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Relacionado con: matrimonio
„El matrimonio es como las libretas de ahorro: de tanto meter y sacar se pierde el interés.“
„El matrimonio es el fin de la esperanza.“
„Algunos matrimonios no son otra cosa que un secuestro amañado.“
„He observado que después del matrimonio las personas dejan de ser curiosas.“
„Después de 10 años de matrimonio era todavía lo suficientemente estúpido como para seguir enamorado de ella.“
„Se conocían demasiado para gozar de aquellos embelesos de la pasión que centuplican su gozo. Ella estaba tan hastiada de él como él cansado de ella. Emma volvía a encontrar en el adulterio todas las soserías del matrimonio“
„Así que el matrimonio era una institución para salvar a los reyes y los nobles de mantener a tus hijos.“
„En nuestra región eclesiástica hay presbíteros que no bautizan a los chicos de las madres solteras porque no fueron concebidos en la santidad del matrimonio (…) Estos son los hipócritas de hoy. Los que clericalizaron a la Iglesia. Los que apartan al pueblo de Dios de la salvación.“
„AROMOS Paseando hace años Por una calle de aromos en flor Supe por un amigo bien informado Que acababas de contraer matrimonio. Contesté que por cierto Que yo nada tenía que ver en el asunto. Pero a pesar de que nunca te amé –Eso lo sabes tú mejor que yo– Cada vez que florecen los aromos –Imagínate tú– Siento la misma cosa que sentí Cuando me dispararon a boca de jarro La noticia bastante desoladora De que te habías casado con otro.“
„El matrimonio es una cosa tan bella, que es preciso pensar en él toda la vida.“
„A la una de la mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente, una vez siquiera, la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto hiriente fueron los agravios.“
„Aunque no existiera el divorcio, el matrimonio siempre acabará mal: uno de los cónyuges morirá. Incluso, más tarde también morirá el otro.“
„El matrimonio es el único caso conocido en Física en que dos cuerpos pueden permanecer unidos sin que se atraigan.“
„El amor abre un paréntesis; el matrimonio lo cierra.“
„Pongámonos de acuerdo en qué es la igualdad, pues si la libertad es la cima, la igualdad es la base. La igualdad, ciudadanos, no es que toda la vegetación esté enrasada, una sociedad de hierbas largas y de robles bajos; un vecindario de envidias que se castren entre sí; es, en el ámbito civil, que todas las aptitudes tengan las mismas oportunidades; en el ámbito político, es que todos los votos valgan lo mismo; en el ámbito religioso, es que todas las conciencias tengan los mismos derechos. La Igualdad tiene un órgano: la instrucción gratuita y obligatoria. El derecho al alfabeto, por ahí es por donde hay que empezar. La escuela primaria obligatoria para todos; la escuela secundaria brindada a todos, ésa es la ley. De la escuela idéntica sale la sociedad igual. ¡La enseñanza, sí! ¡Luz! ¡Luz! Todo viene de la luz y todo va a la luz. Ciudadanos, el siglo XIX es grande, pero el siglo XX será feliz. Y ya no pasará nada que tenga que ver con la historia vieja; no tendremos ya que temer, como ahora, una conquista, una invasión, una usurpación, una rivalidad a mano armada de naciones, una interrupción de la civilización que dependa de un matrimonio de reyes, de un nacimiento en el seno de las tiranías hereditarias, de un reparto de pueblos obra de un congreso, de un desmembramiento porque se hunda una dinastía, de un combate entre dos religiones que choquen de frente como dos carneros del reino de la oscuridad, en el puente de lo infinito; no tendremos ya que temer la hambruna, ni la explotación, ni la prostitución fruto de la desesperación ni el desvalimiento, ni la miseria fruto del paro, ni el patíbulo, ni la espada, ni las batallas, ni todos los robos de salteador del azar en el bosque de los acontecimientos. Casi podríamos decir que ya no habrá acontecimientos. Los hombres serán felices. El género humano cumplirá su ley como cumple la suya el globo terrestre; se restablecerá la armonía entre el alma y el astro; el alma gravitará en torno a la verdad igual que el astro en torno a la luz.“
„(…) Vivimos en una sociedad sombría. Lograr el éxito, ésta es la enseñanza que, gota a gota, cae de la corrupción a plomo sobre nosotros.Digamos, sin embargo, que eso que se llama éxito es algo bastante feo. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres. Para la muchedumbre, el triunfo tiene casi el mismo aspecto que la supremacía. El éxito, este artificio del talento, tiene una víctima a quien engañar: la historia. Juvenal y Tácito son los únicos que protestan. En nuestros días, ha entrado como sirviente en casa del éxito una filosofía casi oficial, que lleva la librea de su amo y le rinde homenaje en la antecámara. Hay que tener éxito: ésa es la teoría. La prosperidad supone capacidad. Ganen la lotería y ya serán capaces. El que triunfa es objeto de veneración. Todo consiste en nacer de pie. Tengan suerte, lo demás ya llegará; sean felices, y los considerarán grandes. Fuera de cinco o seis excepciones importantes, que constituyen la luz de un siglo, la admiración contemporánea no es más que miopía. Lo dorado es considerado oro. No importa ser un cualquiera, si se llega el primero. El vulgo es un viejo Narciso que se adora a sí mismo y que celebra todo lo vulgar. Esa facultad enorme, por la cual el hombre se convierte en Moisés, Esquilo, Dante, Migue Ángel o Napoleón, la multitud la concede por unanimidad y por aclamación a quien logra su objetivo, sea quien fuere. Que un notario se transforme en diputado; que un falso Corneille haga el Tiridate; que un eunuco llegue a poseer un harén; que un militar adocenado gane por casualidad la batalla decisiva de una época; que un boticario invente las suelas de cartón para el ejército del Sambre-et-Meuse y obtenga, con aquel cartón vendido como cuero, una renta de cuatrocientos mil francos; que un buhonero contraiga matrimonio con la usura, y tenga de ella por hijos siete y ocho millones, de los cuales él es el padre y ella, la madre; que un predicador llegue a obispo por la gracia de ser gangoso; que un intendente de buena casa, al dejar el servicio, sea tan rico que lo nombren ministro de Hacienda; no importa: los hombres llaman a eso Genio, tal como Belleza a la figura de Mousqueton, y Majestad al talante de Claudio, confundiendo así con las constelaciones del abismo las huellas estrelladas que dejan en el lodo blando las patas de los gansos.“
„Ten tus ojos bien abiertos antes del matrimonio y medio cerrados después de él.“
„Los finales felices están muy bien siempre que resulten felices por sí mismos, pero no los puedes fabricar para los demás. Es como pensar que la única manera de garantizar un matrimonio feliz es cortar la cabeza a los novios en cuanto dicen «Sí, quiero.“
„El matrimonio es una gran institución, pero yo no estoy preparada para las instituciones.“
„Lo que hay que hacer es aprender a amar como Dios nos ama, y esto significa amar a todo el mundo, todo el tiempo. No quiere decir que nos deba gustar todo el mundo, ni que tengamos que salir con todo el que nos invite, ni casarnos con todos los que nos propongan matrimonio, ni invitar a todo el mundo a almorzar. Tampoco quiere decir que debamos confiar en todo el mundo, a nivel de personalidad. El amor que nos salvará es impersonal, no personal—un amor incondicional porque no se basa en lo que hacen las personas sino en lo que en esencia son.“
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