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„Estoy agradecido a mi destino por tres cosas; por haber nacido humano, por haber nacido hombre no mujer, por haber nacido heleno no bárbaro.“
„[…] En la misma reunión, un cóctel, en que yo la conocí. ¿Lo recuerda?No, no lo recuerdo. No recuerdo a nadie de los que participaron en aquella ocasión, salvo a Helen. Cuando se ha estado a punto de ahogarse, uno recuerda quién le salvó, no a los espectadores del muelle.“
„He descubierto que no importa cuánta gente mate, nunca es suficiente.- Helen.“
„Estaba lugubre como cuando la sombra de Helene viene a habitarlo. A deshabitarlo“
„(La sombra de Hélène es más densa que las otras y más fría; quien posa el pie en sus sargazos siente subir el veneno que lo hará vivir para siempre en el único delirio necesario.)“
„Y no había palabras, porque no había pensamiento posible para esa fuerza capaz de convertir jirones de recuerdo, imágenes aisladas y anodinas, en un repentino bloque vertiginoso, en una viviente constelación aniquilada en el acto mismo de mostrarse, una contradicción que parecía ofrecer y negar a la vez lo que Juan, bebiendo la segunda copa de Sylvaner, contaría más tarde a Calac, a Tell, a Hélène, cuando los encontrara en la mesa del Cluny, y que ahora le hubiera sido necesario poseer de alguna manera como si la tentativa de fijar ese recuerdo no mostrara ya que era inútil, que estaba echando paladas de sombra contra la oscuridad.“
„No era difícil imaginar el diálogo, pero si hubiese estado solo con Hélène ella no me hubiera dicho eso, probablemente no me hubiera dicho nada, atenta y ajena; una vez más la incluía sin derecho, imaginariamente, como un consuelo por tanta distancia y tanto silencio. Ya nada teníamos que decirnos Hélène y yo, que nos habíamos dicho tan poco.“
„Los amantes y los locos tienen desbocado el seso, y son dados a forjar fantasías que abarcan más de lo que la razon alcanza a comprender.El lunático, el amante y el poeta, nada son sino imaginación. El uno ve más diablos que lo que el vasto infierno puede contener: ése es el loco. El amante, con parejo frenesí, ve la belleza de Helena en una ceja de gitana. El ojo del poeta, inmerso en su furor divino, Pasea la mirada del cielo a la tierra, y de la tierra al cielo, y cuando la imaginación da cuerpo a cosas desconocidas, su pluma las convierte en formas, y de la nada aérea sale un lugar de habitación y hasta un nombre.Son tantas las trampas que pone la imaginación febril que si llegare a suponer una alegría imaginará una fuente para dicha alegría; o si en la noche temiere algún daño, la primera zarza le parecerá un oso.“