„Yo te amo. Te amo porque todos los amores del mundo son como ríos diferentes que corren hacia un mismo lago, y allí se encuentran y se transforman en un amor único que se hace lluvia y bendice la tierra. »Yo te amo como un río, que crea las condiciones para que la vegetación y las flores crezcan por donde él pasa. Yo te amo como un río, que da de beber al que tiene sed y transporta a la gente hasta donde quiere llegar. »Yo te amo como un río, que entiende que tiene que correr de manera distinta en una cascada y aprender a reposar en una depresión del terreno. Yo te amo porque todos nacemos en el mismo lugar, en la misma fuente, que sigue alimentándonos siempre con más agua. Así, cuando somos débiles todo lo que tenemos que hacer es esperar un poco. Vuelve la primavera, las nieves del invierno se derriten y vuelven a llenarnos de nueva energía. »Yo te amo como un río que empieza solitario y débil en una montaña, poco a poco va creciendo y uniéndose a otros ríos que se acercan hasta que, a partir de un determinado momento, puede evitar cualquier obstáculo para llegar a donde desea. »Entonces, yo recibo tu amor y te entrego mi amor. No el amor de un hombre por una mujer, no el amor de un padre por una hija, no el amor de Dios por sus criaturas. Sino un amor sin nombre, sin explicación, como un río que no puede explicar su curso, simplemente sigue adelante. Un amor que no pide y que no da nada a cambio, simplemente se manifiesta. Nunca voy a ser tuyo, tú nunca vas a ser mía, pero aun así puedo decir: yo te amo, yo te amo, yo te amo.“
„El Alquimista cogió un libro que alguien de la caravana había traído. El volumen estaba sin las tapas, pero logró identificar su autor: Oscar Wilde. Mientras lo hojeaba, encontró una historia sobre Narciso.El Alquimista conocía la leyenda de Narciso, un hermoso muchacho que todos lod días iba a contemplar su propia belleza en el lago. Estaba tan fascinado por sí mismo, que un día cayó dentro del lago y murió ahogado. En el lugar donde cayó nació una flor a la que llamaron narciso.Pero no era así como Oscar Wilde ponía fin a la historia.Él decía que cuando Narciso murió, vinieron las Oréiadas-diosas del bosque- y vieron el lago transformado, de un lago de agua dulce, en un cántaro de lágrimas saladas.- Por qué lloráis?- preguntaron las Oréiadas.- Lloro por Narciso,- respondió el lago.- Oh, no nos extraña que lloréis por Narciso- prosiguieron diciendo ellas-. Al gin y al cabo, a pesar de que todas nosotras le perseguíamos siempre a través del bosque, vos erais el único que tenía la oportunidad de contemplar de cerca su belleza.- Entonces, ¿era bello Narciso?- preguntó el lago.- ¿Quién sino vos podría saberlo?- respondieron, sorprendidas, las Oréiadas-. Después de todo, era sobre vuestra orilla donde él se inclinaba todos los días.El lago quedóse inmóvil unos instantes. Finalmento dijo:- Lloro por Narciso, pero nunca me habñia dado cuenta de que Narciso fuese bello.- Lloro por Narciso porque cada vez que él se recostaba sobre mi orilla yo podía ver, en el fondo de sus ojos, mi propia belleza reflejada.Qué historia tan hermosa- dijo el Alquimista.“