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los mil
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Relacionado con: los mil
„A los generosos les hace felices ver a otros felices; los avaros no proceden igual, porque pueden conseguir una felicidad mil veces mayor no haciéndolo. No existe otra razón.“
„De cada diez mil humanos, no hay ni dos que tengan algo de cerebro.“
„Pero yo sé que no es así, sé que los leprosos han llegado por fin. Miles de leprosos han abandonado Agua de Dios y han invadido aBogotá, Santa Mano de mi Padre, protégeme de la invasión de los leprosos. Aunque sé que no hay que fiarse demasiado de esa Mano.“
„El impulso natural de la persona vigorosa y decente es tratar de hacer el bien, pero si se ve privada de todo poder político y de toda oportunidad de influir en los acontecimientos, se verá desviada de su curso natural, y decidirá que lo importante es ser bueno. Eso es lo que les ocurrió a los primeros cristianos; ha conducido a un concepto de santidad personal como algo completamente independiente de la acción benéfica, ya que la santidad tenía que ser algo que podía ser logrado por personas impotentes en la acción. Por lo tanto, la virtud social llegó a estar excluida de la ética cristiana. Hasta hoy los cristianos convencionales piensan que un adúltero es peor que un político que acepta sobornos, aunque este último probablemente hace un mal mil veces mayor.“
„Mas ¿quién eres tú que sientas cátedrapara juzgar desde lejos a mil millascon la vista de un palmo corta?“
„La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.“
„Cautivar a una persona libre con amor es mejor que liberar a mil esclavos.“
„IMPRESIONESEl tiempo trajo milImpresiones.Ni una de ellas hube visto en el espejo de la imaginación.“
„El Sufismo es el hacer en esta vida lo que cualquier tonto estará haciendo dentro de diez mil años.“
„Hace más de mil años, en oriente se escribía que “Antes el Sufismo era una realidad sin nombre: ahora es un nombre sin una realidad”.“
„Recuerda el proverbio: «Una señal es suficiente para el vigilante, pero miles de consejos no son suficientes para el negligente.“
„Para quien entiende, una señal es suficientePara el necio, sin embargo, mil exposiciones no son suficientes.“
„¿Cómo puede un ser fugaz apegarse a otro ser fugaz?, pues no volverá a ver a su ser amado en miles de nacimientos. Mientras no lo vea, sentirá despecho y no podrá mantener el pensamiento reconcentrado. Más, aunque lo viera no lograría saciarse; le oprimiría la sed como antes. Por este apego no percibe las cosas como son, pierde el sentido de urgencia que le da el desasosiego, y lo consume esta aflicción que le causa el ansia de querer unirse con lo amado. Preocupándose con esto, segundo a segundo pasa su corta vida en vano. Pierde el Dharma perenne por querer algo perecedero.“
„¿Cómo puede un ser fugaz apegarse a otro ser fugaz?, pues no volverá a ver a su ser amado en miles de nacimientos.“
„Los socialistas más antiguos, que habían sido formados para combatir los «privilegios de clase», daban por sentado que lo que no era hereditario no podía ser permanente. No comprendían que la continuidad de una oligarquía no tiene por qué ser física, ni se pararon a pensar que las aristocracias hereditarias han durado siempre poco tiempo, mientras que las organizaciones basadas en la adopción, como la Iglesia católica, a veces han durado cientos o miles de años.“
„Ya no tengo ni encuentro palabras con las que pedir misericordia.Baldía y fea como una rodilla desnuda es mi alma.Busco un poema que no encuentro, el poema de un cuerpo a quien la desesperación pobló súbitamente en su carne, de mil bocas grandiosas, de dos mil labios gritadores.A mis oídos llegan voces distantes, resplandores pirotécnicos, pero yo estoy aquí solo, agarrado por mi tierra de miseria como con nueve pernos.“
„Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono.Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre.No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.“
„Si gobiernas un estado de mil carros (un estado de pequeño a mediano tamaño), debes prestar estricta atención al comercio, se fiel a tu palabra, se económico en el gasto y ama al pueblo. Deberías usarlos de acuerdo a las estaciones (es decir, no debes alistar a los agricultores durante la siembra o el tiempo de cosecha).“
„Pero ya duerme sin fin.Ya los musgos y la hierbaabren con dedos segurosla flor de su calavera.Y su sangre ya viene cantando:cantando por marismas y praderas,resbalando por cuernos ateridos,vacilando sin alma por la niebla,tropezando con miles de pezuñascomo una larga, oscura, triste lengua,para formar un charco de agoníajunto al Guadalquivir de las estrellas.¡Oh blanco muro de España!¡Oh negro toro de pena!¡Oh sangre dura de Ignacio!¡Oh ruiseñor de sus venas!“
„Si me preguntan ustedes por qué digo yo «Mil panderos de cristal herían la madrugada», les diré que los he visto en manos de ángeles y árboles, pero no sabré decir nada más, ni mucho menos explicar su significado. Y está bien que sea así. El hombre se acerca por medio de la poesía con más rapidez al filo donde el filósofo y el matemático vuelven la espalda en silencio.“
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