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Relacionado con: jornadas
„Gerry se había ido. Ésa era la realidad. No volvería a acariciar la suavidad de su pero, a intercambiar en secreto una broma con él durante una cena de amigos, a lloriquearle al llegar a casa tras una dura jornada en el trabajo porque necesitaba algo tan simple como un abrazo; nunca volvería a compartir la cama con él, ni la despertarían cada mañana sus ataques de estornudos, ni reiría con él hasta dolerle la barriga, nunca volverían a discutir sobre a quién le tocaba levantarse a apagar la luz del dormitorio. Lo único que le quedaba eran un puñado de recuerdos y una imagen de su rostro, que día tras día iba haciéndose más vaga“
„La vida está hecha de tiempo. Los días se miden en horas, los salarios se miden en función de esas horas, nuestros conocimientos se miden en años. Robamos unos minutos a nuestras jornadas para tomar un café. Volvemos corriendo a nuestros puestos, miramos el reloj, vivimos de cita en cita. Y, sin embargo, el tiempo termina agotándose y en el fondo de tu alma te preguntas si esos segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y décadas se están empleando de la mejor manera posible.“
„Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.“
„Quien no madruga con el sol no disfruta de la jornada.“
„El Cristianismo no es más que la imitación de Cristo. El verdadero cristiano debe ser, en cuanto pueda y lo más que pueda, el imitador de Cristo, el copiador de Cristo, la sombra de Cristo. No existe, para él, otro modo de vivir la jornada terrena que como preparación de la perpetuidad paradisíaca.“
„Suzanne trabaja media jornada. Odia a su padre. Y se odia a sí misma por no plantarle cara. Se lamenta de todo.—Pero adoro a Melinda —dice—. Es el toque de belleza en medio de tanta fealdad.“
„La jornada se había iniciado con un pequeño almuerzo en las habitaciones del hotel de cierto legislador argentino, de visita en el país donde unas cuantas personas de diferentes nacionalidades habían estado hablando acerca del clima de la Argentina, de su suelo, de sus recursos naturales, de las necesidades de su población y de las ventajas de adoptar una actitud progresista y dinámica de cara al futuro. Uno de los temas tratados brevemente en la conversación tenía que ver con el hecho de que, dos semanas más tarde, la Argentina sería declarada República Popular.“
„Realicemos nuestro día con el mismo propósito que anima a la Naturaleza, y no nos dejemos apartar del camino por cascara alguna o por ala de mosquito que puedan caer en él. Levantémonos temprano, ayunemos o desayunémonos pausadamente y sin perturbaciones; que venga y vaya la compañía, que tañan las campanas o lloren los niños; sigamos, determinados a hacer de ello un día. ¿Por qué habríamos de someternos e ir con la corriente? No nos sintamos perturbados y vencidos en ese terrible rápido arremolinado que llamamos almuerzo, sito en los bajíos del mediodía. Sortead este peligro, y estaréis a salvo para el resto de la jornada, que discurrirá luego cuesta abajo. Con nervios templados y vigor matinal, dejadlo atrás, y como Ulises atado al mástil, poned la mirada en otra parte. Si silba el motor, que lo haga hasta enronquecer de insistencia. Si tañe la campana ¿por qué hemos de apresurarnos? Consideremos qué música nos ofrecen. Resolvámonos a hacer nuestro camino, llevando adelante nuestros pasos a través del barro y lodo de la opinión, prejuicios, tradición, engaño y apariencias que, cual tierra de aluvión, cubren el globo entero desde París a Londres, Nueva York, Bostón y Concord, a través de Iglesia y Estado, a través de la poesía, la filosofía y la religión, hasta que alcancemos un suelo duro y rocoso, al que podemos llamar realidad, y digamos: «Héla aquí, no hay duda». Y entonces, comencemos, contando con un point d’appui, bajo crecidas, heladas o fuego; un lugar donde se pueda encontrar un muro o una propiedad, donde se pueda erigir sin problemas un farol, o acaso un medidor, no un Nilómetro sino un Realímetro, para que las generaciones futuras sepan qué caudal llegaban a alcanzar de vez en cuando las riadas de engaños y apariencias. Si os enfrentáis cara a cara con un hecho, veréis brillar el sol en sus dos facetas, como si fuera una cimitarra, y sentiréis su suave filo, que os divide por el corazón y la médula, concluyendo así vuestra carrera mortal. Trátese de vida o muerte, nosotros ansiamos sólo la realidad. Si en verdad morimos, que oigamos el estertor en nuestras gargantas y sintamos el frío de nuestras extremidades; si estamos vivos, vayamos a lo nuestro. El tiempo no es sino el río donde voy a pescar. Bebo en él, y mientras lo hago, veo su lecho arenoso y descubro cuán cerca se encuentra de mí. Su fina corriente discurre incansable, pero la eternidad permanece. Yo quisiera beber de más hondo; y pescar en el cielo, cuyo cauce está tachonado de estrellas. No puedo contarlas. Ignoro la primera letra del alfabeto. Siempre he lamentado no ser tan sabio como el día en que nací. La inteligencia es un hendedor; discierne y saja su camino en el secreto de las cosas. No deseo ocupar mis manos más de lo necesario. Mi cabeza es manos y pies. Siento concentradas en ella mis mejores facultades. Mi instinto me dice que aquélla es un órgano excavador, como los hocicos y garras de algunos animales, y con ella minaría y horadaría yo mi camino a través de estas colinas. En algún lugar de estos alrededores se encuentra, creo, la vena más rica; me lo dicen mi varita mágica y los mágicos vapores que ascienden serpenteando. Aquí comenzaré a minar.“
„la disminución de las horas de trabajo en la empresa, abriendo así la posibilidad de que los desempleados completen —y por qué no, aumenten— la jornada laboral. Esta sería otra forma de realizar una acción social y éticamente responsable con la sociedad y sus desempleados especialmente.“
„Al mismo tiempo, y aun prescindiendo por completo del esclavizamiento general que entraña el sistema del trabajo asalariado, la clase obrera no debe exagerar a sus propios ojos el resultado final de estas luchas diarias. No debe olvidar que lucha contra los efectos, pero no contra las causas de estos efectos; que lo que hace es contener el movimiento descendente, pero no cambiar su dirección; que aplica paliativos, pero no cura la enfermedad. No debe, por tanto, entregarse por entero a esta inevitable lucha guerrillera, continuamente provocada por los abusos incesantes del capital o por las fluctuaciones del mercado. Debe comprender que el sistema actual, aun con todas las miserias que vuelca sobre ella, engendra simultáneamente las condiciones materiales y las formas sociales necesarias para la reconstrucción económica de la sociedad. En vez del lema conservador de «¡Un salario justo por una jornada de trabajo justa!», deberá inscribir en su bandera esta consigna revolucionaria: «¡Abolición del sistema del trabajo asalariado!“
„No quise hablar con Avellaneda. Primero, porque no quiero asustarla; segundo, porque no sé realmente qué decirle. Antes tengo que saber con precisión qué me está sucediendo. No puede ser que, a mis años, aparezca de pronto esta muchacha, que ni siquiera es definidamente linda, y se convierta en el centro de mi atención. Me siento nervioso como un adolescente, eso es cierto, pero cuando miro mi piel que empieza a aflojarse, cuando veo estas arrugas de mis ojos, estas várices de mis tobillos, cuando siento por las mañanas mi tos vejancona, absolutamente necesaria para que mis bronquios empiecen su jornada, entonces ya no me siento adolescente sino ridículo. Todo el mecanismo de mis sentimientos quedó detenido hace veinte años, cuando murió Isabel. Primero fue dolor, después indiferencia, más tarde libertad, últimamente tedio. Largo, desierto, invariable tedio.“
„El buen compañerismo consiste muchas veces en callar, en respetar el laconismo del otro, en comprender que eso es lo que el otro necesita en esa precisa y oscura jornada, y entonces arroparlo con nuestro silencio, o dejar que él nos arrope con el suyo, pero, y este pero es fundamental, sin que ninguno de los dos lo pida ni lo exija, sino que el otro lo comprenda por sí mismo, en una espontánea solidaridad.“
„Basta caminar algún trecho por la implacable rigidez que los espejos del pasado nos abren, para sentirnos forasteros y azorarnos cándidamente de nuestras jornadas antiguas. No hay en ellas comunidad de intenciones, ni un mismo viento que las empuja.“
„Creo que mis jornadas y mis noches se igualan en pobreza y en riqueza a las de Dios y a las de todos los hombres.» (‘Mi vida entera’, Luna de en frente – 1925)“
„De niño aprendí a conciliar el sueño mientras le explicaba a mi madre en la penumbra de mi habitación las incidencias de la jornada, mis andanzas en el colegio, lo que había aprendido aquel día… No podía oír su voz o sentir su tacto, pero su luz y su calor ardían en cada rincón de aquella casa y yo, con la fe de los que todavía pueden contar sus años con los dedos de las manos, creía que si cerraba los ojos y le hablaba, ella podría oírme desde donde estuviese.“
„Coraje. Comenzando la jornada con esta palabra, y siguiendo con la fe en Dios, llegarás hasta donde necesitas.“
„Le había dicho que se paseaba por el patio como si estuviera en una fiesta. Yo no lo habría expresado así, pero entiendo lo que quería decir. Tiene relación con lo que dije de que Andy llevaba su libertad como un abrigo invisible y con lo que dije de que nunca llegó a tener en realidad una mentalidad carcelaria. Nunca llegó a tener esa mirada obtusa. Nunca llegó a caminar como caminan los hombres cuando termina la jornada y han de volver a sus celdas para otra noche interminable… encorvados, aturdidos. Andy caminaba erguido y con paso vivo siempre, como quien se dirige a casa, donde le aguardan una buena cena hogareña y una buena mujer, y no la bazofia insípida de verduras pastosas, puré de patatas grumoso y una o dos tajadas de ese material cartilaginoso y grasiento que casi todos los presos llaman «carne de enigma»… eso y una foto de Raquel Welch en la pared.“
„En cada ocasión debía acomodar su estado de ánimo a las exigencias del momento, pero al terminar la jornada, en el silencio de su habitación, pasaba revista a los acontecimientos y concluía que en medio del diario desafío lo más conveniente era no pensar demasiado para evitar que el miedo o la ira lo paralizaran.“
„El movimiento de los átomos corre hacia arriba, hacia abajo, circularmente. Pero el curso de la virtud no está sujeto a ninguno de estos giros. Tiene, más bien, un no sé qué divino, de modo que hace su jornada por una órbita difícil e incomprensible.“