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paralelo
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„Como saben, me gusta recordar viejos episodios de nuestra Historia. Sobre todo si causan respeto por lo que algunos paisanos nuestros fueron capaces de hacer. O intentar. Situaciones con posible lectura paralela, de aplicación al tiempo en que vivimos. Les aseguro que es un ejercicio casi analgésico; sobre todo esos días funestos, cuando creo que la única solución serían toneladas de napalm seguidas por una repoblación de parejas mixtas compuestas, por ejemplo, de suecos y africanos. Sin embargo, cuando una de esas viejas historias viene a la memoria, concluyo que quizás no sea imprescindible el napalm. Siempre hubo aquí compatriotas capaces de hacer cosas que valen la pena, me digo. Y en alguna parte estarán todavía. Como estuvieron.“
„España empezó a intentar su ingreso en Europa con Franco. Estaba yo de profesor en Salamanca. Tierno Galván se había inventado el funcionalismo europeo, que iba por otro lado, aunque era paralelo enteramente a la perspectiva europea del ministro de Asuntos Exteriores Fernando María Castiella. Europa es una especie de «trust» formado sobre todo por Alemania, Francia y el Benelux.“
„Marx dijo que los franceses hicieron su revolución disfrazados de romanos. En España, creo, se hizo disfrazados de Edad Media: citan las Cortes de Palencia o el Fuero Juzgo. Argüelles, a su vez, habla de volver a las tradiciones españolas, donde el rey es sólo el «primus inter pares». En España hubo una revolución prácticamente paralela a la francesa. Pasa la soberanía a la nación: la nación española son los individuos que viven en los dos hemisferios, dice la Constitución. No hay ni rastro de racismo.“
„Al calvo el peine le sirve para hacerse cosquillas paralelas.“
„Se miraron fijamente, insistentemente, aislados del mundo en aquella recta paralela de alma a alma que los mantenía inmóviles.“
„Hoy me siento orgulloso de decir que soy inhumano, pertenezco a una raza que corre paralela a la raza humana…“
„Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabezar de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto despertando hacia atrás.“
„Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar. Ha llegado la hora de la mujer argentina, integramente mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora ínfima. Ha llegado, en síntesis, la hora de la mujer argentina redimida del tutelaje social, y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna.“