hay duchas, hay un canal que corta por el medio mi ciudad y navíos enormes sin mástiles pasan en un silencio intolerable hacia un destino que conozco pero que olvido al regresar, hacia un destino que niega mi ciudad donde nadie se embarca, donde se está para quedarse aunque los barcos pasen y desde el liso puente alguno esté mirando mi ciudad.Entro sin saber cómo en mi ciudad, a veces otras noches salgo a calles o casas y sé que no es mi ciudad (…).“
„La muerte podía estar en una bolsa de cacahuetes, en un trozo de carne que se te atravesara, en el siguiente paquete de cigarrillos. Siempre te andaba rondando, de guardia en todas las estaciones de control entre lo mortal y lo eterno. Agujas infectadas, insectos venenosos, cables mal aislados, incendios forestales. Patines que lanzaban a intrépidos chiquillos a cruces muy transitados. Cada vez que te metes en la bañera para darte una ducha, Oz te acompaña: ducha para dos.Cada vez que subes a un avión, Oz lleva tu misma tarjeta de embarque. Está en el agua que bebes y en la comida que comes. «¿Quién anda ahí?», gritas en la oscuridad cuando estás solo y asustado, y es él quien te responde: Tranquilo, soy yo. Eh, ¿cómo va eso? Tienes un cáncer en el vientre, qué lata, chico, sí que lo siento. ¡Cólera! ¡Septicemia! ¡Leucemia! ¡Arteriosclerosis! ¡Trombosis coronaria! ¡Encefalitis! ¡Osteomielitis! ¡Ajajá, vamos allá!Un chorizo en un portal, con una navaja en la mano. Una llamada telefónica a medianoche. Sangre que hierve con ácido de la batería en una rampa de salida de una autopista de Carolina del Norte. Puñados de píldoras: anda, traga. Ese tono azulado de las uñas que sigue a la muerte por asfixia; en su último esfuerzo por aferrarse a la vida, el cerebro absorbe todo el oxígeno que queda en el cuerpo, incluso el de las células vivas que están debajo de las uñas.Hola, chicos, me llamo Oz el Ggande y Teggible, pero podéis llamarme Oz a secas. Al fin y al cabo, somos viejos amigos. Pasaba por aquí y he entrado un momento para traerte este pequeño infarto, este derrame cerebral, etcétera; lo siento, no puedo quedarme, tengo un parto con hemorragia y, luego, inhalación de humo tóxico en Omaha.Y la vocecita sigue gritando: «¡Te quiero, Tigger, te quiero! ¡Creo en ti, Tigger! ¡Siempre te querré y creeré en ti, y seguiré siendo niña, y el único Oz que habitará en mi corazón será ese simpático impostor de Nebraska! Te quiero…».Vamos patrullando, mi hijo y yo…, porque lo que importa no es el sexo ni la guerra, sino la noble y terrible batalla sin esperanza contra Oz, el Ggande y Teggible.“
„Grace sintió una oleada de pesar al verlo así y deseó poder reconfortarlo. Quería ayudarlo más que nunca.De hecho, quería… Lo quería a él. Y punto.Se quedó con la boca abierta cuando el verdadero significado de sus pensamientos se abrió camino en su mente. Lo amaba.Lo amaba profunda, verdadera y locamente.¿Cómo no iba a amarlo?Con el corazón desbocado, Grace recorrió los libros del vestidor con la mirada. Los recuerdos la asaltaron: Julian la noche que apareció y se le ofreció; Julian haciéndole el amor en la ducha; Julian tranquilizándola, haciéndola reír; Julian bajando por la trampilla del ascensor para rescatarla; Julian tumbado en la cama con la rosa, observándola mientras ella descubría sus regalos.Selena tenía razón. Era el mayor de los tesoros y no quería dejarlo marchar nunca.“