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Relacionado con: ocasión
„Cada palabra que has escrito. Tú y yo, Tess, somos parecidos. Nosotros vivimos y respiramos palabras. Fueron los libros los que me impidieron quitarme la vida después de que pensé que nunca podría amar a alguien, que nunca sería amado por alguien. Fueron los libros los que me hicieron sentir que, quizás, no estaba completamente solo. Ellos podían ser completamente honestos conmigo y yo con ellos. Leyendo tus palabras, lo que tú escribiste, cómo te sentías sola en ocasiones y temerosa, pero siempre valiente. Por la forma en que veías el mundo, sus colores, texturas y sonidos, sentí… sentí la forma en que tú pensabas, esperabas, sentías, soñabas. Sentí que estaba soñando, pensando y sintiendo contigo. Soñé lo que tú has soñado, quise lo que tú has querido… y entonces me di cuenta de que, lo que realmente quería, eras tú. La chica detrás de las palabras garabateadas. Te amo desde el momento en que las leí. Aún te amo.“
„He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?“
„La primera conversación telefónica, la que hizo Pelletier, empezó de manera difícil, aunque Espinoza esperaba esa llamada, como si a ambos les costara decirse lo que tarde o temprano iban a tener que decirse. Los veinte minutos iniciales tuvieron un tono trágico en donde la palabra destino se empleó diez veces y la palabra amistad veinticuatro. El nombre de Liz Norton se pronunció cincuenta veces, nueve de ellas en vano. La palabra París se dijo en siete ocasiones. Madrid, en ocho. La palabra amor se pronunció dos veces, una cada uno. La palabra horror se pronunció en seis ocasiones y la palabra felicidad en una (la empleó Espinoza). La palabra resolución se dijo en doce ocasiones. La palabra solipsismo en siete. La palabra eufemismo en diez. La palabra categoría, en singular y en plural, en nueve. La palabra estructuralismo en una (Pelletier). El término literatura norteamericana en tres. Las palabras cena y cenamos y desayuno y sándwich en diecinueve. La palabra ojos y manos y cabellera en catorce.“
„Solo me han amado de verdad en una ocasión. Simpatías, las he tenido siempre, y de todos. Ni al más ocasional le ha sido fácil ser grosero, o ser brusco, o incluso ser frío conmigo. He tenido algunas simpatías que, con mi ayuda, podría -quizá al menos- haber convertido en amor o afecto. Nunca he tenido la paciencia o la disposición de espíritu para ni siquiera desear emplear ese esfuerzo.“
„No es tan importante que muchos sean igual de buenos que tú como el que exista alguna medida de bondad absoluta en algún lugar; pues esto haría fermentar toda la masa. Son miles los que por opinión se oponen a la esclavitud y a la guerra y que, sin embargo, no hacen nada para ponerle fin; que, estimándose hijos de Washington y de Franklin, siguen sentados con sus manos en los bolsillos y dicen que no saben qué hacer, por lo que no hacen nada; quienes posponen incluso la cuestión de la libertad a la del libre comercio, y que tranquilamente se informan de los precios actuales del mercado junto con las últimas noticias de México, después de comer, y hasta que puede que terminen por dormirse en el empeño. ¿Qué precio alcanza hoy un hombre honesto y patriota? Dudan, vacilan, se lamentan, y en ocasiones, piden; pero no hacen nada seriamente y de efecto. Esperarán, con la mejor disposición, a que sean otros quienes remedien la maldad para que ellos no tengan que seguir lamentándose de su existencia. A lo más darán su voto con descuido y una salutación de adiós al justo, cuando éste pase por su lado. Hay novecientos noventa y nueve paladines de la virtud por cada hombre virtuoso; pero es mucho más fácil tratar con el poseedor real de algo que con su guardián temporal.“
„La ocasión es como el fierro: se ha de machacar caliente.“
„Es raro que nosotros, capaces de tanto sufrimiento, tengamos que infligir tanto sufrimiento. Es raro que la cara de una persona, a la que no conozco aun cuando creo que en cierta ocasión coincidimos en la pasarela de un buque que iba a zarpar rumbo al África -una simple aglomeración de ojos, mejillas y aletas de nariz-, tenga el poder de injuriarnos. Tú miras, comes, sonríes, te aburres, te deleitas, te irritas… Esto es cuanto sé. Sin embargo, esta sombra que se ha sentado junto a mí durante una o dos horas, esta máscara a cuyo través dos ojos miran, tiene el poder de hacerme regresar, de fijarme entre esas otras caras, de encerrarme dentro de una ardiente cámara, de mandarme volando, como una polilla, de vela en vela.“
„En ocasiones el sabor de aquella rebanada de pan de centeno que su madre me dio aquella tarde es más fuerte que el de la comida que estoy saboreando.“
„Hay ocasiones en las que uno tiene que romper con sus amigos para entender el significado de la amistad.“
„Por fortuna, Byron nunca entendió ese defecto de su pie derecho como lo que realmente era: la marca de la divinidad que lo hizo poeta. Si no hubiera sido por ella, dado su carácter arrogante y licencioso, tal vez no habría sido más que un aristócrata decadente, abusivo con sus amigos y chupador de la sangre de sus amores; pero la conciencia física de su imperfección, ese pie que dejaba siempre una raya larga en la arena, lo obligaba a pensar y a sufrir, y su genio encontró en ese encogerse sobre sí mismo la ocasión de destilar unas gotas de sabiduría divina.“
„En ocasiones cuando eres tratado injustamente, eso te hace más fuerte y más determinado. Yo admiro esa clase de fuerza. Las personas que lo han sufrido se levantan y ponen su sangre y su alma en aquello que ellos creen.“
„La conciencia se expresa a través de la Creación. El mundo en el que vivimos es la danza del Creador. Los bailarines vienen y van pero la danza permanece. En ocasiones, cuando bailo, siento que algo sagrado se apodera de mí. En esos momentos, mi espíritu es uno con la Creación. Me convierto en las estrellas y en la Luna, en el amante y el amado, en el cantante y la canción. Bailo la danza de la Creación. El Creador y la Creación se unen en la plenitud. Y yo sigo danzando, danzando, danzando hasta que… solo queda la danza.“
„Mis infortunios sentimentales se debían más a mí que a ella, por haberla querido de una manera que ella nunca hubiera podido quererme a mí, aunque, en algunas contadas ocasiones, lo intentara.“
„Ocasiones hay en que la justicia misma produce entuertos.“
„Sólo tienes un tiro, no pierdas tu ocasión de brillar porque la oportunidad sólo llega una vez en la vida.“
„Saber mucho da ocasión de dudar más.“
„En cierta ocasión Demócrito comió en su mesa unos higos que sabían a miel y empezó de inmediato a indagar en su espíritu de dónde provenía tal dulzura inusitada. A fin de esclarecerlo, iba a levantarse de la mesa para mirar la situación del lugar donde se habían cogido los higos, pero la camarera, que había comprendido la causa de tal agitación, le dijo riendo que no se esforzara más por eso, porque los había puesto en un recipiente que había contenido miel. Demócrito se irritó pues le había privado de una ocasión para investigar, y hurtado una materia para su curiosidad. «¡Vaya!», le dijo, «me has disgustado. Sin embargo, no renunciaré a buscar la causa como si fuese natural». Y probablemente no habría dejado de encontrar alguna razón verdadera para un efecto falso y supuesto. Esta historia de un famoso y magno filósofo nos representa con suma claridad la pasión estudiosa que nos empuja a perseguir cosas de cuya adquisición no tenemos esperanza. Plutarco refiere un ejemplo similar de alguien que no quería que le aclarasen aquello que le suscitaba dudas para no perder el placer de investigarlo. Como aquel otro, que no quería que su médico le librara de la alteración de la fiebre para no perder el placer de calmarla bebiendo. Satius est superuacua discere quam nihil [Es mejor aprender cosas superfluas que nada (Séneca,)].“
„Nada más ventajoso que adoptar la posición de una niña: las niñas se pueden permitir hacer lo que quieren porque son inocentes y carecen de experiencia; no tienen que respetar las reglas del comportamiento en sociedad porque aún no han ingresado al mundo en el que rige la formalidad; pueden poner de manifiesto sus sentimientos sin tomar en cuenta si la ocasión es o no es adecuada.“
„Tomás no se daba cuenta en aquella ocasión de que las metáforas son peligrosas. Con las metáforas no se juega. El amor puede surgir de una sola metáfora.“
„Está aquí, como una limitada, como una insólita, accesible felicidad, y yo, con las disculpables culpas que tú y yo conocemos, y que sólo me molestan como un mal menor […] quiero asir la ocasión, quiero ofrecerme a él, porque él es el presente y yo creo en el presente“
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