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Relacionado con: medicamento
„Actualmente los laboratorios invierten más en mejorar y producir viagra y en desarrollar mejores prótesis mamarias que en medicamentos para el Alzheimer. Esto provocará -en el curso de unos años- que más gente de la tercera edad tendrá mejores erecciones y senos más prominentes, pero no recordarán para que los tienen.“
„Lo que los medicamentos no sanan lo cura el hierro; lo que no cura el hierro, el fuego lo cura; lo que no sana el fuego debe considerarse incurable.“
„Esto prometo: ejercer mi medicina y no apartarme de ella mientras Dios me consienta ejercerla, y refutar todas las falsas medicinas y doctrinas. Después, amar a los enfermos, a cada uno de ellos más que si de mi propio cuerpo se tratara. No cerrar los ojos, y orientarme por ellos, ni dar medicamentos sin comprenderlo ni aceptar dinero sin ganarlo.“
„La medicina tiene sus límites, realidad qe no se enseña en la facultad. Otra realidad que no se enseña es qe un corazón compaisvo puede sanar casi todo. Unos cuantos meses en el campo me convencieron de que ser buen médico no tiene nada que ver con anatomía, cirugía ni con recetar los medicamentos correctos. El mejor servicio que un médico puede prestar a un enfermo es ser una persona amable, atenta, cariñosa y sensible.“
„Esteban abrió la puerta y necesitó algunos segundos para ver en la oscuridad. El olor a medicamentos y podredumbre le golpeó la cara un olor dulzón de sudor, humedad, encierro y algo que al principio no identificó, pero que pronto se le adhirió como una peste: el olor de la carne en descomposición.“
„preocuparse de su propio cuerpo con mesura, no como si tuviera apego a la vida, sin llegar al maquillaje pero tampoco desde luego al abandono, de forma que por su propia diligencia precisaba poquísimo de la medicina, de sus medicamentos o ungüentos, de uso interno o externo; ceder“
„Los medicamentos controlan bastante los delirios. Como hoy, por ejemplo. Sé que no soy el emperador. Siemplemente sé mucho sobre el hombre que lo fue. Y sobre cómo dirigir un ejército. Y lo que pasó en 1812. Hoy sólo soy un historiador de tercera categoría. Pero mañana, no sé. Quizá fingiré tomarme la medicación que me den esta noche. Ya sabes, ponérmela bajo la lengua y escupirlas después. Hay algunos trucos que casi todo el mundo aprende en el hospital. O puede que la dosis se quede un poco corta. Eso también pasa, porque las enfermeras tienen que distribuir muchas pastillas y a veces no prestan atención como deberían a quién recibe qué. Y ya está: un delirio muy potente no necesita demasiado terreno para arraigar y florecer.“