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Relacionado con: falta
„Tiempo y tranquilidad me han faltado, hasta hoy, para desprenderme de mis angustias y ver así lo que está a mi alrededor. Pero, si continúo escribiendo, he de procurarme el tiempo y la tranquilidad que para ello me harán falta.“
„Con una falta tal de gente con la que coexistir, como hay hoy, ¿qué puede un hombre de sensibilidad hacer, sino inventar sus amigos, o cuando menos, sus compañeros de espíritu?“
„Sí, el tedio es eso: la pérdida, a través del alma, de su capacidad para ilusionarse; la falta, en el pensamiento, de la escalera inexistente por la que ascender confiado a la verdad.“
„Ni la contradicción es indicio de falsedad, ni la falta de contradicción es indicio de verdad.“
„Todas las buenas máximas están en el mundo; sólo hace falta aplicarlas.“
„Hacen falta dos para decir la verdad; uno que hable y otro que escuche.“
„Si tenéis alguna empresa ante vosotros, tratad de hacerla con las ropas viejas. A los hombres les hace falta, no algo con lo que hacer, sino algo que hacer, o mejor, algo que ser. Tal vez no deberíamos procurarnos un traje nuevo, por harapiento y sucio que esté el viejo, hasta no habernos conducido, empeñado o embarcado de tal modo que podamos sentirnos hombres nuevos en el viejo.“
„No es asunto mío el andar con peticiones al Gobernador o a la legislatura, como tampoco de ellos el de mandarme a mí; y si prestaron oídos sordos a mis reclamaciones ¿qué debería hacer yo entonces? Pero ante tal contingencia, el Estado no ha proporcionado consecuencia; es su propia Constitución la que está en falta.“
„En uno de sus poemas –Contribución a la estadística- Wislawa Szymborska enumera cuántas de cada cien personas son las dispuestas a admirar sin envidia –dieciocho-, las capaces de ser felices –como mucho, ventitantas-, las que de la vida no quieren más que cosas –cuarenta, aunque quisiera equivocarse-, las inofensivas de una en una pero salvajes en grupo –más de la mitad seguro-, las dignas de compasión –noventa y nueve- y acaba: “Las mortales: cien de cien. Cifra que por ahora no sufre ningún cambio”. Y sigue sin cambiar porque ayer la propia autora del poema acaba de confirmar la estadística con su fallecimiento.En otros muchos aspectos, por el contrario, fue la excepción que desafía lo probable y rutinario. Su poesía es reflexiva sin engolamiento ni altisonancia, de forma ligera y fondo grave, directa al sentimiento pero sin chantaje emocional. Breve y precisa, escapa a ese adjetivo alarmante que tanto satisface a los partidarios de que importe el tamaño: torrencial. Sobre todo nos hace a menudo sonreír, sin incurrir en caricaturas ni ceder a la simpleza satírica. Lo más trágico de la poesía contemporánea no es lo atroz de la vida que deplora o celebra, sino la falta de sentido del humor de los poetas. Se les nota especialmente a los que quieren ser festivos y son sólo grotescos o lúgubres (aunque los entierros también son fiestas, claro y más precisamente fiestas de guardar).De esta frecuente maldición escapa, risueña y agónica, Szymborska: ¿cómo podría uno renunciar a ella? Hija –y luego, con los años, algo así como hada madrina poética- de un país europeo que apuró el siglo XX hasta las heces y padeció dos totalitarismos sucesivos, en su caso la duradera atrocidad jugó a favor de su carácter: le dio modestia, le dio recato, le dio perspicacia y le permitió distinguir entre lo que cuenta y lo que nos cuentan. Carece de retórica enfática pero eso no disminuye su expresividad, sino que la hace más intensa por inesperada. Cuando comenzamos a leer uno de sus diáfanos poemas nos ponemos a favor del viento, para recibir la emoción de cara, pero nos llega por la tangente y no para derribarnos sino para mantenernos en pié. Confirma nuestros temores sin pretender desalentarnos: sabe por experiencia que todo puede ser política pero también nos hace experimentar que la política no lo es todo. Se mantiene fiel, aunque con ironía y hasta con sarcasmo, a la pretendida salvación por la palabra y sin embargo nunca pretende decir la última palabra: porque en ese definitivo miramiento estriba lo que nos salva.Nadie ha sabido conmemorar con menos romanticismo y con mayor eficacia el primer amor, cuya lección inolvidable se debe a no ser ya recordado…y por tanto acostumbrarnos a la muerte. Se dedicó a las palabras con delicadeza lúdica, jugando con ellas y contra ellas pero sin complacerse en hacerlas rechinar. Como todo buen poeta, fue especialmente consciente de su extrañeza y hasta detalló las tres más raras de todas, las que se niegan a sí mismas al afirmar: “Cuando pronuncio la palabra Futuro, la primera sílaba pertenece ya al pasado. / Cuando pronuncio la palabra Silencio, lo destruyo. / Cuando pronuncio la palabra Nada, creo algo que no cabe en ninguna no-existencia”.“
„Si hablas con la gente, sin embargo, verás que la mayoría tiene mucha más conciencia de lo que limita su libertad que de la libertad misma. Te dirán: «¿Libertad? ¿Pero de qué libertad me hablas? ¿Cómo vamos a ser libres, si nos comen el coco desde la televisión, si los gobernantes nos engañan y nos manipulan, si los terroristas nos amenazan, si las drogas nos esclavizan, y si además me falta dinero para comprarme una moto, que es lo que yo quisiera?» En cuanto te fijes un poco, verás que los que así hablan parece que se están quejando pero en realidad se encuentran muy satisfechos de saber que no son libres. En el fondo piensan: «¡Uf! ¡Menudo peso nos hemos quitado de encima! Como no somos libres, no podemos tener la culpa de lo que nos ocurra…» Pero yo soy seguro de que nadie -nadie- cree de verdad que no es libre, nadie acepta sin más que funciona como un mecanismo inexorable de relojería o como una termita. Uno puede considerar que optar libremente por ciertas cosas en ciertas circunstancias es muy difícil […] y que es mejor decir que no hay libertad para no reconocer que libremente se prefiere lo más fácil […]. Pero dentro de las tripas algo insiste en decirnos: «Si tú hubieras querido…».“
„Muy incipiente sería el que en faltándole la suavidad y el deleite espiritual pensase que le falta por eso Dios.“
„Detengámonos, aunque sólo sea, en los intelectuales cuya actividad se incluye directamente en el dominio económico, en esos peritos forestales agrónomos, técnicos, etc. En efecto, ¡cuánta falta hacen esos hombres al campo! Pero ¿A que campo? Naturalmente, al campo de los propietarios de la tierra, al campo de los labradores hacendados, que tienen ahorros y pueden pagar por los servicios a todos estos profesionales.“
„En España ni un solo canal de TV de izquierdas, en Venezuela varios de ultraderecha. Adivina donde está la falta de libertad de expresión.“
„No le hace falta nadie para ver su Dios, en ídolos de piedra o de cartón.“
„El que no sabe poner sus ideas en hielo, no puede acalorarse en la discusión. Pero aquí falta mucho frigorífico para hacer estas palabras realidad.“
„Venga, venga, venga, que la desgracia educa la inteligencia, y aquí falta mucha educación.“
„Todo este tiempo estuviste pretendiendo, falta mucho para mi final feliz“
„Sabéis que la situación ha empeorado en Stalingrado por falta de aviones, sobre todo, de cazas.“
„En el ejército soviético hace falta más valor para retirarse que para avanzar.“
„…, el programa nacional debe incluir sin falta un punto especial acerca del derecho de las naciones a la autodeterminación, llegando incluso a la separación para formar su propio Estado.“
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