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Relacionado con: hombres
„En el surco del arado entierra el hombre sus vicios.“
„El pensamiento es más que un derecho, es el aliento mismo del hombre.“
„Imputar la revolución a los hombres es imputar la marea a las olas.“
„El éxito es algo repugnante; su falso parecido con el mérito engaña a los hombres.“
„Es una cosa bastante repugnante el éxito. Su falsa semejanza con el mérito engaña a los hombres.“
„La felicidad es algo indeseable. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres.“
„¿Qué son las convulsiones de una ciudad al lado de los motines del alma? El hombre es más profundo que el pueblo.“
„Amigos míos, retened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores.“
„El hombre, el artista, el individuo desaparecen en esas grandes masas sin firma del autor; la inteligencia humana se resume y se totaliza en ellas. El tiempo es el arquitecto, el pueblo el albañil.“
„Dicho sea de paso, el éxito es una cosa bastante fea. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres de tal modo que para la multitud, el triunfo tiene casi el mismo rostro que la superioridad.“
„¡Dichoso, aún en medio del dolor, aquél que a Dios ha dado un alma digna del amor y de la desgracia! El que no ha visto las cosas de este mundo y el corazón de los hombres a esta doble luz, no ha visto nada verdadero, ni sabe nada.El alma que ama y padece se encuentra en un estado sublime.“
„¿Qué pasa con las almas de esos seres que acaban de dejar el seno de Dios cuando se encuentran así desde que nacen pequeñas y desnudas entre los hombres?“
„La fidelidad de muchos hombres se basa en la pereza, la fidelidad de muchas mujeres en la costumbre.“
„La conciencia es la presencia de Dios en el hombre.“
„La oscuridad es vertiginosa; el hombre necesita claridad; el que se interna en las tinieblas se siente con el corazón oprimido. Cuando la mirada ve oscura, el espíritu ve turbio.“
„El hombre respira, espira y expira.“
„Por desgracia Dios les da aire a los hombres, pero la ley de lo vende. No acuso a la ley pero bendigo a Dios“
„La vida empezó a hacerse dura para Marius. Comerse la ropa y el reloj no significaba nada. Se vio reducido a esa situación inexplicable que se llama comerse los codos, algo terrible que se traduce en días sin pan, noches sin sueños y sin luz, hogar sin fuego, semanas sin trabajo, porvenir sin esperanza; la levita rota en los codos, el sombrero viejo y raído, que hace reír a las jóvenes; la puerta cerrada de noche, porque no se paga a la patrona; la insolencia del portero y del bodegonero, la burla de los vecinos, las humillaciones, la dignidad ultrajada; el trabajo de cualquier clase, aceptado; los disgustos, la amargura, el abatimiento. Marius aprendió a devorarlo todo, y a no tener para devorar más que estas cosas. En ese momento de la existencia en que el hombre tiene necesidad de orgullo, porque tiene necesidad de amor, se vio despreciado, porque iba mal vestido, y se sintió ridículo, porque era pobre. A la edad en que la juventud hincha el corazón con imperial altivez, posó más de una vez los ojos en las botas agujereadas y conoció las injustas afrentas, el punzante bochorno de la miseria. Admirable y terrible prueba, de la cual los débiles salen infames y los fuertes, sublimes. Crisol donde el destino arroja a un hombre muchas veces, cuando quiere hacer de él un ser despreciable o un semidiós.Porque hay muchas acciones grandes en estas pequeñas luchas. El valor tenaz e ignorado, que se defiende palmo a palmo en la sombra, contra la fatal invasión de las necesidades y de la ignominia. Nobles y misteriosos triunfos que ninguna mirada ve, que ninguna fama recompensa, que ningún aplauso saluda. La vida, la desgracia, el aislamiento, el abandono, y la pobreza son campos de batalla que tienen sus héroes, héroes oscuros, es verdad, pero a veces más grandes que los héroes ilustres.Hay naturalezas firmes y raras, que han sido creadas así; la miseria, casi siempre madrastra, es algunas veces madre, la desnudez engendra en ocasiones el vigor del alma y del corazón; la miseria suele ser nodriza de la grandeza; la desgracia es una buena leche para los magnánimos.“
„Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre.“
„Siendo un ex pecador, como se calificaba a sí mismo sonriendo, no tenía ninguna de las asperezas del rigorismo, y profesaba muy alto, sin cuidarse para nada de ciertos fruncimientos de cejas, una doctrina que podría resumirse en estas palabras: «El hombre tiene sobre sí la carne, que es a la vez su carga y su tentación. La lleva, y cede a ella. Debe vigilarla, contenerla, reprimirla; mas si a pesar de sus esfuerzos cae, la falta así cometida es venial. Es una caída; pero caída sobre las rodillas, que puede transformarse y acabar en oración».“
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