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Relacionado con: nariz
„La conquista de la tierra en su mayor parte no consiste más que en arrebatársela a aquellos que tienen una piel distinta o la nariz ligeramente más achatada que nosotros.“
„Luego la risa cesó y se hizo ese silencio. Ese silencio extraño y cómodo a la vez. ¿Qué demonios fue eso?Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba (…). Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si (…) estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo. Porque estaba sentada en la hierba con mi amigo íntimo (…), y aquél era el rostro de mi amigo íntimo (…) con su nariz, sus ojos y sus labios, pero todo ello me parecía distinto. De modo que le di un beso. Me dejé llevar por la magia del momento y le di un beso.“
„Particularmente prefiero el bidet, pero para soplarse la nariz el papel higiénico mata.“
„Variante: «Ver lo que tenemos delante de nuestras narices requiere una lucha constante.“
„Para acabar con los libros de recuerdosMemorias de los años veinteAlice Toklas me preguntó si estaba enamorado de Gertrude Stein ya que le había dedicado un libro de poemas aunque eran de T. S. Eliot y dije que sí, que la amaba, pero el asunto nunca podría funcionar porque ella era demasiado inteligente para mí y Alice Toklas estuvo de acuerdo, y luego nos pusimos unos guantes de boxeo y Gertrude Stein me rompió la nariz.“
„—No me gusta —exclamó Lenina—. No me gusta.Todavía le gustó menos lo que le esperaba a la entrada del pueblo, en donde su guíalos dejó solos para entrar a pedir instrucciones. Suciedad, montones de basura, polvo,perros, moscas… Con el rostro distorsionado en una mueca de asco, Lenina, se llevó unpañuelo a la nariz.—Pero, ¿cómo pueden vivir así? —estalló.En su voz sonaba un matiz de incredulidad indignada. Aquello no era posible.Bernard se encogió filosóficamente de hombros.—Piensa que llevan cinco o seis mil años viviendo así —dijo—. Supongo que a estasalturas ya estarán acostumbrados.—Pero la limpieza nos acerca a la fordeza —insistió Lenina.—Sí, y civilización es esterilización —prosiguió Bernard, completando así, en tonoirónico, la segunda lección hipnopédica de higiene elemental—. Pero esta gente no haoído hablar jamás de Nuestro Ford y no está civilizada.“
„[…] lo evidente es en muchos casos lo más difícil de ver. La gente dice «es tan claro como mi nariz», pero ¿qué porción de nuestra nariz podemos ver, a menos que nos den un espejo? (p.337)“
„En este país el que no tiene untada la mano, tiene untada la nariz“
„Todo el mundo -incluso los japoneses y, si me apuran, los norteamericanos- tiene derecho a viajar y a la cultura, suponiendo que viajar pueda todavía considerarse cultura. […] Mas convendrán conmigo en que asomarse a una ventana del hotel Daniel de Venecia y encontrar los canales literalmente atestados por miles de japoneses en góndola, o vivir en el Crillón de París rodeado de fulanos de Arkansas que hablan por la nariz, llevan gorras de béisbol y preguntan dónde está la fontana de Trevi, le quita el encanto a cualquier cosa“
„Los ojos de fuego, la nariz de aire, la boca de agua, la barba de tierra.“
„Quien quiera ver correctamente la época en que vive debe contemplarla desde lejos. ¿A qué distancia? Es muy sencillo: a la distancia que no permite ya distinguir la nariz de Cleopatra.“
„Lindo perro mío, buen perro, chucho querido, acércate y ven a respirar un excelente perfume, comprado en la mejor perfumería de la ciudad.Y el perro, meneando la cola, signo, según creo, que en esos mezquinos seres corresponde a la risa y a la sonrisa, se acerca y pone curioso la húmeda nariz en el frasco destapado; luego, echándose atrás con súbito temor, me ladra, como si me reconviniera.—¡Ah miserable can! Si te hubiera ofrecido un montón de excrementos los hubieras husmeado con delicia, devorándolos tal vez. Así tú, indigno compañero de mi triste vida, te pareces al público, a quien nunca se ha de ofrecer perfumes delicados que le exasperen, sino basura cuidadosamente elegida.“
„Aparta tu nariz de mis asuntos,saca tu pagaré de tu alcancía,estoy más solo cuando estamos juntosque con tu puto com por compañía.“
„Lo hice nuevamente.Uno de cada diez añospuedo soportarlo…una especie de milagro ambulante, mi pielbrilla como una pantalla nazi,mi pie derechoun pisapapeles,mi rostro sin forma, delgadolienzo judío.Retira la compresa,¡ah, enemigo mío!¿te doy miedo?…¿La nariz, la fosa de los ojos, toda la dentadura?El aliento agrioun día se desvanecerá.Pronto, pronto la carneque alimentó la grave sepultura me seráfamiliary yo seré una mujer sonriente,sólo tengo treinta.Y como el gato tengo nueve vidas que morir.Ésta es la Número Tres.Qué basurapara la aniquilación de cada década.Qué millón de filamentos.La multitud como maní prensadose atropella para verdesenvuelven mis manos y pies…el gran strip teaseseñoras y señoreséstas son mis manosmis rodillas.Puede que esté piel y huesos,sin embargo, soy la misma e idéntica mujer.La primera vez que ocurrió, tenía diez.Fue un accidente.La segunda vez quiseque fuera definitivo y no regresar jamás.Me mecí doblada sobre mí mismacomo una concha.Tuvieron que llamar y llamary quitarme uno a uno los gusanos como perlas viscosas.Morires un arte, como cualquier otro,yo lo hago de maravillas.Hago que se sienta como un infierno.Hago que se sienta real.Creo que podrían llamarlo un don.Es tan fácil que puedes hacerlo en una celda.Es tan fácil que puedes hacerlo y quedarte ahí, quietita.Es el teatralregreso a pleno díaal mismo lugar, a la misma cara, al mismo gritobrutal y divertido“¡Milagro!”que me deja fuera de combate.Hay un precio a pagarpara mirar las escaras, hay un precio a pagarpara auscultar mi corazón…late de veras.Y hay un precio a pagar, un precio mayorpor una palabra o un contactoo un poquito de sangreo una muestra de mi cabello o de mi ropa.Bueno, bueno, Herr Doctor.Bueno, Herr Enemigo.Soy vuestra opus,soy vuestra valiosaniña de oro puroque se funde en un chillido.Giro y ardo.No crean que no estimo su enorme preocupación.Cenizas, cenizas…Ustedes atizan y remueven.Carne, hueso, no hay nada allí…Un pan de jabón,un anillo de bodas,un empaste de oro.Herr dios, Herr Lucifertengan cuidadotengan cuidado.Sobre las cenizasme elevo con mi cabello rojoy devoro hombres como aire.“
„Cuando se salían los españoles de aquel reino dijo uno a un hijo de un señor de cierto pueblo o provincia que se fuese con él; dijo el niño que no quería dejar su tierra. Responde el español: «Vete conmigo; si no, cortarte he las orejas.» Dice el muchacho que no. Saca un puñal e córtale una oreja y después la otra. Y diciéndole el muchacho que no quería dejar su tierra, córtale las narices, riendo y como si le diera un repelón no más.“
„Me gustaría tanto abandonarme, olvidarme, dormir. Pero no puedo, me sofoco: la existencia me penetra por todas partes, por los ojos, por la nariz, por la boca…Y de golpe, de un sólo golpe, el velo se desgarra, he comprendido, he visto.“
„Es raro que nosotros, capaces de tanto sufrimiento, tengamos que infligir tanto sufrimiento. Es raro que la cara de una persona, a la que no conozco aun cuando creo que en cierta ocasión coincidimos en la pasarela de un buque que iba a zarpar rumbo al África -una simple aglomeración de ojos, mejillas y aletas de nariz-, tenga el poder de injuriarnos. Tú miras, comes, sonríes, te aburres, te deleitas, te irritas… Esto es cuanto sé. Sin embargo, esta sombra que se ha sentado junto a mí durante una o dos horas, esta máscara a cuyo través dos ojos miran, tiene el poder de hacerme regresar, de fijarme entre esas otras caras, de encerrarme dentro de una ardiente cámara, de mandarme volando, como una polilla, de vela en vela.“
„El amor es una goma elástica que los humanos, a fuerza de tirar, consiguen que se alargue. Pero, al cabo, uno de los que tiraban se cansa y suelta su extremo y la goma le da un porrazo en las narices al que todavía seguía tirando…“
„Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu peloy por las calles voy sin nutrirme, callado,no me sostiene el pan, el alba me desquicia,busco el sonido líquido de tus pies en el día.Estoy hambriento de tu risa resbalada,de tus manos color de furioso granero,tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,quiero comer tu piel como una intacta almendra.Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,la nariz soberana del arrogante rostro,quiero comer la sombra fugaz de tus pestañasy hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculobuscándote, buscando tu corazón calientecomo un puma en la soledad de Quitratúe“
„La llama iluminó por primera vez su semblante. Se me heló el alma. Aquel personaje no tenía nariz, ni labios, ni párpados. Su rostro era apenas una máscara de piel negra y cicatrizada, devorada por el fuego.“
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