„Sin embargo, cada vez que debo hablar de mí mismo me siento, en cierto modo, confuso. Me veo atrapado por la clásica paradoja que conlleva la proposición: “¿Quién soy?”. Si se tratara de una simple cantidad de información, no habría nadie en este mundo que pudiera aportar más datos que yo. No obstante, al hablar sobre mí, ese yo de quien estoy hablando queda automáticamente limitado, condicionado y empobrecido en manos de otro que soy yo mismo en tanto que narrador -víctima de mi sistema de valores, de mi sensibilidad, de mi capacidad de observación y de otros muchos condicionamientos reales-. En consecuencia, ¿hasta qué punto se ajusta a la verdad el “yo” que retrato? Es algo que me inquieta terriblemente. Es más, me ha preocupado siempre.Sin embargo, la mayoría de las personas de este mundo no parece sentir ese temor, esa incertidumbre. En cuanto tienen oportunidad hablan de sí mismos con una sinceridad pasmosa. Suelen decir frases del tipo: “Yo parezco tonto de tan franco y sincero que soy”, o “Soy muy sensible y me manejo muy mal en este mundo”, o “Yo le leo el pensamiento a la gente”. Pero he visto innumerables veces cómo personas “sensibles” herían sin mas los sentimientos ajenos. He visto a personas “francas y sinceras” esgrimir sin darse cuenta las excusas que más le convenían. He visto cómo personas que “le leían el pensamiento a la gente” eran engañadas por los halagos más burdos. Todo ello me lleva a pensar: “¿Qué sabemos, en realidad, de nosotros mismos?”.“
„Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)“
„SeñorLa jaula se ha vuelto pájaroy se ha voladoy mi corazón está locoporque aúlla a la muertey sonríe detrás del vientoa mis deliriosQué haré con el miedoQué haré con el miedoYa no baila la luz en mi sonrisani las estaciones queman palomas en mis ideasMis manos se han desnudadoy se han ido donde la muerteenseña a vivir a los muertosSeñorEl aire me castiga el serDetrás del aire hay monstruosque beben de mi sangreEs el desastreEs la hora del vacío no vacíoEs el instante de poner cerrojo a los labiosoír a los condenados gritarcontemplar a cada uno de mis nombresahorcados en la nada.SeñorTengo veinte añosTambién mis ojos tienen veinte añosy sin embargo no dicen nadaSeñorHe consumado mi vida en un instanteLa última inocencia estallóAhora es nunca o jamáso simplemente fue¿Cómo no me suicido frente a un espejoy desaparezco para reaparecer en el mardonde un gran barco me esperaríacon las luces encendidas?¿Cómo no me extraigo las venasy hago con ellas una escalapara huir al otro lado de la noche?El principio ha dado a luz el finalTodo continuará igualLas sonrisas gastadasEl interés interesadoLas preguntas de piedra en piedraLas gesticulaciones que remedan amorTodo continuará igualPero mis brazos insisten en abrazar al mundoporque aún no les enseñaronque ya es demasiado tardeSeñorArroja los féretros de mi sangreRecuerdo mi niñezcuando yo era una ancianaLas flores morían en mis manosporque la danza salvaje de la alegríales destruía el corazónRecuerdo las negras mañanas de solcuando era niñaes decir ayeres decir hace siglosSeñorLa jaula se ha vuelto pájaroy ha devorado mis esperanzasSeñorLa jaula se ha vuelto pájaroQué haré con el miedo“