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Relacionado con: paquete
„He visto arder la biblioteca de Sarajevo, he visto tipos muy poderosos hoy, que al día siguiente pedían de rodillas que no les matasen, he visto mujeres bellísimas, que eran las reinas de la fiesta, prostituirse al cabo de un mes por un paquete de cigarros. Y cuando uno ha visto esas cosas, las tienes en la memoria y con ellas escribes novelas, te das cuenta de que la posteridad importa muy poco.“
„El cerebro es un paquete de ideas arrugadas que llevamos en la cabeza.“
„La ironía juega con los opuestos; no tiene nada que ver con el azar. Si dos jugadores de la misma ciudad, en dos equipos diferentes, reciben el mismo numero de uniforme, no es una ironía, es una coincidencia, Si Barry Bonds logra números idénticos a los de su padre, eso no sería una ironía, sería una coincidencia. Ironía es ‘una situación que es el reverso de lo que se esperaba; un resultado opuesto y una mofa del resultado apropiado.”’ Por ejemplo: un diabético, camino a comprar su insulina, es atropellado por un camión. Es victima de un accidente. Si el camión llevaba azúcar, él es victima de una coincidencia extrañamente poética. Pero si el camión llevaba insulina, ¡ah! Ahí si es victima de una ironía. Si un kurdo, después de sobrevivir a una sangrienta batalla contra el ejercito de Saddam Hussein y de un largo y dificultoso escape a través de las montañas, es asesinado por un paracaídas con un paquete de ayuda humanitaria, eso mi amigo, es ironía escrita bien largo. Darryl Stingley, el jugador de fútbol americano, quedó paralítico después de un brutal choque contra Jack Tatum. Ahora el hijo de Darryl Stingley juega fútbol, y si el chico queda paralítico mientras juega, eso no sería una ironía. Sería una coincidencia. Si el hijo de Darryl Stingley paralizara a alguien, eso estaría cercano a la ironía. Si paralizara al hijo de Jack Tatum, eso sería precisamente una ironía.“
„Ángeles, mierda. ¿Y que hay de los duendes? ¿Que hay de los duendes, eh? ¿Alguien cree en duendes? Nunca escuchas nada sobre ellos excepto en Halloween, y siempre es mierda negativa sobre ellos, saben. Y los zombis. ¿Dónde mierda están los zombis? Ese es el problema con los zombis, no son confiables. Yo digo que si vas comprar toda esa mierda de los ángeles, deberías llevarte también el paquete zombi.“
„Durante seis años dejé de pagar mis impuestos como votante. Por este hecho pasé una noche en la cárcel y mientras miraba las paredes de piedra sólida, la puerta de madera y de hierro y las ventanas cruzadas por barras de acero, no pude dejar de impresionarme por la estupidez de esa institución que me trataba como si fuera un paquete de carne, sangre y huesos que debía ser encerrado bajo llaves… En momento alguno me sentí confinado, y aquellos muros me parecieron un gran mal gasto de piedras y mortero… En cada amenaza y en cada cumplido saltaba el desatino; pues creían que mi mayor deseo era el hallarme del otro lado del muro. Y no podía dejar de sonreírme al ver con qué diligencia y cuidado me cerraban la puerta cuando me enfrascaba en mis meditaciones, que los seguían afuera sin problema ni dificultad, no siendo sino ellos todo lo que allí era peligroso. Vi que el Estado era de pocas luces y que no era capaz de distinguir amigo de enemigo, de manera que le perdí el resto del respeto que aún me quedaba y le compadecí». (Estuvo preso por un día el 22 de julio de 1846).“
„No te imaginás el miedo que tengo de que se pierda el paquete con Rayuela. Tengo una copia, pero sería trágico tener que volver a sacar otra copia de ésa. Estoy averiguando si algún conocido va en estos días para confiarle el paquete, pero me temo que habrá que mandarlo por avión. Se me ha ocurrido que con los líos que hay en la Argentina el correo podría andar medio dislocado. ¿Qué te parece a vos? A lo mejor se te ocurre algún procedimiento; en ese caso escribime en seguida, aunque no sean más que dos líneas. De una carta a Paco Porrúa, 19 de mayo de 1962“
„Y así es como viajan los cronopios. Un día alguien avisa que hay un paquete en la aduana. Uno va a la aduana y de golpe las dificultades crecen, hay que llenar formularios, explicar que no está enfermo de cólera (el paquete ¿pero quién lo prueba, si para empezar nadie sabe lo que contiene el paquete?). Para probar que no hay cólera ni una bomba habría que abrir el paquete, pero el paquete no puede ser abierto hasta que se haya comprobado que no tiene microbios de cólera o medio kilo de dinamita. Todo“
„La muerte podía estar en una bolsa de cacahuetes, en un trozo de carne que se te atravesara, en el siguiente paquete de cigarrillos. Siempre te andaba rondando, de guardia en todas las estaciones de control entre lo mortal y lo eterno. Agujas infectadas, insectos venenosos, cables mal aislados, incendios forestales. Patines que lanzaban a intrépidos chiquillos a cruces muy transitados. Cada vez que te metes en la bañera para darte una ducha, Oz te acompaña: ducha para dos.Cada vez que subes a un avión, Oz lleva tu misma tarjeta de embarque. Está en el agua que bebes y en la comida que comes. «¿Quién anda ahí?», gritas en la oscuridad cuando estás solo y asustado, y es él quien te responde: Tranquilo, soy yo. Eh, ¿cómo va eso? Tienes un cáncer en el vientre, qué lata, chico, sí que lo siento. ¡Cólera! ¡Septicemia! ¡Leucemia! ¡Arteriosclerosis! ¡Trombosis coronaria! ¡Encefalitis! ¡Osteomielitis! ¡Ajajá, vamos allá!Un chorizo en un portal, con una navaja en la mano. Una llamada telefónica a medianoche. Sangre que hierve con ácido de la batería en una rampa de salida de una autopista de Carolina del Norte. Puñados de píldoras: anda, traga. Ese tono azulado de las uñas que sigue a la muerte por asfixia; en su último esfuerzo por aferrarse a la vida, el cerebro absorbe todo el oxígeno que queda en el cuerpo, incluso el de las células vivas que están debajo de las uñas.Hola, chicos, me llamo Oz el Ggande y Teggible, pero podéis llamarme Oz a secas. Al fin y al cabo, somos viejos amigos. Pasaba por aquí y he entrado un momento para traerte este pequeño infarto, este derrame cerebral, etcétera; lo siento, no puedo quedarme, tengo un parto con hemorragia y, luego, inhalación de humo tóxico en Omaha.Y la vocecita sigue gritando: «¡Te quiero, Tigger, te quiero! ¡Creo en ti, Tigger! ¡Siempre te querré y creeré en ti, y seguiré siendo niña, y el único Oz que habitará en mi corazón será ese simpático impostor de Nebraska! Te quiero…».Vamos patrullando, mi hijo y yo…, porque lo que importa no es el sexo ni la guerra, sino la noble y terrible batalla sin esperanza contra Oz, el Ggande y Teggible.“
„Era más que una palabra especial. El nombre secreto son tus pensamientos más oscuros, tus momentos más embarazosos, tus mayores sueños, tus peores miedos, todo junto en un paquete. Es la suma de todas tus experiencias, hasta las que nunca querrías que se conocieran. Tu nombre secreto, en resumen, te hace ser quien eres.Por eso un nombre secreto tiene poder.“
„Tú no serás cartero, no?. Lo digo por el paquete“
„la persona de éxito sabe que en cada ser humano, sin importar su edad, raza o religión, hay algo digno de admiración. No conoce la envidia, pues cree que Dios regala “paquetes” y no cosas individuales.“
„Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)“