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„A veces un muro no es más que un muro, Sugar Beth. En tu caso, sin embargo, laerección de barreras es una ocupación preocupante. No vives la vida, sólo finges vivirla.“
„Cuida tus palabras; que ellas no levanten un muro entre ti y los que contigo viven.“
„«El amor de las mujeres por los hombres no es un muro a cuyo amparo ellos se puedan refugiar; es un obstáculo que se ha de franquear para vivir».“
„Pero ya duerme sin fin.Ya los musgos y la hierbaabren con dedos segurosla flor de su calavera.Y su sangre ya viene cantando:cantando por marismas y praderas,resbalando por cuernos ateridos,vacilando sin alma por la niebla,tropezando con miles de pezuñascomo una larga, oscura, triste lengua,para formar un charco de agoníajunto al Guadalquivir de las estrellas.¡Oh blanco muro de España!¡Oh negro toro de pena!¡Oh sangre dura de Ignacio!¡Oh ruiseñor de sus venas!“
„¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!Porque yo quise olvidary puse un muro de piedraentre tu casa y la mía.Es verdad. ¿No lo recuerdas?Y cuando te vi de lejosme eché en los ojos arena.Pero montaba a caballoy el caballo iba a tu puerta.Con alfileres de platami sangre se puso negra,y el sueño me fue llenandolas carnes de mala hierba.Que yo no tengo la culpa,que la culpa es de la tierray de ese olor que te salede los pechos y las trenzas.“
„La Europa del mercado común tiene como primer proyecto a Hitler. Fracasa. La Europa real organizada sobre una serie de guerras, la francoprusiana y las dos mundiales, es un conflicto total, una biocenosis en carne viva. El proyecto tras el fracaso de Hitler es un proyecto americano frente a los soviéticos: el plan Marshall. Cuando todo se rompe, cuando se hunde el muro, sale Europa realmente: Maastricht. Es el experimento que se está haciendo ahora, un mercado común con unas disposiciones ideológicas de acompañamiento. Europa es una unidad de tipo político-comercial. Todo está por ver, no hay nada claro y decidido.“
„Las reglas del Ultracriquet Brockiano:(…)REGLA TERCERA: Ponga a su equipo y al grupo contrario en un campo grande y construya un muro alto en torno a ellos. La razón de ello es que, si bien el juego es un gran deporte de masas, la frustración experimentada por el público al no poder ver lo que pasa, les lleva a imaginar que se trata de algo mucho más emocionante de lo que en realidad es. Una multitud que acabe de presenciar un partido más bien aburrido experimenta mucha menos afirmación vital que una muchedumbre que cree que acaba de perderse el acontecimiento más dramático de la historia del deporte.“
„Convierte tu muro en un peldaño.“
„Y además”, dijeron ellos, “si entramos en el camino, ¿qué importa de qué modo entramos? Si estamos dentro, estamos dentro; tú estás en el camino, y según percibimos, entraste por la puerta; y nosotros también estamos en el camino saltando por el muro; entonces, ¿en qué es tu condición mejor que la nuestra?”.“
„Su dicha fué completa, pues la halló sola, en batón, y los rizos sobre las mejillas. Como Nébel la retuvo contra la pared, ella, riendo y cortada, se recostó en el muro. Y el muchacho, a su frente, tocándola casi, sintió en sus manos inertes la alta felicidad de un amor inmaculado, que tan fácil le habría sido manchar.“
„Es una realidad de la vida el hecho de que todos nos encontramos a uno u otro lado de un muro, de modo que la única solución es olvidarse de él o desarrollar unos dedos resistentes.“
„GarabatoCon un trozo de carbónCon mi gis roto y mi lápiz rojodibujar tu nombreel nombre de tu bocael signo de tus piernasen la pared de nadieEn la puerta prohibidagrabar el nombre de tu cuerpohasta que la hoja de mi navaja sangrey la piedra gritey el muro respire como un pecho…“
„Una negación necesita de un muro, una afirmación apenas precisa un momento de debilidad.“
„Arrastrándome, agarrándome así mi cabeza, con todo lo que era mi cuerpo, iba hacia ese boquete, todo lo que yo era iba al boquete. Apenas cabía mi mano, un boquetito así de chiquitito. Me di una vueltecita para acá, para allá, a ver si estaba yo bien, encontré lo que era mi cuerpo, lo reconocí y empecé a luchar con los hombros, con los brazos, con la cabeza, como quien se da de cabezazos contra un muro, y tengo mi cabeza buena de dura, fuertes los huesos como de hierro. Aunque me quedara calvo, yo iba a abrir el boquete y lo abrí tanto que pude jalar el resto de mi cuerpo y cavé con el propio cuerpo un túnel de 30 metros arrastrándome, agarrándome así la cabeza, hasta que llegué al filo de la luz. Ni una sola herida me hice en la choya. Sólo entonces volví a hablar, y perdonarán las groserías, yo no las acostumbro, pero dije: «Pinche madre, estuvo duro'». (Alonso Mixteco)“
„¿Como puede la del hombre conquistar la libertad absoluta «sino arrojándose a través de un muro»?“
„La belleza puede ser así. En la belleza no se puede confiar. La belleza puede deslizarse entre tus dedos como agua y envenenar tu lengua como veneno. La belleza es como un muro brillante que atrapa todo lo que amas.“
„Durante seis años dejé de pagar mis impuestos como votante. Por este hecho pasé una noche en la cárcel y mientras miraba las paredes de piedra sólida, la puerta de madera y de hierro y las ventanas cruzadas por barras de acero, no pude dejar de impresionarme por la estupidez de esa institución que me trataba como si fuera un paquete de carne, sangre y huesos que debía ser encerrado bajo llaves… En momento alguno me sentí confinado, y aquellos muros me parecieron un gran mal gasto de piedras y mortero… En cada amenaza y en cada cumplido saltaba el desatino; pues creían que mi mayor deseo era el hallarme del otro lado del muro. Y no podía dejar de sonreírme al ver con qué diligencia y cuidado me cerraban la puerta cuando me enfrascaba en mis meditaciones, que los seguían afuera sin problema ni dificultad, no siendo sino ellos todo lo que allí era peligroso. Vi que el Estado era de pocas luces y que no era capaz de distinguir amigo de enemigo, de manera que le perdí el resto del respeto que aún me quedaba y le compadecí». (Estuvo preso por un día el 22 de julio de 1846).“
„Realicemos nuestro día con el mismo propósito que anima a la Naturaleza, y no nos dejemos apartar del camino por cascara alguna o por ala de mosquito que puedan caer en él. Levantémonos temprano, ayunemos o desayunémonos pausadamente y sin perturbaciones; que venga y vaya la compañía, que tañan las campanas o lloren los niños; sigamos, determinados a hacer de ello un día. ¿Por qué habríamos de someternos e ir con la corriente? No nos sintamos perturbados y vencidos en ese terrible rápido arremolinado que llamamos almuerzo, sito en los bajíos del mediodía. Sortead este peligro, y estaréis a salvo para el resto de la jornada, que discurrirá luego cuesta abajo. Con nervios templados y vigor matinal, dejadlo atrás, y como Ulises atado al mástil, poned la mirada en otra parte. Si silba el motor, que lo haga hasta enronquecer de insistencia. Si tañe la campana ¿por qué hemos de apresurarnos? Consideremos qué música nos ofrecen. Resolvámonos a hacer nuestro camino, llevando adelante nuestros pasos a través del barro y lodo de la opinión, prejuicios, tradición, engaño y apariencias que, cual tierra de aluvión, cubren el globo entero desde París a Londres, Nueva York, Bostón y Concord, a través de Iglesia y Estado, a través de la poesía, la filosofía y la religión, hasta que alcancemos un suelo duro y rocoso, al que podemos llamar realidad, y digamos: «Héla aquí, no hay duda». Y entonces, comencemos, contando con un point d’appui, bajo crecidas, heladas o fuego; un lugar donde se pueda encontrar un muro o una propiedad, donde se pueda erigir sin problemas un farol, o acaso un medidor, no un Nilómetro sino un Realímetro, para que las generaciones futuras sepan qué caudal llegaban a alcanzar de vez en cuando las riadas de engaños y apariencias. Si os enfrentáis cara a cara con un hecho, veréis brillar el sol en sus dos facetas, como si fuera una cimitarra, y sentiréis su suave filo, que os divide por el corazón y la médula, concluyendo así vuestra carrera mortal. Trátese de vida o muerte, nosotros ansiamos sólo la realidad. Si en verdad morimos, que oigamos el estertor en nuestras gargantas y sintamos el frío de nuestras extremidades; si estamos vivos, vayamos a lo nuestro. El tiempo no es sino el río donde voy a pescar. Bebo en él, y mientras lo hago, veo su lecho arenoso y descubro cuán cerca se encuentra de mí. Su fina corriente discurre incansable, pero la eternidad permanece. Yo quisiera beber de más hondo; y pescar en el cielo, cuyo cauce está tachonado de estrellas. No puedo contarlas. Ignoro la primera letra del alfabeto. Siempre he lamentado no ser tan sabio como el día en que nací. La inteligencia es un hendedor; discierne y saja su camino en el secreto de las cosas. No deseo ocupar mis manos más de lo necesario. Mi cabeza es manos y pies. Siento concentradas en ella mis mejores facultades. Mi instinto me dice que aquélla es un órgano excavador, como los hocicos y garras de algunos animales, y con ella minaría y horadaría yo mi camino a través de estas colinas. En algún lugar de estos alrededores se encuentra, creo, la vena más rica; me lo dicen mi varita mágica y los mágicos vapores que ascienden serpenteando. Aquí comenzaré a minar.“
„¿El punto? A él le importa poco la elegancia y mucho la accesibilidad. Orar en el Vaticano puede ser significativo. Sin embargo, las oraciones que se elevan en casa tienen más peso que las oraciones ofrecidas en Roma. Si quieres, viaja al Muro de las Lamentaciones, pero la oración en la cerca de tu patio es igual de eficaz. El que escucha tus oraciones es tu Papito. No necesitas adularlo con el lugar.“
„allí. Un gran canchón rodeado de un muro ruin de adobes color caca —el color de Lima, piensa, el color del Perú—, flanqueado por chozas que, a lo lejos, se van mezclando y espesando hasta convertirse en un laberinto de esteras, cañas, tejas, calaminas.“
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