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„La dulce sonrisa de una mujer joven: no hay nada mejor en el mundo. Es más valiosa que la sal. Sin ella, algo enferma y muere dentro de nosotros.“
„La dulce sonrisa de una mujer joven: no hay nada mejor en el mundo. Es más valiosa que la sal. Sin ella, algo enferma y muere dentro de nosotros. Estoy seguro. Una cosa tan simple. Qué raro. Qué maravilloso y qué raro. Penthe“
„Eres muy bueno. Creo que prefiero que me llames Denna. Cuando tú lo dices suena diferente. Dulce.“
„Luego toqué la canción que se esconde en el centro de mí. Esa música sin letra que recorre los rincones secretos de mi corazón. La toqué con cuidado, desgranando las notas lenta y suvamente en el oscuro silencio nocturno. Me gustaría poder decir que es una canción alegre, que es dulce y animada, pero no lo es.“
„Eres un vino dulce en mi boca, una canción en mi garganta, y la risa en mi corazón.“
„Entonces me sonrió. Era una sonrisa dulce, cariñosa y tímida, como una flor que se abre. Era cordial, sincera y ligeramente turbada.“
„Blanca, en cambio, se había acostumbrado a vivir sola. Terminó por encontrar pazen sus quehaceres de la gran casa, en su taller de cerámica y en sus Nacimientos deanimales inventados, donde lo único que correspondía a las leyes de la biología era laSagrada Familia perdida en una multitud de monstruos. El único hombre de su vida eraPedro Tercero, pues tenía vocación para un solo amor. La fuerza de eseinconmovible sentimiento la salvó de la mediocridad y de la tristeza de su destino.Permanecía fiel aun en los momentos en que él se perdía detrás de algunas ninfas depelo lacio y huesos largos, sin amarlo menos por ello. Al principio creía morir cada vezque se alejaba, pero pronto se dio cuenta de que sus ausencias duraban lo que unsuspiro y que invariablemente regresaba más enamorado y más dulce. Blanca preferíaesos encuentros furtivos con su amante en hoteles de cita, a la rutina de una vida encomún, al cansancio de un matrimonio y a la pesadumbre de envejecer juntoscompartiendo las penurias de fin de mes, el mal olor en la boca al despertar, el tediode los domingos y los achaques de la edad. Era una romántica incurable. Alguna veztuvo la tentación de tomar su maleta de payaso y lo que quedaba de las joyas delcalcetín, e irse con su hija a vivir con él, pero siempre se acobardaba. Tal vez temíaque ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a lamás terrible de todas: la convivencia. Alba estaba creciendo muy rápido y comprendíaque no le iba a durar mucho el buen pretexto de velar por su hija para postergar lasexigencias de su amante, pero prefería siempre dejar la decisión para más adelante.En realidad, tanto como temía la rutina, la horrorizaba el estilo de vida de PedroTercero, su modesta casita de tablas y calaminas en una población obrera, entrecientos de otras tan pobres como la suya, con piso de tierra apisonada, sin agua y conun solo bombillo colgando del techo. Por ella, él salió de la población y se mudó a undepartamento en el centro, ascendiendo así, sin proponérselo, a una clase media a lacual nunca tuvo aspiración de pertenecer. Pero tampoco eso fue suficiente para Blanca.El departamento le pareció sórdido, oscuro, estrecho y el edificio promiscuo. Decía queno podía permitir que Alba creciera allí, jugando con otros niños en la calle y en lasescaleras, educándose en una escuela pública. Así se le pasó la juventud y entró en lamadurez, resignada a que los únicos momentos de placer eran cuando salíadisimuladamente con su mejor ropa, su perfume y las enaguas de mujerzuela que aPedro Tercero cautivaban y que ella escondía, arrebolada de vergüenza, en lo mássecreto de su ropero, pensando en las explicaciones que tendría que dar si alguien lasdescubría. Esa mujer práctica y terrenal para todos los aspectos de la existencia,sublimó su pasión de infancia, viviéndola trágicamente. La alimentó de fantasías, la idealizó, la defendió con fiereza, la depuró de las verdades prosaicas y pudo convertirlaen un amor de novela.“
„Detente, sombra de mi amor esquivo, imagen del hechizo que más quiero, bella ilusión por quien alegre muero, dulce ficción por quien penosa vivo.“
„El enorme miedo me penetraba toda. Vuelta dentro de mí, como un ciego ausculta su propia atención, por primera vez me sentía toda obligada por un instinto. Me estremecí de un gozo extremo, como si finalmente estuviese observando la grandeza de un instinto que era malvado, total e infinitamente dulce -como si finalmente experimentase, y en mí misma, una grandeza mayor que yo. Me embriagaba por primera vez de un odio tan límpido como el de una fuente, me embriagaba con el deseo, justificado o no, de matar.“
„Pero esos días de fuerte y condenado verano me insuflan la necesidad de la renuncia. Renuncio a tener un significado, y entonces un dulce y doloroso quebranto se apodera de mí.“
„¡Perder el sueño, que desteje la intrincada trama del dolor; el sueño, descanso de toda fatiga; alimento el más dulce que se sirve a la mesa de la vida.“
„A veces en desgracia ante el oro y los hombres,lloro mi soledad y mi triste abandonoy turbo el sordo cielo con mi estéril lamento,y viéndome a mí mismo, maldigo mi destino.Envidio al semejante más rico de esperanzasy sus bellas facciones y sus buenos amigos.envidio a éste el talento y al otro su podery con lo que más gozo no me siento contento.Ante estos pensamientos yo mismo me desprecio.Felizmente, te evoco y entonces mi natura,como la alondra al alba, cantando toma alturapara entonar sus himnos a las puertas del Cielo.Me da sólo evocarte, dulce amor, tal riqueza,que entonces ya no cambio mi estado por un Reino.“
„Que tu lengua no pregone tu vergüenza. Sé dulce, habla cortésmente, ten gracia en la infidelidad; viste al vicio de mensajero de la virtud. Ten una presencia amable aunque tu corazón esté manchado: enseña el pecado comportándote como un santo. Sé infiel en secreto. ¿Qué falta le hace a ella enterarse? ¿Qué ladrón es tan ingenuo para jactarse de su infamia?“
„¿Durmiendo? No importa. Disfruta del dulce y profundo rocío del sueño. Tú no sufres las visiones y quimeras que dibuja la ansiedad en la mente de los hombres; por eso duermes tan a gusto.“
„Pues cúrala. ¿No puedes tratar un alma enferma, arrancar de la memoria un dolor arraigado, borrar una angustia grabada en la mente y, con un dulce antídoto que haga olvidar, extraer lo que ahoga su pecho y le oprime el corazón?-En eso el paciente debe ser su propio médico.“
„¡Palabras! ¡Simples palabras! ¡Qué terribles eran! ¡Cuán claras, vívidas y crueles! Parece que uno no puede escaparse de ellas. ¡Y, sin embargo, qué magia sutil contienen! Parecen conferir una forma plástica a las cosas informes y tienen una música propia, tan dulce como la del violín o la del laúd. ¡Simples palabras! ¿Hay algo más real que las palabras?“
„Me sentía lleno de felicidad. Aquel dulce tacto me caldeó el corazón durante muchos días. Pero, al mismo tiempo, me turbó, me confundió, me angustió. ¿Qué diablos tenía que hacer con aquella felicidad? ¿Hacia dónde debía conducirla?“
„Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura infundida por Dios; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado.“
„De tus venenos has extraído tu bálsamo, has ordeñado a tu vaca Tribulación, – ahora bebes la dulce leche de sus ubres. Y ninguna cosa malvada surgirá ya de ti en el futuro, a no ser el mal que surja de la lucha de tus virtudes.“
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