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Relacionado con: horas
„Esperar. Ésa fue la primera lección que aprendí sobre el amor. El día se arrastra, haces miles de planes, imaginas todas las conversaciones posibles, prometes cambiar tu comportamiento… y te vas poniendo ansiosa y ansiosa, hasta que llega tu amado. Entonces ya no sabes qué decir. Esas horas de espera se han transformado en tensión, la tensión en miedo, y el miedo hace que nos dé vergüenza mostrar nuestro afecto.“
„Los libros son el entretenimiento perfecto: Sin comerciales, sin baterias, horas de diversión por cada dólar gastado. Lo que me pregunto es por que todo el mundo no lleva un libro consigo para esos momentos muertos inevitables en la vida.“
„Tras u periodo de abstinencia de mi ordenador, había adquirido la perspectiva suficiente para darme cuenta de lo adicto que me había vuelto a esa jodida maquina, malgastando horas leyendo estúpidos archivos adjuntos y visitando paginas web por la misma razón que impulsa a los alpinistas a escalar el Everst: porque estaban allí.“
„Haz pues mi querido Lucilio lo que dices que tú mismo me dices que haces: agárrate a las horas con ambas manos. Dependerás menos del día de mañana si tuvieses bien asido el de hoy.“
„si bien algunos seden ante las situaciones malas, no todo el mundo lo hace. Y que el trauma que puede destruir a una persona, también puede ser lo que proporcione a otro la capacidad de superar y construir un futuro mejor.Nosotros no tenemos que ser o seguir siendo las víctimas de lo que la vida a veces nos depara. Con la suficiente fuerza y valor, todos podemos superar y aprender a prosperar a pesar de los horrores y tragedias a los que hemos sobrevivido.Como dijo Platón: «Se amable, pues cada persona con la que te cruzas está lidiando su ardua batalla». Ese es el lema de mi vida y me ha acompañado a través de mi propio infierno y horas oscuras. Con la belleza y el poder del espíritu humano, porque se lo duro que puede llegar a ser ganar la batalla por la cordura y la seguridad. Y se lo difícil que es dejar atrás un pasado brutal que nunca debería haber existido.Cada día es una nueva batalla y si bien es posible que pierda algunas de esas peleas, nunca perderé mi guerra. No podía controlar el pasado o algunas de las pesadillas que se me han impuesto, pero puedo y realmente controlo mi presente y no permitiré que esos buitres me arrebaten otro momento de mi vida.Todos tenemos momentos de debilidad, pero con ello obtenemos la fuerza para saber que todavía seguimos aquí. Y que todavía importamos.Todos nosotros.“
„No puedes volver atrás en el tiempo. Nunca. Es lo único en la vida de lo que no puedes tener más, y es la única cosa que te despedazará sin piedad cuando se va. No tiene piedad por ningún alma, ni por el corazón. Y todos esos locos que te dicen que con el tiempo es más fácil, son unos tontos del culo mentirosos. Perder a alguien al que realmente amas jamás se vuelve más fácil. Sólo consigues unas pocas horas más sin romperte. Eso es todo… eso es todo. (Bubba)“
„Qué inoportuno eres, E’lir. ¿No ves que desentonas? Vuelve más tarde. —Giró de nuevo la cabeza, ignorándome.Di un resoplido y me incliné sobre el mostrador, estirando el cuello para leer lo que había escrito en la hoja de papel que Ambrose había dejado allí.—¿Que yo desentono? Por favor, pero si este verso tiene trece sílabas. —Di unos golpecitos con el dedo en la hoja—. Y no es verso yámbico. La verdad es que no sé si tiene alguna métrica.Ambrose giró la cabeza y me miró con irritación.—Cuidado con lo que dices, E’lir. El día que te pida ayuda para componer un poema será el día en que…—… será el día en que tengas dos horas libres —le interrumpí—. Dos horas largas, y eso será solo para empezar. «¿Así encuentra también bien el humilde tordo un suyo rumbo?» Mira, no sé por dónde empezar a corregir eso. No se aguanta por ninguna parte.—¿Qué sabrás tú de poesía? —dijo Ambrose sin molestarse en girar la cabeza.—Sé distinguir un verso que cojea cuando lo oigo —contesté—. Pero este ni siquiera cojea. La cojera tiene ritmo. Esto es como alguien cayendo por una escalera. Una escalera de peldaños irregulares. Con un estercolero al final.—Es un ritmo saltarín —me dijo con una voz tensa, ofendido—. Es lógico que no lo entiendas.—¿Saltarín? —Solté una risotada de incredulidad—. Mira, si viera «saltar» así a un caballo, lo sacrificaría por piedad, y luego quemaría su cuerpo para evitar que los perros lo mordisquearan y murieran.“
„No empezaréis sin mí, ¿verdad?—Empezaremos tan pronto como nuestro invitado haya comido y esté preparado —respondió Kote. Y, al ver la expresión de su joven alumno, se ablandó un poco—. De modo que calculo que tienes un par de horas.Bast echó un vistazo al otro lado del umbral y, vacilante, volvió a mirar al posadero. Este, divertido, esbozó una sonrisa.—Si no has vuelto para entonces, te llamaré antes de empezar. —Y ahuyentándolo con un gesto de la mano, añadió—: Vete ya.“
„No tienes las manos de un princesa frágil que pasa las horas haciendo encaje y que espera que llegue algún príncipe a salvarla. Son las manos de una mujer capaz de trepar por una cuerda hecha con su propio cabello para alcanzar la libertad, o de matar al ogro que la ha capturado mientras duerme.“
„La única entrada sobre los Chandrian ocupaba menos de media página:Cerré el libro. «Desalentador e infructuoso» me sonaba de algo.Lo peor no era que ya sabía todo lo que estaba escrito en aquella entrada, sino que era la mejor fuente de información que había descubierto en más de un centenar de largas horas de búsqueda.“
„Dado que Imre era un refugio para la música y el teatro, quizá penséis que yo pasaba mucho tiempo allí, pero nada podría estar más lejos de la verdad. Solo había estado en Imre una vez. Wilem y Simmon me habían llevado a una posada donde tocaba un trío de hábiles músicos: laúd, flauta y tambor. Pedí una jarra de cerveza pequeña que me costó medio penique y me relajé, dispuesto a disfrutar de una velada con mis amigos…Pero no pude. Apenas unos minutos después de que empezara a sonar la música, casi salí corriendo del local. Dudo mucho que podáis entender por qué, pero supongo que si quiero que esto tenga algún sentido, tendré que explicároslo.No soportaba oír música y no formar parte de ella. Era como ver a la mujer que amas acostándose con otro hombre. No. No es eso. Era como…Era como los consumidores de resina que había visto en Tarbean. La resina de denner era ilegal, por supuesto, pero había partes de la ciudad en que eso no importaba. La resina se vendía envuelta en papel encerado, como los pirulís o los tofes. Mascarla te llenaba de euforia. De felicidad. De satisfacción.Pero pasadas unas horas estabas temblando, dominado por una desesperada necesidad de consumir más, y esa ansia empeoraba cuanto más tiempo llevabas consumiéndola. Una vez, en Tarbean, vi a una joven de no más de dieciséis años con los reveladores ojos hundidos y los dientes exageradamente blancos de los adictos perdidos. Le estaba pidiendo un «caramelo» de resina a un marinero, que lo sostenía fuera de su alcance, burlándose de ella. Le decía a la chica que se lo daría si se desnudaba y bailaba para él allí mismo, en medio de la calle.La chica lo hizo, sin importarle quién pudiera estar mirando, sin importarle que fuera casi el Solsticio de Invierno y que en la calle hubiera diez centímetros de nieve. Se quitó la ropa y bailó desenfrenadamente; le temblaban las pálidas extremidades, y sus movimientos eran patéticos y espasmódicos. Entonces, cuando el marinero rio y negó con la cabeza, ella cayó de rodillas en la nieve, suplicando y sollozando, agarrándose desesperadamente a las piernas del marinero, prometiéndole que haría cualquier cosa que le pidiera, cualquier cosa…Así era como me sentía yo cuando oía tocar a unos músicos. No podía soportarlo. La ausencia diaria de mi música era como un dolor de muelas al que me había acostumbrado. Podía vivir con ello. Pero no soportaba ver cómo agitaban delante de mí el objeto de mi deseo.“
„Me fijé en que Fela giraba la cabeza y miraba a Simmon como si le sorprendiera verlo allí sentado.O mejor dicho: fue como si hasta ese momento Simmon únicamente hubiera ocupado espacio alrededor de Fela, como un mueble. Pero esa vez, cuando ella lo miró, lo captó por entero. El cabello rubio rojizo, la línea de su mandíbula, la amplitud de los hombros bajo la camisa. Esa vez, cuándo lo miró, lo vio de verdad.Dejadme decir una cosa. Todas las horas que pasamos buscando en el Archivo, todo el fastidio y el cansancio valieron la pena solo para presenciar aquel momento. Valió la pena sangre y temer a la muerte por verla enamorarse de Sim. Solo un poco. Solo el primer hálito débil del amor, tan leve que seguramente ni siquiera ella lo percibió. No fue espectacular, como un rayo seguido del estruendo de un trueno. Fue más bien como cuando golpeas pedernal contra acero y salta una chispa que se desvanece tan deprisa que casi no la ves. Pero sabes que está allí, donde no puedes verla, prendiendo.“
„Adelante, pues. Música y magia. Triunfo y delirio. Pensad. ¿Qué necesita nuestra historia? ¿Qué elemento vital le falta?—Mujeres, Reshi —saltó Bast—. Hay una escasez tremenda de mujeres.Kvothe sonrió.—«Mujeres» no, Bast. Una mujer. La mujer. —Kvothe miró a Cronista—. Has oído cosas sueltas, no lo dudo. Yo te contaré la verdad sobre ella. Aunque temo no estar a la altura del reto.Cronista cogió la pluma, pero antes de que la mojara en el tintero, Kvothe levantó una mano.—Antes de empezar, dejadme decir una cosa. He relatado historias en el pasado, he pintado imágenes con palabras, he contado grandes mentiras y verdades aún más duras. Una vez le canté los colores a un ciego. Toqué durante siete horas, pero al final me dijo que los veía: verde, rojo y dorado. Creo que eso fue más fácil que lo que intento hacer ahora. Tratar de que la entendáis describiéndola solo con palabras. Vosotros nunca la habéis visto ni habéis oído su voz. No podéis entenderlo.Kvothe le hizo una seña a Cronista para que cogiera la pluma.—Aun así, lo intentaré. Ella está ahora en los bastidores, a punto de salir a escena. Preparemos el escenario para su entrada…“
„En las largas horas de silencio se me atropellan los recuerdos, todo me ha sucedido en el mismo instante, como si mi vida entera fuera una sola imagen ininteligible.“
„En pocas horas el país se dividió en dos bandos irreconciliables y la división comenzó a extenderse entre todas las familias.“
„Blanca sostenía que había que dosificar lalectura, porque había cosas que no eran apropiadas para su edad, pero su tío Jaimeopinaba que la gente no lee lo que no le interesa, y si le interesa es que ya tienemadurez para hacerlo. Tenía la misma teoría para el baño y la comida. Decía que si laniña no tenía ganas de bañarse, era porque no lo necesitaba y que había que darle decomer lo que quisiera a las horas que tuviera hambre, porque el organismo conocemejor que nadie sus propias urgencias.“
„La vida costaba demasiado trabajo, no valía la pena levantarse por la mañana y ver arrastrarse las horas sin una finalidad. Descansar. Morir. Ser o no ser, como Hamlet. «No pienses, Maya, trata de mantenerte ocupada“
„Comenzaban por hacer una fogata en el patio con leña y carbón. Encima se colgaba de un trípode una olla de hierro negra por el uso, donde se echaban los ingredientes, en proporción de cuatro tazas de leche por una de azúcar, se aromatizaba con dos palitos de vainilla y la cáscara de un limón, se hervía pacientemente durante horas, revolviendo de vez en cuando con una larguísima cuchara de madera.“
„En las horas de peligro es cuando la patria conoce el quilate de sus hijos.“
„Leer en cada espera; leer a todas horas; leer en el tiempo libre; leer en tiempos de trabajo; leer a medida que uno entra; leer a la salida. La tarea de la mente educada es simple: leer para dirigir.“
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