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„¡Qué encanto!—murmuró, quedando inmóvil con una rodilla sobre al almohadón del surrey. Un momento después las serpentinas volaban hacia la victoria. Ambos carruajes estaban ya enlazados por el puente colgante de cintas, y la que lo ocasionaba sonreía de vez en cuando“
„Un largo rato nos miramos; una eternidad de silencio, durante el cual el recuerdo galopó hacia atrás entre derrumbamiento de nieve y caras agónicas. Pero la mirada de Enid era la vida misma, y presto entre el tercipelo húmedo de sus ojos y los míos no medió sino la dicha convulsiva de adorarnos. ¡Y nada más!“
„Es motivo de orgullo y satisfacción para Chile, qué duda cabe, y también motivo de inspiración de cómo somos capaces de hacer una sociedad como él la quiso, donde todos fueran tratados iguales en dignidad, tanto el débil como el poderoso. Creo que allí tenemos todavía un largo camino que recorrer, es lo que hemos intentado hacer en estos años y estoy seguro de que se seguirá haciendo en los años futuros. Qué duda cabe que hacia el bicentenario debiéramos tener una sociedad mejor que aquella en la cual vivió Alberto Hurtado.“
„La producción no tiene ningún sentido, excepto como un medio para el consumo. La inversión en bienes de capital no significa nada, a excepción de cuando es una necesaria estación intermedia en la ruta hacia más consumo.“
„En cualquier caso, el capitalismo del libre mercado y la Revolución Industrial, mostraron un fuerte ascenso de las energías productivas, un fuerte ascenso que constituyó una revolución en contra del sistema mercantilista del siglo diecisiete y dieciocho. De hecho, el sistema mercantilista es a lo que hemos vuelto ahora. Hay muy poca diferencia entre el capitalismo de estado monopolístico, o capitalismo de estado corporativo, o como se le quiera llamar, en los Estados Unidos y Europa [Occidental] hoy, y el sistema mercantilista de la era de la pre–Revolución Industrial. Sólo hay dos diferencias. Una, es que la principal actividad de entonces fue el comercio, y la de ahora es la industria. Pero el esencial modus operandi de los dos sistemas es exactamente el mismo: monopolio privilegiado, una completa unión en lo que se ha llamado “acuerdo del estado y la industria”. Un sistema generalizado de militarismo y contratos de guerras, un camino hacia la guerra y el imperialismo. Es el mismo tinglado que caracterizó los siglos diecisiete y dieciocho. La verdadera diferencia clave es que en esa época no existía un gigantesco sistema de representación proporcional (P. R. Apparatus). No tenían una flota de intelectuales que pregonaban a todos lados las maravillas del sistema: como promover el bien común y el bienestar general, es decir, el Progresismo En Acción. Ellos decían: “Es nuestro propósito abusar del publico, ¡y lo estamos haciendo!”“
„Una noche, el alma del vino cantó en las botellas: «¡Hombre, hacia ti elevo, ¡oh! querido desheredado, Bajo mi prisión de vidrio y mis lacres bermejos, Una canción colmada de luz y de fraternidad!“
„Madre de los juegos latinos y los deleites griegos,Lesbos, donde los besos, lánguidos o gozosos,cálidos como soles, frescos como las sandías,son el adorno de noches y días gloriosos;madre de los juegos latinos y los deleites griegos.Lesbos, donde los besos son como cascadasque se arrojan sin miedo en las simas sin fondo,y fluyen, entrecortados de sollozos y risas,tormentosos y secretos, hormigueantes y profundos;¡Lesbos, donde los besos son como las cascadas!Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí,donde nunca un suspiro dejó de hallar un eco,las estrellas te admiran tanto como a Pafos,¡y Venus con razón puede envidiar a Safo!Lesbos, donde las Frinés se atraen entre sí,Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas,que hacen que en sus espejos, ¡infecundo deleite!las niñas de ojos hundidos, enamoradas de sus cuerpos,acaricien los frutos ya maduros de su nubilidad;Lesbos, tierra de noches cálidas y lánguidas,deja al viejo Platón fruncir su ceño austero;obtienes tu perdón del exceso de besos,reina del dulce imperio, tierra noble y amable,y de refinamientos siempre sin agotar,deja al viejo Platón fruncir su ceño austero.Obtienes tu perdón del eterno martirio,infligido sin tregua a los corazones ambiciosos,que atrae lejos de nosotros la radiante sonrisa,¡vagamente entrevista al borde de otros cielos!¡Obtienes tu perdón del eterno martirio!¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos?,y a condenar tu frente pálida por penosas labores,si sus balanzas de oro no han pesado el diluvio,de lágrimas que en el mar vertieron tus arroyos?¿Qué Dios se atreverá a ser tu juez, oh Lesbos?¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto?Vírgenes de corazón sublime, honra del Archipiélago,vuestra religión es augusta como cualquiera,¡y el amor se reirá del Infierno y del Cielo!¿Qué quieren de nosotros las leyes de lo justo y lo injusto?Pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todos,para cantar el secreto de sus floridas vírgenes,y desde la infancia que inicié en el negro misterio,de las risas sin freno mezcladas con los llantos sombríos;pues Lesbos me ha elegido en la tierra entre todosy desde entonces velo en la cumbre del Léucato,igual que un centinela de mirada segura y penetrante,que vigila noche y día,, tartana o fragata,cuyas formas a lo lejos se agitan en el azul;y desde entonces velo en la cumbre del Léucato,para saber si el mar es indulgente y bueno,y si entre los sollozos que en la roca resuenan,un día llevará a Lesbos, que perdona,el cadáver adorado de Safo, que partió,¡para saber si el mar es indulgente y bueno!De Safo la viril, la amante y la poetisa,¡por su palidez triste más hermosa que Venus!—Al ojo azul venció el negro que mancillael tenebroso círculo trazado por las penas¡de Safo la viril, la amante y la poetisa!Presentándose al mundo más hermosa que Venusy vertiendo el tesoro de su serenidady el brillo de su rubia juventud,sobre el viejo Océano prendado de su hija;¡presentándose al mundo más hermosa que Venus!—De Safo, que murió el día de su blasfemia,cuando, insultando el rito y el culto establecido,convirtió su hermoso cuerpo en pasto supremode un bruto cuyo el orgullo castigó la impiedadde aquella que murió el día de su blasfemia,y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones,y, pese a los honores que le tributa el mundo,cada noche le embriaga la voz de la tormenta,¡que elevan hacia el cielo sus orillas desiertas!¡y desde entonces Lesbos lanza lamentaciones!“
„La mujer, entre tanto, retorciéndoseigual que una serpiente en las brasas,y amasándose los pechos por encimade las ballenas del corsédejaba deslizar de su boca de fresaestas palabras impregnadas de almizcle:—«Tengo los labios húmedos y conozco la cienciade perder en una cama la antigua conciencia.Seco todas las lágrimas en mis pechos triunfantesy hago que los viejos se rían con risas infantiles.¡Para quien me ve desnuda y sin velos, sustituyoa la luna, al sol, al cielo y a las estrellas!Cuando aprisiono a un hombre en mis temidos brazos,o cuando abandono mi busto a los mordiscos,tímida y libertina, frágil y robusta,soy, mi querido sabio, tan experta en deleitesque sobre ese colchón que se desmaya de emoción,¡los ángeles importantes se condenarían por mí!»Cuando me hubo chupado toda la médula de los huesos,y me volví hacia ella con languidezpara darle un beso de amor, ¡no vi másque un odre de flancos viscosos, rebosante de pus!En mi helado terror, cerré los ojos,y cuando volví a abrirlos a la viva claridad,a mi lado, en lugar del fuerte maniquíque parecía haber hecho provisión de sangreentrechocaban en confusión unos restos de esqueleto,que producían un grito como el de una veletao el de un cartel que, en la punta de una vara de hierro,el viento balancea en las noches de invierno.“
„Hay que estar siempre ebrio. Nada más: ése es todo el asunto. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que os fatiga la espalda y os inclina hacia la tierra, tenéis que embriagaros sin tregua. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como queráis. Pero embriagaos.“
„Si identificáis vuestras creencias, hallaráis en ellas una triple condenación: hacia vosotros, hacia la vida y hacia la virtud, en la grotesca conclusión a que habéis llegado al creer que la moralidad es un mal necesario.“
„Siento desprecio hacia ti, pero esto no es nada comparado con lo que siento haci mí mismo. No te amo, ni nunca he amado a nadie. Te deseé desde el primer momento en que te vi, del mismo modo que se desea una mujer fácil, por el mismo motivo y propósito. Pasé dos años reprochándomelo por creer que te encontrabas por encima de anhelos semejantes. Pero no. Eres un animal tan vil como yo. Debería despreciar el haberlo descubierto. Ayer habría matado a quien pretendiera insinuar que eras capaz de esto. Hoy daría mi vida para que no sucediera de otro modo; para que siguieras siendo la clase de perra que eres. Toda la grandeza que veía en ti, no la cambiaría por la obsenidad de tu comportamiento. Tú y yo éramos dos grandes seres, orgullosos de nuestra fuerza, ¿verdad? Pues bien, esto es todo cuanto queda de nosotros y no quiero engañarme respecto a ello.“
„Me amas todavía, aun cuando no quieras otorgarme la expresión de dicho amor que siempre has experimentado y deseado. Sigo siendo el mismo de antes y así lo observarás, y podrás ofrecerme idéntica respuesta, aun cuando exista otro amor mayor que ofrezcas a otro hombre. Pero no importa lo que sientas por él, no cambiará tu cariño hacia mí. Y tampoco será traición, porque procede de la misma raíz, es idéntico pago en respuesta a los mismos valores. No importa lo que ocurra en el futuro, siempre seremos lo que fuimos el uno para el otro, porque siempre me amarás.“
„¿Quién convirtió en deber aceptar como única recompensa por nuestro trabajo una tortura gris y simular amor hacia aquellos que no sólo despertaron desprecio en nosotros?“
„Obré así en nombre de mi piedad hacia la más despreciable mujer que conozco. También esto forma parte de su código y lo acepté. Creí que una persona debe a otra ciertos deberes, sin pedir nada a cambio. Creí que era mi deber amar a una mujer que no me daba nada; que traicionaba todo aquello por lo que yo vivía, que solicitaba su dicha al precio de la mía.“
„Su antepasado Sebastián d’Anconia había salido de España varios siglos atrás, en una época en que aquél era el país más poderoso del mundo, y aquel hombre era uno de sus personajes más orgullosos. Había tenido que marcharse cuando un alto funcionario de la Inquisición le había sugerido ciertos cambios en su manera de actuar durante una cena en la corte, y Sebastián d’Anconia le había arrojado un vaso de vino a la cara. Había logrado escapar, dejando atrás su fortuna, sus fincas, su palacio de mármol y la mujer a la que amaba, y había partido hacia un nuevo mundo. Su primera propiedad en la Argentina fue una cabaña de madera a los pies de los Andes. El sol resplandecía como un faro sobre el escudo de plata de los d’Anconia, clavado sobre la puerta, mientras Sebastián d’Anconia excavaba la tierra en busca de cobre en su primera mina. Pasó varios años, pico en mano, rompiendo rocas desde el amanecer hasta la puesta del sol, con ayuda de unos cuantos aventureros, desertores del ejército español, convictos fugados e indígenas hambrientos. Quince años después de haber salido de España, Sebastián d’Anconia mandó buscar a la mujer que amaba y que lo estaba esperando. Al llegar, ella encontró el escudo de plata sobre la entrada de un palacio de mármol, en medio de un inmenso jardín, y, más lejos, las montañas estriadas por las rojas vetas del metal. La tomó en sus brazos para cruzar el umbral y a ella le pareció más joven que cuando lo había visto por última vez.“
„Defendemos el Capitalismo porque es el único sistema orientado hacia la vida de un ser racional.“
„¡Al diablo con las zonas arruinadas! Estoy pensando en usted. ¡Usted tiene mejor criterio que ellos! –manifestó–. ¿Qué va a hacer de su vida? –No lo sé… Bueno, hay muchas cosas a las que no he tenido tiempo de dedicarme. Por ejemplo, la pesca. Siempre me gustó pescar. Quizás empiece a leer, toda la vida quise hacerlo. Ahora probaré vivir con tranquilidad. Me iré a pescar. Hay lugares magníficos y tranquilos en Arizona, donde no se ve un ser humano en muchos kilómetros… –Levantó la mirada hacia ella y añadió: –Olvídelo, ¿por qué debería usted preocuparse por mí?“
„Lo que uno siente hacia los muertos, pensó, se basa siempre en la imposibilidad de toda acción.“
„La abundancia de los Estados Unidos no fue creada por sacrificios públicos al bien común, sino por el genio productivo de hombres libres que siguieron sus propios intereses personales y la creación de sus propias fortunas privadas. Ellos no hicieron pasar hambre al pueblo para pagar por la industrialización de América. Ellos dieron al pueblo mejores trabajos, salarios más altos y bienes más baratos con cada nueva máquina que inventaron, con cada descubrimiento científico, con cada avance tecnológico. Y así, el país completo se movió hacia delante, beneficiándose, no sufriendo, en cada paso del camino.“
„Realmente, si quiero resumir mi actitud hacia la cuestión de Dios, es esta: Por todo lo que sé, la definición de Dios es “lo que la mente humana no puede entender”. Siendo una racionalista, de mente literal, y creyendo que es una obligación moral el creer realmente lo que uno dice, tomo literalmente la palabra a los que dan esta definición, estoy de acuerdo con ellos y les obedezco: No lo entiendo.“
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