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Relacionado con: muchacho
„La gente es todo lo vieja que quiera ser. He visto algunas muchachas con 20 años y estar totalmente envejecidas, por el contrario, conozco a una muchachita con 83 años, Teresa de Calcuta, que nos enseña a vivir todos los días.“
„El muchacho no había tenido mala intención. Lo cual, en cierta manera, empeoraba aún más las cosas. Los que le querían bien se comportaban lo mismo que los que le querían mal.“
„Ahora y aquí, muchachos.“
„Muchacha, hacete el papanicolau.“
„No hay rasgo exterior que distinga a un malvado; puesto que la atrocidad, la cometida en las muchachas o cualquier otra, se encuentra a mano del primero que pase. No se trata de que este mundo esté lleno de inocentes, sino de lo contrario: está poblado por individuos capaces, todos ellos, de lo peor.“
„Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala.“
„La esperanza es un sentimiento positivo, o al menos eso decía la gente. Pero Bipa sabía la amarga verdad: la esperanza podía llegar a ser cruel, oh sí, terriblemente cruel… Podía convertir una muchacha enamorada en una mujer triste y débil, perdida en sus ensoñaciones y en un tiempo que no volvería. La esperanza podía trastornar a una persona hasta hacerle rozar la locura.“
„La eternidad es la libertad ansiada por todos aquellos que son esclavos de su cuerpo. Tu amigo lo sabe. Sabe que lo que la Emperatriz le ofrece vale más que una corta vida que pasará alimentándose, durmiendo, envejeciendo y criando a unos hijos que serán tan esclavos como él. Por eso te ha dado la espalda, muchacha. A ti y a todo lo que conoció. Sabe muy bien que el don de la Emperatriz no tiene precio. ¿Qué podrías ofrecerle tú a cambio de la eternidad? ¿Qué puedes regalarle que valga más que la libertad?“
„Hemos contraído el empeño de ser hombres y las más de las veces resultamos bestias mal desuñadas o muchachos caducos.“
„Mientras duermo los tres se van (hacen bien) a la playa, en el coche de Sand, a treinta kilómetros de la casa; los muchachos se zambullen, nadan, Mardou se pasea por las orillas de la eternidad, mientras sus pies y los dedos de sus pies que yo tanto amo se imprimen en la arena clara, pisando las conchillas y las anémonas y las algas secas y empobrecidas, lavadas por las mareas y el viento que le despeina el cabello corto, como si la Eternidad se hubiera encontrado con Heavenly Lane (así se me ocurrió mientras estaba en la cama). (Al imaginarla por otra parte paseándose sin rumbo, con una mueca de aburrimiento, sin saber qué hacer, abandonada por Leo el Sufriente, y realmente sola e incapaz de conversar acerca de todos los fulanos, menganos y zutanos de la historia del arte con Bromberg y Sand, ¿qué podía hacer?)“
„Éramos cuatro muchachos, que, eh… Conocí a Paul, le dije:»¿Quieres unirte a mi banda», ya sabes, y luego se unió a George, y luego Ringo se unió. Solo fuimos una banda que lo hizo muy, muy grande, eso es todo.“
„Mis defensas eran grandiosas. El héroe del rock and roll que sabe todas las respuestas fue realmente un muchacho aterrado que no sabía llorar. Simple.“
„13) Desde que empecé estas notas sin texto oigo como rumor de fondo algo que escribiera Jaime Gil de Biedma sobre el no escribir. Sin duda, sus palabras aportan mayor complejidad al laberíntico tema del No: «Quizá hubiera que decir algo más sobre eso, sobre el no escribir. Mucha gente me lo pregunta, yo me lo pregunto. Y preguntarme por qué no escribo, inevitablemente desemboca en otra inquisición mucho más azorante: ¿por qué escribí? Al fin y al cabo lo normal es leer. Mis respuestas favoritas son dos. Una, que mi poesía consistió -sin yo saberlo- en una tentativa de inventarme una identidad; inventada ya, y asumida, no me ocurre más aquello de apostarme entero en cada poema que me ponía a escribir, que era lo que me apasionaba. Otra, que todo fue una equivocación: yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema. Y en parte, en mala parte, lo he conseguido; como cualquier poema medianamente bien hecho, ahora carezco de libertad interior, soy todo necesidad y sumisión interna a ese atormentado tirano, a ese Big Brother insomne, omnisciente y ubicuo: Yo. Mitad Calibán, mitad Narciso, le temo sobre todo cuando le escucho interrogarme junto a un balcón abierto: «¿Qué hace un muchacho de 1950 como tú en un año indiferente como éste?» All the rest is silence.“
„Entre el día y el sueño estoy en casadonde duermen los niños, tibios de correríasy los viejos se sientan por la tarde,y arden hogares y su espacio alumbran.Entre el día y el sueño estoy en casadonde suenan campanas de oracióny muchachas, cohibidas por ecos que se extinguen,se apoyan fatigadas en el brocal del pozo.Y hay un tilo, que es mi árbol predilecto:y todos los veranos que en él callanse vuelven a mover en las mil ramasy entre el día y el sueño vuelven a despertar.“
„Todos los niños son especiales’ muchacho, lo dicen una y otra vez, tanto que terminan por convencerse a si mismos, ‘todos los niños son especiales’, y yo sigo diciendo,’¡jodanseeee!’ todos los niños son claramente no especiales.“
„¡¡Señores!!… Muchachos… Muchachos…“
„¡Al abordaje, muchachos!“
„Ambos carruajes estaban ya enlazados por el puente colgante de cintas, y la que lo ocasionaba sonreía de vez en cuando al galante muchacho.“
„Su dicha fué completa, pues la halló sola, en batón, y los rizos sobre las mejillas. Como Nébel la retuvo contra la pared, ella, riendo y cortada, se recostó en el muro. Y el muchacho, a su frente, tocándola casi, sintió en sus manos inertes la alta felicidad de un amor inmaculado, que tan fácil le habría sido manchar.“
„Oh, tú, el más sabio y bello de los ángeles,Dios traicionado por el destino y de alabanzas privado,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Oh, Príncipe del exilio, a quien se ha agraviado,y que, vencido, siempre más poderoso vuelves a levantarte,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú que todo lo sabes, gran Rey de las cosas subterráneas,tú, familiar sanador de las angustias humanas,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú que, hasta a los leprosos y los parias malditos,enseñas mediante el amor el sabor del Paraíso,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Oh tú que de la Muerte, esa amante vieja y poderosa,engendras la Esperanza, esa adorable loca,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú que das al condenado esa mirada en torno al cadalsoque, arrogante y serena, a todo un pueblo condena,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú que sabes en qué rincón de las tierras ansiosasel celosos Dios ocultó sus piedras preciosas,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú cuya clara mirada conoce los profundos arsenalesen donde duerme amortajado el pueblo de los metales,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú cuya extendida mano oculta los precipiciosal sonámbulo que vaga al borde de los edificios,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú que, mágicamente, haces flexibles los viejos huesosdel borracho rezagado al que los caballos atropellaron,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú que, para consolar al frágil que sufre,nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil,en la frente del Creso despiadado y vil,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Tú que pones en el corazón de las muchachasel culto a las heridas y el amor a los harapos,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Báculo del desterrado, lámpara del inventor,confesor del ahorcado y del conspirador,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!Padre adoptivo de aquellos a quienes, en su negra cólera,Dios padre del Paraíso terrenal expulsó,¡oh, Satán, apiádate de mi enorme miseria!¡Gloria y alabanza a ti, Satán, en las alturasdel Cielo, donde reinas, y en las profundidadesdel Infierno, donde, vencido, en silencio sueñas!¡Haz que mi alma un día, bajo el árbol de la Ciencia,cerca de ti descanse, en la hora en que sobre tu frentecomo un Templo nuevo sus ramas se extiendan!“
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