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moderación
Relacionado con: moderación
„Creen muchos que la moderación es una especie de traición.“
„Hay personas tan prudentes que no comen, y otras tan sumisas que piden permiso para hacerlo. Ambas mueren por inanición. La moderación es un atributo admirado por casi todas las culturas y requisito fundamental para garantizar la convivencia y salvaguardar la integridad psicológica de la gente, pero si se hace de ella un supervalor se comienza a transitar peligrosamente por los límites de la falsedad y el bloqueo emocional.“
„También en la moderación hay un término medio, y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por desenfreno.“
„Les recomiendo la moderación en sus deseos. (Tholomyes)“
„Hasta en el exceso existe una moderación.“
„La moderación es también un exceso.“
„La felicidad nace de la moderación.“
„Cada uno de nosotros es más rico de lo que piensa, pero se nos habitúa al préstamo y a la mendicidad; se nos acostumbra a servirnos de lo ajeno más que de lo nuestro. En nada acierta el hombre detenerse en el preciso punto de su necesidad: en goces, riqueza y poderío abraza más de lo que puede estrechar; su avidez es incapaz de moderación. Yo“
„Ésa Constitución falangista que quiere Arrese aunque desfastizada es dañina (…) por su acento social y perjudicial por su anticapitalismo contra el ‘sistema’ (…) Sin embargo nos es atrayente por su contenido antiliberal y su esencia nacional de la patria así como su moderación en lo referente al Partido único que ha prometido sacrificar en pos del interés y del ideal de España.“
„Eso es lo que me gusta; así es como debiera ser un joven. Sin importar a qué esté dedicado, su entrega a lo que hace no debe saber de moderaciones ni dejarle ninguna sensación de fatiga.“
„Hay que comer y beber con tal moderación, que nuestras fuerzas se restauren y no se recarguen.“
„Te ruego que recites el pasaje tal como te lo he declamado yo, con soltura y naturalidad, pues si lo haces a voz en grito, como acostumbran muchos de nuestros actores, valdría más que diera mis versos a que los voceara el pregonero.Guardate también de aserrar demasiado el aire, así con la mano.Moderación en todo, pues hasta en medio del mismo torrente, tempestad y aún podría decir to torbellino de tu pasión, debes tener y mostrar aquella templanza que hace suave y elegante la expresión.¡Oh! me hiere el alma oir desgarrar una pasión hasta convertirla en jirones y verdaderos guiñapos, hediendo los oídos de los «mosqueteros» que por lo general, son incapaces apreciar otra cosa que incomprensibles pantomimas y barullo.De buena gana mandaría azotar a ese energúmeno por exagerar el tipo de Termagante….¡¡Esto es ser más herodista que Herodes…!¡ Evitalo tú, por favor!No seas tampoco demasiado tímido; en ésto tu propia discreción debe guiarte.Que la acción corresponda a la palabra y la palabra a la acción, poniendo un especial cuidado en no traspasar los límites de la sencillez de la naturaleza, porque todo lo que a ella se opone, se aparta igualmente del propio fin del arte dramático, cuyo objeto, tanto en su origen como en los tiempos que corren, ha sido y es, presentar, por decirlo así, un espejo a la Humanidad;Mostrar a la virtud sus propios rasgos, al vicio su verdadera imgen y a cadaedad y generación su fisonomía y sello caraterístico.De donde resulta que si se carga la expresión o si esta languidece, por más que ello haga reir a los ignorantes, no podrá menos de disgustar a los discretos, cuyo dictamen, aunque se trate de un solo hombre, debe pesar más en vuestra estima que el de todo un público compuesto de los otros.¡Oh! cómicos hay a quienes he visto representar y a los que he oído elogiar, y en alto grado, que, por no decirlo en malos términos, no teniendo ni acento ni traza de cristianos, de gentiles, ni tan siquiera de hombres, se pavoneaban y vociferaban de tal modo que llegué a pensar si proponiéndose algún mal artífice de la Naturaleza formar tal casta de hombres, le resultaron unos engendros:¡Tan abominablemente imitaban la Humanidad!¡Oh! Corregidlo del todo! y no permitáis que los que hacen de graciosos ejecuten más de lo que les esté indicado, porque alguno de ellos empiezan a dar risotadas para hacer reir a unos cuantos espectadores imbéciles, aún cuando en aquel preciso momento algún punto esencial de la pieza reclame la atención.Esto es indigno, y revela en los insensatos que lo practican la más estúpida pretensión. Id a prepararos“