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hostilidad
Relacionado con: hostilidad
„Creen que cualquier trozo de poder confiado en mí, será ejercido en oposición a sus confabulaciones. Y creen bien; porque he jurado sobre el altar de Dios hostilidad eterna contra cada forma de tiranía sobre la mente del hombre. Pero esto es todo lo que tienen que temer de mí: y esto basta, también, en su opinión.“
„El mundo no perece por los bandidos y los incendios, sino por el odio, la hostilidad, y todas estas pequeñas rencillas.“
„Eran islotes a los que se arrimaban durante algún tiempo, pero luego ambos partían de nuevo para el océano de hostilidad secreta que se manifestaba en el distanciamiento“
„Quedaban sólo escasos períodos de amos, que se hacían muy breves. Eran Islotes en los cuales atracaban un momento, para luego adentrarse de nuevo en el mar de la hostilidad latente, expresada en el alejamiento mutuo en que vivían“
„Sabes -indicó Clary-, la mayoría de psicólogos están de acuerdo en que la hostilidad es en realidad simple atracción sexual subliminada.-Vaya -exclamó Jace con despreocupación-, eso podría explicar por qué me tropiezo tan a menudo con gente a la que parece que le desagrado.“
„Suena la campana, señal inequivoca de que empiezan las hostilidades“
„Si los creyentes de las diferentes religiones actuales se esforzaran en pensar, juzgar y actuar con el espíritu de los fundadores de tales religiones, entonces no existiría la hostilidad basada en la fe que se da entre esos creyentes. Y lo que es más, las diferencias en materia de fe pasarían a ser insignificantes.“
„Si los creyentes de las diferentes religiones actuales se esforzaran en pensar, juzgar y actuar con el espíritu de los fundadores de tales religiones, entonces no existiría la hostilidad basada en la fe que se da entre esos creyentes.“
„No desdeñes la muerte; antes bien, acógela gustosamente, en la convicción de que ésta también es una de las cosas que la naturaleza quiere. Porque cual es la juventud, la vejez, el crecimiento, la plenitud de la vida, el salir los dientes, la barba, las canas, la fecundación, la preñez, el alumbramiento y las demás actividades naturales que llevan las estaciones de la vida, tal es también tu propia disolución. Por consiguiente, es propio de un hombre dotado de razón comportarse ante la muerte no con hostilidad, ni con vehemencia, ni con orgullo, sino aguardarla como una más de las actividades naturales. Y, al igual que tú aguardas el momento en que salga del vientre de tu mujer el recién nacido, así también aguarda la hora en que tu alma se desprenderá de esa envoltura.“