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Relacionado con: insecto
„La civilización es, entre otras cosas, el proceso por el que las primitivas manadas se transforman en una analogía, tosca y mecánica, de las comunidades orgánicas de los insectos sociales.“
„Lo que más interesante es en la naturaleza existen dos especies, unicamente dos especies que son expansionistas: el hombre y los insectos. Las demás especies son territoriales. El insecto es devorador, expansionista, hasta que se siegue expandiendo y no le importa. Y el hombre es así… las dos especies que van a acabar peleándose por el mundo van a ser insectos y hombres.“
„Los humanos nos hemos protegido de esa frialdad, nos hemos rodeado de una serie de amortiguadores, tratando de sobrevivir física e intelectualmente ante el hecho de que somos insectos bajo la bota de los dioses. ¿Qué pasa? Que ignorar esa realidad es una mentira. Si tú construyes una urbanización en una cañada, algún día bajará el agua por ahí. Aunque tarde siglos, bajará y se lo llevará todo. Entonces, cada vez que hacemos algo, esto lleva implícito el desastre.“
„El ser humano ha olvidado que no tiene otro remedio que convivir con el espanto de la naturaleza, con la frialdad de la naturaleza, que es como el corte de un bisturí sobre una mesa de mármol. Eso está ahí. Los humanos nos hemos protegido de esa frialdad, nos hemos rodeado de una serie de amortiguadores, tratando de sobrevivir física e intelectualmente ante el hecho de que somos insectos bajo la bota de los dioses. ¿Qué pasa? Que ignorar esa realidad es una mentira. Si tú construyes una urbanización en una cañada, algún día bajará el agua por ahí. Aunque tarde siglos, bajará y se lo llevará todo. Entonces, cada vez que hacemos algo, esto lleva implícito el desastre.“
„Barre a un lado a esos parásitos de academia subsidiados, que viven de las ganancias de la mente de otros y proclaman que el hombre no necesita moral, ni valores, ni código de conducta. Esos, que se consideran científicos y aseguran que el hombre es sólo un animal, al que no conceden en el mapa de la existencia el lugar que le han concedido al más insignificante de los insectos.“
„Vosotros los humanos sois expertos en pasar cosas por alto. Estáis casi ciegos y casi sordos. Miráis a un árbol y veis… un árbol sin más, una hierba rígida. No veis su historia, no sentís el bombeo de la savia, no oís a cada insecto de la corteza, no sentís la química de las hojas, no distinguís sus cien tonos de verde, los minúsculos movimientos con los que sigue al sol, el sutil crecimiento de la madera…“
„¡Si en la historia no hubiera más que batallas; si sus únicos actores fueran las celebridades personales, cuán pequeña sería! Está en el vivir lento y casi siempre doloroso de la sociedad, en lo que hacen todos y en lo que hace cada uno. En ella nada es indigno de la narración, así como en la Naturaleza no es menos digno de estudio el olvidado insecto que la inconmensurable arquitectura de los mundos. Los libros que forman la capa papirácea de este siglo, como dijo un sabio, nos vuelven locos con su mucho hablar acerca de los grandes hombres, de si hicieron esto o lo otro, o dijeron tal o cual cosa. Sabemos por ellos las acciones culminantes, que siempre son batallas, carnicerías horrendas, o empalagosos cuentos de reyes y dinastías, que preocupan al mundo con sus riñas o con sus casamientos; y entretanto la vida interna permanece oscura, olvidada, sepultada. Reposa la sociedad en el inmenso osario sin letreros ni cruces ni signo alguno: de las personas no hay memoria, y sólo tienen estatuas y cenotafios los vanos personajes… Pero la posteridad quiere registrarlo todo: excava, revuelve, escudriña, interroga los olvidados huesos sin nombre; no se contenta con saber de memoria todas las picardías de los inmortales desde César hasta Napoleón; y deseando ahondar lo pasado quiere hacer revivir ante sí a otros grandes actores del drama de la vida, a aquellos para quienes todas las lenguas tienen un vago nombre, y la nuestra llama Fulano y Mengano.“
„No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero el Jardín Botánico siempre ha tenido una agradable propensión a los sueños a que los insectos suban por las piernas y la melancolía baje por los brazos hasta que uno cierra los puños y la atrapa.“
„carga de insectos.“
„Hay un minuto en que se agota la siesta. Hasta la secreta, recóndita, minúscula actividad de los insectos cesa en ese instante preciso; el curso de la naturaleza se detiene; la creación tambalea al borde del caos y las mujeres se incorporan, babeando, con la flor de la almohada bordada en la mejilla, sofocadas por la temperatura y el rencor; y piensan: «Todavía es miércoles en Macondo». Y entonces vuelven a acurrucarse en el rincón, empalman el sueño con la realidad, y se ponen de acuerdo para tejer el cuchicheo como si fuera una inmensa sábana de hilo elaborada en común por todas las mujeres del pueblo.“
„«Con tan poca cosa puede un hombre ser feliz», pensó. «Ni siquiera un beso. Con tan poco. La taza de té preparada con su mínima liturgia, un insecto dormido sobre un libro, un perfume viejo. Sí, casi la nada…»“
„La muerte podía estar en una bolsa de cacahuetes, en un trozo de carne que se te atravesara, en el siguiente paquete de cigarrillos. Siempre te andaba rondando, de guardia en todas las estaciones de control entre lo mortal y lo eterno. Agujas infectadas, insectos venenosos, cables mal aislados, incendios forestales. Patines que lanzaban a intrépidos chiquillos a cruces muy transitados. Cada vez que te metes en la bañera para darte una ducha, Oz te acompaña: ducha para dos.Cada vez que subes a un avión, Oz lleva tu misma tarjeta de embarque. Está en el agua que bebes y en la comida que comes. «¿Quién anda ahí?», gritas en la oscuridad cuando estás solo y asustado, y es él quien te responde: Tranquilo, soy yo. Eh, ¿cómo va eso? Tienes un cáncer en el vientre, qué lata, chico, sí que lo siento. ¡Cólera! ¡Septicemia! ¡Leucemia! ¡Arteriosclerosis! ¡Trombosis coronaria! ¡Encefalitis! ¡Osteomielitis! ¡Ajajá, vamos allá!Un chorizo en un portal, con una navaja en la mano. Una llamada telefónica a medianoche. Sangre que hierve con ácido de la batería en una rampa de salida de una autopista de Carolina del Norte. Puñados de píldoras: anda, traga. Ese tono azulado de las uñas que sigue a la muerte por asfixia; en su último esfuerzo por aferrarse a la vida, el cerebro absorbe todo el oxígeno que queda en el cuerpo, incluso el de las células vivas que están debajo de las uñas.Hola, chicos, me llamo Oz el Ggande y Teggible, pero podéis llamarme Oz a secas. Al fin y al cabo, somos viejos amigos. Pasaba por aquí y he entrado un momento para traerte este pequeño infarto, este derrame cerebral, etcétera; lo siento, no puedo quedarme, tengo un parto con hemorragia y, luego, inhalación de humo tóxico en Omaha.Y la vocecita sigue gritando: «¡Te quiero, Tigger, te quiero! ¡Creo en ti, Tigger! ¡Siempre te querré y creeré en ti, y seguiré siendo niña, y el único Oz que habitará en mi corazón será ese simpático impostor de Nebraska! Te quiero…».Vamos patrullando, mi hijo y yo…, porque lo que importa no es el sexo ni la guerra, sino la noble y terrible batalla sin esperanza contra Oz, el Ggande y Teggible.“
„Debo confesarlo sinceramente. La vista de cualquier animal me regocija al punto y me ensancha el corazón, sobre todo la de los perros, y luego la de todos los animales en libertad, aves, insectos, etc. Por el contrario, la vista de los hombres excita casi siempre en mi una aversión muy señalada, porque con cortas excepciones, me ofrecen el espectáculo de las deformidades más horrorosas y variadas: fealdad física, expresión moral de bajas pasiones y de ambición despreciable, síntomas de locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin, una corrupción sórdida, fruto y resultado de hábitos degradantes. Por eso me aparto de ellos y huyo a refugiarme en la naturaleza, feliz al encontrar allí a los brutos.“
„He visto últimamente demasiados intelectuales. Estoy harto ya de esos genios insignes que tienen que soltar diamantes cada vez que abren la boca. Estoy harto de luchar por cada espacio de aire libre para la mente. Por eso estuve apartado de todos tanto tiempo, y ahora, al volver a ver a la gente, descubro que debo volver a mi cueva, hay otras cosas además de la mente: hay insectos, y palmeras y pimenteros de mesa, y yo tendré un pimentero de mesa en mi cueva, para reírme.“
„A mí cada vez que alguien me hablaba me entraban ganas de tirarme por la ventana o de escapar en el ascensor. La gente, simplemente, no me resultaba interesante. Quizá no tenía por qué serlo. Pero los animales, los pájaros, incluso los insectos lo eran. No podía entenderlo.“