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Relacionado con: hojas
„Pensé: «Quiero morir. Quiero morir más que nunca. No hay posibilidad ahora de una recuperación. No importa qué tipo de cosas haga, no importa lo que haga, seguramente será un fracaso, solo un recubrimiento final aplicado a mi vergüenza. Ese sueño de ir en bicicleta para ver una cascada enmarcada en hojas de verano, no era para mí. Todo lo que puede pasar ahora es que un pecado desagradable y humillante se acumule en otro, y mis sufrimientos se vuelvan más agudos. Quiero morirme. Debo morir, Vivir es la fuente del pecado.“
„Que no juzgue el árbol por las bellas hojas, sino por los buenos frutos y los que no los producen que se les arranque y dejen el sitio a otros que rindan.“
„Si al mecer las azules campanillasde tu balcón,crees que suspirando pasa el vientomurmurador,sabe que, oculto entre las verdes hojas,suspiro yo.Si al resonar confuso a tus espaldasvago rumor,crees que por tu nombre te ha llamadolejana voz,sabe que, entre las sombras que te cercan,te llamo yo.Si se turba medroso en la alta nochetu corazón,al sentir en tus labios un alientoabrasador,sabe que, aunque invisible, al lado tuyo,respiro yo.“
„Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban con su olor el viejo patio.El viento bajaba de las montañas en las mañanas de febrero. Y las nubes se quedaban allá arriba en espera de que el tiempo bueno las hiciera bajar al valle; mientras tanto dejaban vacío el cielo azul, dejaban que la luz cayera en el juego del viento haciendo círculos sobre la tierra, removiendo el polvo y batiendo las ramas de los naranjos.Y los gorriones reían; picoteaban las hojas que el aire hacía caer, y reían; dejaban sus plumas entre las espinas de las ramas y perseguían a las mariposas y reían. Era esa época.En febrero, cuando las mañanas estaban llenas de viento, de gorriones y de luz azul. Me acuerdo.Mi madre murió entonces.Que yo debía haber gritado: que mis manos tenían que haberse hecho pedazos estrujando su desesperación. Así hubieras tú querido que fuera. ¿Pero acaso no era alegre aquella mañana? Por la puerta abierta entraba el aire, quebrando las guías de la yedra. En mis piernas comenzaba a crecer el vello entre las venas, y mis manos temblaban tibias al tocar mis senos. Los gorriones jugaban. En las lomas se mecían las espigas. Me dio lástima que ella ya no volviera a ver el juego del viento en los jazmines; que cerrara sus ojos a la luz de los días. ¿Pero por qué iba a llorar?“
„Allá hallarás mi querencia. El lugar que yo quise. Donde los sueños me enflaquecieron. Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos. Sentirás que allí uno quisiera vivir para la eternidad. El amanecer; la mañana; el mediodía y la noche, siempre los mismos; pero con la diferencia del aire. Allí, donde el aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fuera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida…“
„«Hace mucho tiempo que te fuiste, Susana. La luz era igual entonces que ahora, no tan bermeja; pero era la misma pobre luz sin lumbre, envuelta en el paño blanco de la neblina que hay ahora. Era el mismo momento. Yo aquí, junto a la puerta mirando el amanecer y mirando cuando te ibas, siguiendo el camino del cielo; por donde el cielo comenzaba a abrirse en luces, alejándote, cada vez más desteñida entre las sombras de la tierra.»Fue la última vez que te vi. Pasaste rozando con tu cuerpo las ramas del paraíso que está en la vereda y te llevaste con tu aire sus últimas hojas. Luego desapareciste. Te dije: «¡Regresa Susana!»»Pedro Páramo siguió moviendo los labios, susurrando palabras. Después cerró la boca y entreabrió los ojos, en los que se reflejó la débil claridad del amanecer.Amanecía.“
„Sólo después de que florezca el roble, que es el último en primavera, despierta el fresno. Me lo imagino como el pastor de los demás árboles, vigilando que las hojas de todos estén verdes antes de florecer él.“
„La poesía es un árbol sin hojas que da sombra.“
„Garabateo cosas en hojas de papel y los meto en los bolsillos. Cuando tengo suficiente, tengo un libro.“
„Así como la oruga elige las hojas más hermosas para poner sus huevos, el sacerdote deposita su maldición sobre los mejores goces.“
„Se detuvo y contempló las copas de los álamos, mecidas por el viento, con sus hojas mojadas y relucientes bajo el sol frío, y comprendió que no la perdonarían, que todo el mundo sería inmisericorde con ella, como ese cielo y ese follaje.“
„Estoy buscando esto —le digo señalándonos a los dos con la mano—. Nos estoy buscando a ti y a mí juntos.Audrey se arrodilla a mi lado y posa su mano en la mía para hacerme soltar las hojas.—No creo que esté ahí —me dice con dulzura—. Yo creo, Ed… —Posa las manos suavemente sobre mi cara. La luz anaranjada delatardecer la baña—. Creo que esto nos pertenece a nosotros.“
„Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; sumergir en ellos el rostro, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano, como pañuelo odorífero, para sacudir recuerdos al aire.¡Si pudieras saber todo lo que veo! ¡Todo lo que siento! ¡Todo lo que oigo en tus cabellos! Mi alma viaja en el perfume como el alma de los demás hombres en la música.Tus cabellos contienen todo un ensueño, lleno de velámenes y de mástiles; contienen vastos mares, cuyos monzones me llevan a climas de encanto, en que el espacio es más azul y más profundo, en que la atmósfera está perfumada por los frutos, por las hojas y por la piel humana.En el océano de tu cabellera entreveo un puerto en que pululan cantares melancólicos, hombres vigorosos de toda nación y navíos de toda forma, que recortan sus arquitecturas finas y complicadas en un cielo inmenso en que se repantiga el eterno calor.En las caricias de tu cabellera vuelvo a encontrar las languideces de las largas horas pasadas en un diván, en la cámara de un hermoso navío, mecidas por el balanceo imperceptible del puerto, entre macetas y jarros refrescantes.En el ardiente hogar de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado con opio y azúcar; en la noche de tu cabellera veo resplandecer lo infinito del azul tropical; en las orillas vellosas de tu cabellera me emborracho con los olores combinados del algodón, del almizcle y del aceite de coco.Déjame morder mucho tiempo tus trenzas, pesadas y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos y rebeldes, me parece que como recuerdos.“
„El resto comprendía a una mujer que en sus libros nunca había usado mayúsculas; a un hombre que no empleaba comas; a un joven que había escrito una novela de mil páginas sin utilizar una sola letra “o”; y otro que escribía poemas que no rimaban ni tenían ritmo; un barbudo que era sofisticado y lo probaba utilizando una palabra impublicable, de cuatro letras, en cada página de sus manuscritos de diez hojas; una mujer que imitaba a Lois Cook, aunque su estilo era aún menos claro y cuando se le pedían explicaciones, manifestaba que era el modo en que veía la vida, quebrada por el prisma de su subconsciente.“
„La palabra es soplo, el estremecimiento de las inteligencias se parece al estremecimiento de las hojas.“
„No tenían ya palabras. Las estrellas empezaban a brillar. ¿Cómo fue que sus labios se encontraron? ¿Cómo es que el pájaro canta, que la nieve se funde, que la rosa se abre? Un beso; eso fue todo. Los dos se estremecieron, y se miraron en la sombra con ojos brillantes. No sentían ni el frío de la noche, ni la frialdad de la piedra, ni la humedad de la tierra, ni la humedad de las hojas; se miraban y tenían el corazón lleno de pensamientos. Se habían cogido de las manos sin saberlo.“
„La cabaña de una bruja es un objeto arquitectónico muy preciso. Exactamente no es que se la construya, sino que se va acumulando a lo largo de los años conforme se van uniendo las distintas áreas de reparación, como un calcetín hecho enteramente de remiendos. La chimenea se retuerce como un sacacorchos. El techo de paja y cañizo es tan viejo que pequeños pero robustos árboles crecen en él, todos los suelos hacen pendiente, y de noche cruje como un velero en una tormenta. Si al menos dos paredes no están apuntaladas con alguna que otra viga, entonces no es una auténtica cabaña de bruja, sino meramente el hogar de una vieja medio chocha que lee las hojas del té y habla con su gato.“
„Vosotros los humanos sois expertos en pasar cosas por alto. Estáis casi ciegos y casi sordos. Miráis a un árbol y veis… un árbol sin más, una hierba rígida. No veis su historia, no sentís el bombeo de la savia, no oís a cada insecto de la corteza, no sentís la química de las hojas, no distinguís sus cien tonos de verde, los minúsculos movimientos con los que sigue al sol, el sutil crecimiento de la madera…“
„Había pagado muy alto precio por haber vivido demasiado tiempo con un solo sueño. Debió contemplar un cielo desconocido entre amedrantadoras hojas, y debió estremecerse al darse cuenta de lo grotesca que era una rosa, y de cuán cruda era la luz del sol sobre la hierba recién nacida. Un nuevo universo material, sin llegar a ser real, donde los pobres fantamas respiraban sueños“
„¿Cómo se va a West Egg? —me preguntó, despistado. Se lo dije. Y, cuando proseguí mi camino, ya no me sentía solo. Yo era un guía, un explorador, uno de los primeros colonos. Aquel hombre me había conferido el honor de ser ciudadano del lugar. Y así, con la luz del sol y la explosión espléndida de las hojas que crecían en los árboles como crecen las cosas en las películas a cámara rápida, tuve la certeza bien conocida de que la vida vuelve a empezar con el verano.“
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