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Relacionado con: estante
„Les he tirado a la cara el estante de las botellas y el orinal y ahora los admiran por su belleza estética.“
„Esto no es una tragedia. El cristal se rompe tan fácilmente… Por cuidadoso que uno sea. El tránsito hace trepitar los estantes y las cosas se caen“
„La señora Magloire le llamaba siempre Vuestra Grandeza, un día se levantó de su sillón y fue a la biblioteca a buscar un libro. Estaba éste en una de las tablas más altas del estante, y como el obispo era de corta estatura, no pudo alcanzarlo. Señora Magloire, dijo, traedme una silla, porque mi Grandeza no lo alcanza a esa tabla.“
„Tengo cuatro estantes llenos de diarios que escribi. Papá y yo estamos escribiendo canciones juntos. Yo probablemente escribi 100 canciones.“
„EL FANTASMA DE EDNA LIEBERMANTe visitan en la hora más oscuratodos tus amores perdidos.El camino de tierra que conducía al manicomiose despliega otra vez como los ojosde Edna Lieberman,como sólo podían sus ojoselevarse por encima de las ciudadesy brillar.Y brillan nuevamente para tilos ojos de Ednadetrás del aro de fuegoque antes era el camino de tierra,la senda que recorriste de noche,ida y vuelta,una y otra vez,buscándola o acasobuscando tu sombra.Y despiertas silenciosamentey los ojos de Ednaestán allí.Entre la luna y el aro de fuego,leyendo a sus poetas mexicanosfavoritos.¿ y a Gilberto Owen,lo has leído?,dicen tus labios sin sonido,dice tu respiracióny tu sangre que circulacomo la luz de un faro.Pero son sus ojos el faroque atraviesa tu silencio.Sus ojos que son como el librode geografía ideal:los mapas de la pesadilla pura.Y tu sangre iluminalos estantes con libros, las sillascon libros, el suelolleno de libros apilados.Pero los ojos de Ednasólo te buscan a ti.Sus ojos son el libromás buscado.Demasiado tardelo has entendido, perono importa.En el sueño vuelvesa estrechar sus manos,y ya no pides nada.“
„Y se acerca el día en el que se dirá, cerrando el último volumendel último estante del extremo izquierdo: “¿y ahora?“
„Levanté la mirada y me quedé mudo. Un colosal laberinto de puentes, pasajes y estantes repletos de cientos de miles de libros se alzaba formando una gigantesca biblioteca de perspectivas imposibles. Una madeja de túneles atravesaba la inmensa estructura que parecia ascender en espiral hacia una gran cúpula de cristal de la que se filtraban cortinas de luz y tinieblas. Pude ver algunas siluetas aisladas que recorrían pasarelas y escalinatas o examinaban con detalle los pasadizos de aquella catedral hecha de libros y palabras.“
„Por qué Stop?, por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de allí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total Parcial: Te Quiero. Total General: Te Amo.“
„Pero el amor, esa palabra… Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.“