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Relacionado con: escrito
„En la guerra hizo fortuna y en el amor lo perdió todo. Estaba escrito que no había nacido para ser feliz y que nunca podría llegar a saborear el fruto que aquella primavera tardía había llevado a su corazón. Supo entonces que viviría el resto de sus días en el otoño perpetuo de la soledad sin más compañía ni recuerdo que el anhelo y el remordimiento, y que, cuando alguien preguntara quién había construido aquella casa y quién había vivido en ella antes de que se convirtiera en un embrujo de ruinas, las gentes que la habían conocido y sabían de su historia maldita bajarían la mirada y dirían, con voz leve y rogando que sus palabras se las llevase el viento: nadie. Pronto“
„No una certidumbre metódica, oh no, viejo querido, eso no por lo que más quieras, ni un in vino veritas ni una dialéctica a lo Fichte u otros lapidarios spinozianos, solamente como una aceptación en la náusea, Heráclito se había hecho enterrar en un montón de estiércol para curarse la hidropesía(…) En la mierda hasta el cogote, Heráclito el Oscuro, exactamente igual que ellos pero sin el vino, y además para curarse la hidropesía. Entonces tal vez fuera eso, estar en la mierda hasta el cogote y también esperar, porque seguramente Heráclito había tenido que quedarse en la mierda días enteros, y Oliveira se estaba acordando que también Heráclito había dicho que si no se esperaba jamás se encontraría lo inesperado (…) Apretando el cigarrillo entre los labios hasta sentirlo casi como parte de la boca, Oliveira la escuchaba, la dejaba que se fuera apretando contra él, se repetía fríamente que no era mejor que ella y que en el peor de los casos siempre podría curarse como Heráclito, tal vez el mensaje más penetrante del Oscuro era el que no había escrito, dejando que la anécdota, la voz de los discípulos la transmitiera para que quizá algún oído fino entendiese alguna vez.“
„No soy ya el que conocisteis, oh mujeres. Histrio. Mimo. Noche de empusas, lamias, mala sombra, final del gran juego. Cómo cansa ser todo el tiempo uno mismo. Irremisiblemente. No las veré nunca más, está escrito.“
„Siempre he escrito sin saber demasiado por qué lo hago, movido un poco por el azar, por una serie de casualidades: las cosas me llegan como un pájaro que puede pasar por la ventana.“
„Regalos insignificantes como un beso en un momento inesperado o un papel escrito a las apuradas. Pueden ser valorados más que una joya.“
„No se le puede agregar ni un punto ni una coma, a lo que ya esta escrito.“
„Sólo sentimos miedo de perder aquello que tenemos, ya sean nuestras vidas o nuestras plantaciones. Pero este miedo pasa cuando entendemos que nuestra historia y la historia del mundo fueron escritas por la misma Mano.“
„… nadie siente miedo de lo desconocido, porque cualquier persona es capaz de conquistar todo lo que quiere y necesita.Sólo sentimos miedo de perder aquello que tenemos, sean nuestras vidas o nuestras plantaciones, Pero este miedo pasa cuando entendemos que nuestra historia y la historia del mundo fueron escritas por la misma Mano.“
„¿Acaso no es eso lo que debe lograr un escrito sobresaliente? ¿Provocar una respuesta? En“
„La historia de la humanidad está escrita por personas que quieren algo que no pueden tener.“
„Cuando estuvimos cerca, me di cuenta de que tenía las manos sudadas.—Divina pareja, espera un momento —dije, y me paré.Wil arqueó una ceja.—Estoy nervioso como una prostituta inexperta —expliqué—. Dame un momento.—Dices que Lorren te levantó el castigo hace dos días —dijo Wilem—. Creía que entrarías en cuanto te dieran el permiso.—He esperado para que puedan actualizar los registros. —Me sequé las manos húmedas en la camisa—. Estoy seguro de que pasará algo —añadí con nerviosismo—. Mi nombre no aparecerá en el registro. Ambrose estará en el mostrador y sufriré una recaída de la droga y acabaré arrodillándome sobre su cuello y chillando.—Me encantaría verlo —dijo Wil—, pero hoy Ambrose no trabaja.—Bueno, ya es algo —admití, y me relajé un poco. Señalé las palabras escritas sobre la puerta—. ¿Sabes qué significa eso?Wil alzó la vista.—El deseo de conocimiento forma al hombre —dijo—. O algo parecido.—Me gusta. —Inspiré hondo—. Bueno. Vamos allá.“
„Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz». Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los que nadie merece.Los Adem me llaman Maedre. Que, según cómo se pronuncie, puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido.La Llama es obvio para todo el que me haya visto. Tengo el pelo de color rojo intenso. Si hubiera nacido hace un par de siglos, seguramente me habrían quemado por demonio. Lo llevo corto, pero aun así me cuesta dominarlo. Si lo dejo a su antojo, se me pone de punta y parece que me hayan prendido fuego.El Trueno lo atribuyo a mi potente voz de barítono y a la instrucción teatral que recibí a temprana edad.El Árbol Partido nunca lo he considerado muy importante.Aunque pensándolo bien, supongo que podríamos considerarlo al menos parcialmente profético.Mi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía. Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. También me han llamado Shadicar, Dedo de Luz y Seis Cuerdas. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado. Los he comprado y he pagado por ellos.Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba «saber».Me han llamado de muchas otras maneras, por supuesto. La mayoría eran nombres burdos, aunque muy pocos eran inmerecidos.He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.Quizá hayas oído hablar de mí.“
„Qué inoportuno eres, E’lir. ¿No ves que desentonas? Vuelve más tarde. —Giró de nuevo la cabeza, ignorándome.Di un resoplido y me incliné sobre el mostrador, estirando el cuello para leer lo que había escrito en la hoja de papel que Ambrose había dejado allí.—¿Que yo desentono? Por favor, pero si este verso tiene trece sílabas. —Di unos golpecitos con el dedo en la hoja—. Y no es verso yámbico. La verdad es que no sé si tiene alguna métrica.Ambrose giró la cabeza y me miró con irritación.—Cuidado con lo que dices, E’lir. El día que te pida ayuda para componer un poema será el día en que…—… será el día en que tengas dos horas libres —le interrumpí—. Dos horas largas, y eso será solo para empezar. «¿Así encuentra también bien el humilde tordo un suyo rumbo?» Mira, no sé por dónde empezar a corregir eso. No se aguanta por ninguna parte.—¿Qué sabrás tú de poesía? —dijo Ambrose sin molestarse en girar la cabeza.—Sé distinguir un verso que cojea cuando lo oigo —contesté—. Pero este ni siquiera cojea. La cojera tiene ritmo. Esto es como alguien cayendo por una escalera. Una escalera de peldaños irregulares. Con un estercolero al final.—Es un ritmo saltarín —me dijo con una voz tensa, ofendido—. Es lógico que no lo entiendas.—¿Saltarín? —Solté una risotada de incredulidad—. Mira, si viera «saltar» así a un caballo, lo sacrificaría por piedad, y luego quemaría su cuerpo para evitar que los perros lo mordisquearan y murieran.“
„Perdona lo de la nota. Es que no me ha parecido que fueras a volver. —Se encogió de hombros—. Toma. —Me puso una iota de cobre en la mano.Decidí que el tipo no era tan mala persona. Le devolví la sonrisa y, por un instante, casi me sentí culpable por lo que había escrito en el recibo.También me sentí culpable por las tres plumas que le había robado, pero el malestar solo me duró unos segundos. Y como no había ninguna forma conveniente de devolvérselas, antes de marcharme le robé un tintero.“
„La única entrada sobre los Chandrian ocupaba menos de media página:Cerré el libro. «Desalentador e infructuoso» me sonaba de algo.Lo peor no era que ya sabía todo lo que estaba escrito en aquella entrada, sino que era la mejor fuente de información que había descubierto en más de un centenar de largas horas de búsqueda.“
„Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz».Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona.He tenido más nombres de los que nadie merece.Los Adem me llaman Maedre. Que, según como se pronuncie,puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol PartidoMi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía.Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado.Los he comprado y he pagado por ellos.Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba «saber».He robado princesas a reyes agónicos.Incendié la ciudad de Trebon.He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo.Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar.He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día.He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.Quizá hayas oído hablar de mí.“
„Al final descubrí un delgado volumen, titulado El libro de los secretos, enterrado en lo más profundo de Catálogos Muertos. Era un libro extraño: estaba organizado como un bestiario, pero escrito como un abecedario para niños. Tenía ilustraciones en que aparecían seres de cuentos de hadas como ogros, troles y resinillos. Cada entrada tenía una ilustración acompañada de un poema breve e insípido.La entrada de los Chandrian era la única que no llevaba ilustración, por supuesto. En su lugar solo había una página vacía enmarcada con volutas decorativas. El poema no aportaba absolutamente nada:De un sitio a otro los Chandrian van, pero nunca dejan rastro ni sabes dónde están.Guardan sus secretos con mucho cuidado, pero nunca te arañan ni te pegan un bocado.No montan peleas ni arman jaleos.De hecho con nosotros son bastante buenos.Llegan y se van, te vuelves y se han ido, como un rayo en el cielo, como un suspiro.Pese a lo irritante que resultaba un texto tan superficial, al menos dejaba algo muy claro: para el resto de la gente, los Chandrian no eran más que cuentos de hadas infantiles. Tan irreales como los engendros o los unicornios.Yo sabía otra cosa, por supuesto. Los había visto con mis propios ojos. Había hablado con Ceniza, el de los ojos negros. Había visto a Haliax, envuelto en un manto de sombra.Continué mi infructuosa búsqueda. No me importaba lo que creyera el resto de la gente. Yo sabía la verdad, y no soy de los que se rinden fácilmente.“
„Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubiera habido caballos en los establos, estos habrían piafado y mascado y lo habrían hecho pedazos. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de huéspedes que pasaran allí la noche, su agitada respiración y sus ronquidos habrían derretido el silencio como una cálida brisa primaveral. Si hubiera habido música… pero no, claro que no había música. De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.En la posada Roca de Guía, un hombre yacía acurrucado en su mullida y aromática cama. Esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor. Componían una especie de aleación, una segunda voz.El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a notarlo en las gruesas paredes de piedra de la vacía taberna y en el metal, gris y mate, de la espada que colgaba detrás de la barra. Estaba en la débil luz de la vela que alumbraba una habitación del piso de arriba con sombras danzarinas. Estaba en el desorden de unas hojas arrugadas que se habían quedado encima de un escritorio. Y estaba en las manos del hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás.El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la sutil certeza de quienes saben muchas cosas.La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.“
„Está escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’.“
„También está escrito: ‘No tentarás al señor tu Dios’.“
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