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Relacionado con: hijo
„VINO color de día,vino color de noche,vino con pies de púrpurao sangre de topacio,vino,estrellado hijode la tierra,vino, lisocomo una espada de oro,suavecomo un desordenado terciopelo,vino encaracoladoy suspendido,amoroso,marino,nunca has cabido en una copa,en un canto, en un hombre,coral, gregario eres,y cuando menos, mutuo.A veceste nutres de recuerdosmortales,en tu olavamos de tumba en tumba,picapedrero de sepulcro helado,y lloramoslágrimas transitorias,perotu hermosotraje de primaveraes diferente,el corazón sube a las ramas,el viento mueve el día,nada quedadentro de tu alma inmóvil.“
„Un mentiroso aquí es famoso por su encanto, ¡Un abogado hará que un hijo puta se parezca a un santo!“
„Hijo, calla. Muchas ventajas tiene el silencio.“
„¿Cuantos maricas hay por acá como Whitey Ford? ¡Si les gusta Whitey Ford, quiero que saquen los pitos de sus culos y que los ondéen al viento! Ese hijo de puta se rió de mí en un disco, así que yo me río de él.“
„Algún idiota me estuvo lanzando naranjas y otras frutas mientras yo estaba en el escenario. Hijo de puta tenía un brazo como lanzador de Grandes Ligas.“
„¡El cuerpo del hijo era su hogar, su paraíso, su reino!“
„Tener un hijo significa manifestar que se está de acuerdo con el hombre. Si tengo un hijo, es como si dijera: He nacido, he experimentado la vida y he comprobado que es tan buena que merece ser repetida.“
„Hija única. Yo también fui hijo único. Y no es fácil, uno acaba por sentirse desamparado.“
„La beso, a ella la beso, y no soy hipócrita. La beso como podría morderla, y a veces la muerdo, o comérmela y masticarla y digerirla. Porque hay una desesperada necesidad, casi diría una obligación, de marcar al otro, a la otra, aunque sea con los dientes, y aunque alguno de estos sea postizo. Dejar una marca propia es cosa de vida o muerte, o de muerte solamente, porque la intención subterránea es pasar la muerte, es seguir existiendo después del fin. Y a esos efectos tanto sirve la existencia de un hijo como la de una cicatriz. Después de todo, también el hijo es una cicatriz. Buena definición para proponer a la Academia. Hijo: cicatriz de amor.“
„Miguel Maura ha servido a su causa de egolatría espectacular. No es nada; nada ha hecho pasando la frontera llena de responsabilidades de los cuarenta años. ¿Qué importancia tiene que se pronuncie por la República? ¿Qué gran voto tiene con él la República? Ninguno. Únicamente que dice eso un hijo de don Antonio Maura. La misma importancia que tuvo que aquel pobre niño hijo de León Daudet coqueteara con el comunismo… para que le clavaran una bala odiosa, disparada por el rencor torpe y vil.“
„El que tiene suerte, encuentra en el yerno un hijo; el que no la tiene, pierde una hija.“
„El hijo viejo, el hombre sin historia,El huérfano que pudo ser el muerto,Agota en vano el caserón desierto.(Fue de los dos y es hoy de la memoria.Es de los dos.) Bajo la dura suerteBusca perdido el hombre dolorosoLa voz que fue su voz. Lo milagrosoNo sería más raro que la muerte.Lo acosarán interminablementeLos recuerdos sagrados y trivialesQue son nuestro destino, esas mortalesMemorias vastas como un continente.Dios o Tal Vez o Nadie, yo te pidoSu inagotable imagen, no el olvido.“
„Usted no lo entiende. Lennon, el profeta, me dijo: “Charlie, levántate; ¡degüella a esos cerdos que se lo pasan bomba en sus mansiones de Hollywood! Los tiempos han llegado. ¡Tú eres el Hijo del Hombre y el Ángel Exterminador…!“
„Se dio cuenta de que el coronel Aureliano Buendía no le había perdido el cariño a la familia a causa del endurecimiento de la guerra, como ella creía antes, sino que nunca había querido a nadie, ni siquiera a su esposa Remedios o a las incontables mujeres de una noche que pasaron por su vida, y mucho menos a sus hijos. Vislumbró que no había hecho tantas guerras por idealismo, como todo el mundo creía, ni había renunciado por cansancio a la victoria inminente, como todo el mundo creta, sino que había ganado y perdido por el mismo motivo, por pura y pecaminosa soberbia. Llegó a la conclusión de que aquel hijo por quien ella habría dado la vida, era simplemente un hombre incapacitado para el amor. Una noche, cuando lo tenía en el vientre, lo oyó llorar. Fue un lamento tan definido, que José Arcadio Buendía despertó a su lado y se alegró con la idea de que el niño iba a ser ventrílocuo. Otras personas pronosticaron que sería adivino. Ella, en cambio, se estremeció con la certidumbre de que aquel bramido profundo era un primer indicio de la temible cola de cerdo, y rogó a Dios que le dejara morir la criatura en el vientre. Pero la lucidez de la decrepitud le permitió ver, y así lo repitió muchas veces, que el llanto de los niños en el vientre de la madre no es un anuncio de ventriloquia ni de facultad adivinatoria, sino una señal inequívoca de incapacidad para el amor.“
„Serán vanos todos mis sacrificios por este hijo si continúa pareciéndose a su padre. En vano rogaré a Dios que haga de él un hombre de carne y hueso, que tenga volumen, peso y color como los hombres. En vano todo mientras tenga en la sangre los gérmenes de su padre.“
„Los acontecimientos que habían de darle el golpe mortal a Macondo empezaban a vislumbrarse cuando llevaron a la casa al hijo de Meme Buendía.“
„Ay, hijo —suspiró—. A mí me bastaría con estar seguro de que tú y yo existimos en este momento.“
„Yo, Miguel Littín, hijo de Hernán y Cristina, director de cine y uno de los cinco mil chilenos con prohibición absoluta de regresar, estaba de nuevo en mi país después de doce años de exilio, aunque todavía exiliado dentro de mí mismo: llevaba una identidad falsa, un pasaporte falso, y hasta una esposa falsa. Mi cara y mi apariencia estaban tan cambiadas por la ropa y el maquillaje que ni mi propia madre había de reconocerme a plena luz unos días después.“
„«La mala suerte no tiene resquicios», dijo él con profunda amargura. «Nací hijo de puta y muero hijo de puta.»“
„Se cansó de la incertidumbre, del círculo vicioso de aquella guerra eterna que siempre lo encontraba a él en el mismo lugar, sólo que cada vez más viejo, más acabado, más sin saber por qué, ni cómo, ni hasta cuándo. Siempre había alguien fuera del circulo de tiza. Alguien a quien le hacía falta dinero, que tenía un hijo con tos ferina o que quería irse a dormir para siempre porque ya no podía soportar en la boca el sabor a mierda de la guerra y que, sin embargo, se cuadraba con sus últimas reservas de energía para informar: «Todo normal, mi coronel.» Y la normalidad era precisamente lo más espantoso de aquella guerra infinita: que no pasaba nada.“
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