Juegos
Todos los emojis
Citas
Blog
Página de inicio
»
pared
»
Página 3
Relacionado con: pared
„Abre tu conciencia y mira en las paredes, dirán que puedes, ser tú mismo sin fijarte en otros seres.“
„Bienvenida»Se me ocurre que vas a llegar distintano exactamente más lindani más fuerteni más dócilni más cautatan solo que vas a llegar distintacomo si esta temporada de no vermete hubiera sorprendido a vos tambiénquizá porque sabescómo te pienso y te enumerodespués de todo la nostalgia existeaunque no lloremos en los andenes fantasmalesni sobre las almohadas de candorni bajo el cielo opacoyo nostalgiotu nostalgiasy cómo me revienta que él nostalgietu rostro es la vanguardiatal vez llega primeroporque lo pinto en las paredescon trazos invisibles y segurosno olvides que tu rostrome mira como pueblosonríe y rabia y cantacomo puebloy eso te da una lumbreinapagableahora no tengo dudasvas a llegar distinta y con señalescon nuevascon honduracon franquezasé que voy a quererte sin preguntassé que vas a quererme sin respuestas.“
„El comedor y la biblioteca de mis recuerdos eran ahora, derribada la pared medianera, una sola gran pieza desmantelada, con uno que otro mueble. No trataré de describirlos, porque no estoy seguro de haberlos visto, pese a la despiadada luz blanca. Me explicaré. Para ver una cosa hay que comprenderla. El sillón presupone el cuerpo humano, sus articulaciones y partes; las tijeras, el acto de cortar. ¿Qué decir de una lámpara o de un vehículo? El salvaje no puede percibir la biblia del misionero; el pasajero no ve el mismo cordaje que los hombres de a bordo. Si viéramos realmente el universo, tal vez lo entenderíamos. «»Extracto del relato THERE ARE MORE THINGS“
„Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabezar de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto despertando hacia atrás.“
„No le dolieron las peladuras de cal en las paredes, ni los sucios algodones de telaraña en los rincones, ni el polvo de las begonias, ni las nervaduras del comején en las vigas, ni el musgo de los quicios, ni ninguna de las trampas insidiosas de la nostalgia.“
„Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre.“
„La casa se llenó de amor. Aureliano lo expresó en versos que no tenían principio ni fin. Los escribía en los ásperos pergaminos que le regalaba Melquíades, en las paredes del baño, en la piel de sus brazos, y en todos aparecía Remedios transfigurada: Remedios en el aire soporífero de las dos de la tarde, Remedios en la callada respiración de las rosas, Remedios en la clepsidra secreta de las polillas, Remedios en el vapor del pan al amanecer, Remedios en todas partes y Remedios para siempre“
„Anda, niña- le dijo temblando de rabia-: dinos quién fue.Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita para siempre.-Santiago Nasar- le dijo.“
„Yo había crecido en el convencimiento de que aquella lenta procesión de la posguerra, un mundo de quietud, miseria y rencores velados, era tan natural como el agua del grifo, y que aquella tristeza muda que sangraba por las paredes de la ciudad herida era el verdadero rostro de su alma. Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas. Aquella noche primeriza de verano, caminando por ese anochecer oscuro y traicionero de Barcelona, no conseguía borrar de mi pensamiento el relato de Clara en torno a la desaparición de su padre. En mimundo, la muerte era una mano anónima e incomprensible, un vendedor a domicilio que se llevaba madres, mendigos o vecinos nonagenarios como si se tratase de una lotería del infierno. La idea de que la muerte pudiera caminar a mi lado, con rostro humano y corazón envenenado de odio, luciendo uniforme o gabardina, que hiciese cola en el cine, riese en los bares o llevase a los niños de paseo al parque de la Ciudadela por la mañana y por la tarde hiciese desaparecer a alguien en las mazmorras del castillo de Montjuïc, o en una fosa común sin nombre ni ceremonial, no me cabía en la cabeza. Dándole vueltas, se me ocurrió que tal vez aquel universo de cartón piedra que yo daba porbueno no fuese más que un decorado. En aquellos años robados, el fin de la infancia, como la Renfe, llegaba cuando llegaba.“
„Juntó las manos, separando apenas los pulgares: un perro empezó a abrir la boca en la pared y a mover las orejas.“
„Lo cierto es irse. Quedarse es ya la mentira, la construcción, las paredes que parcelan el espacio sin anularlo.“
„nos queríamos en una dialéctica de imán y limadura, de ataque y defensa, de pelota y pared.“
„Todos evitando saber lo que se encuentra más allá de las paredes de vidrio del acuario“
„Sé que el amor es como las presas: si se deja una brecha por donde pueda meterse un hilo de agua, en seguida empieza a destruir las paredes. Llega un momento en que ya nadie puede controlar la fuerza de la corriente. Se las paredes se desmoronan, el amor ser encarga de todo; ya no importa que es posible y que imposible, ya no importa si podemos o no mantener a la persona amada a nuestro lado: amar es perder el control.“
„Le había dicho que se paseaba por el patio como si estuviera en una fiesta. Yo no lo habría expresado así, pero entiendo lo que quería decir. Tiene relación con lo que dije de que Andy llevaba su libertad como un abrigo invisible y con lo que dije de que nunca llegó a tener en realidad una mentalidad carcelaria. Nunca llegó a tener esa mirada obtusa. Nunca llegó a caminar como caminan los hombres cuando termina la jornada y han de volver a sus celdas para otra noche interminable… encorvados, aturdidos. Andy caminaba erguido y con paso vivo siempre, como quien se dirige a casa, donde le aguardan una buena cena hogareña y una buena mujer, y no la bazofia insípida de verduras pastosas, puré de patatas grumoso y una o dos tajadas de ese material cartilaginoso y grasiento que casi todos los presos llaman «carne de enigma»… eso y una foto de Raquel Welch en la pared.“
„Danny huía del ruido ensordecedor, a través de retorcidos y laberínticos corredores, mientras sus pies desnudos susurraban sobre la suavidad de una selva azul y negra. Cada vez que, a sus espaldas, oía el estruendo del mazo del roqué al estrellarse contra la pared quería gritar. Pero no debía. Un grito lo delataría y entonces… REDRUM.“
„Sus gritos resonaban en las paredes de aquella casa, en la que ahora sólo la muerte vivía y andaba. Los sonidos que salían de su garganta congestionada eran como las campanas del infierno, unos gritos terribles que marcaban la pérdida no del amor, sino de la razón.“
„Imaginad que la música es una gran ciudad enmarañada, como Tarbean. En los años que pasé viviendo allí, acabé conociendo bien sus calles. No sólo las principales. No sólo los callejones. Conocía atajos y tejados y secciones de las alcantarillas. Gracias a eso, podía moverme por la ciudad como un conejo entre las zarzas. Era rápido, ingenioso, astuto.Denna, en cambio, no había recibido ninguna instrucción. No conocía ningún atajo. Lo lógico habría sido que hubiera deambulado por la ciudad, perdida e impotente, atrapada en un retorcido laberinto de piedra y argamasa.Pero no: ella atravesaba las paredes. No sabía hacer otra cosa. Nadie le había dicho nunca que no pudiera hacerlo. Por eso se movía por la ciudad como un ser feérico. Paseaba por calles que nadie podía ver, y eso hacia que su música fuera salvaje, extraña, libre.“
„Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubiera habido caballos en los establos, estos habrían piafado y mascado y lo habrían hecho pedazos. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de huéspedes que pasaran allí la noche, su agitada respiración y sus ronquidos habrían derretido el silencio como una cálida brisa primaveral. Si hubiera habido música… pero no, claro que no había música. De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.En la posada Roca de Guía, un hombre yacía acurrucado en su mullida y aromática cama. Esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor. Componían una especie de aleación, una segunda voz.El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a notarlo en las gruesas paredes de piedra de la vacía taberna y en el metal, gris y mate, de la espada que colgaba detrás de la barra. Estaba en la débil luz de la vela que alumbraba una habitación del piso de arriba con sombras danzarinas. Estaba en el desorden de unas hojas arrugadas que se habían quedado encima de un escritorio. Y estaba en las manos del hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás.El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la sutil certeza de quienes saben muchas cosas.La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.“
„Pocas cosas hay peores que una enfermedad terrible que se llama el mal de amores que hay quienes incluso lo disfrutan; cuando usted esta enfermo de el mal de amores a usted le da por encerrarse en cuatro paredes y no querer saber de nadie, de nadie.. a usted le da por escuchar música tranquila y a usted le da por extrañarla. Pero por sobre todas las cosas a usted le da por guardar en su pecho la esperanza firme de soñar que la persona que se fue y a la que usted extraña se la este pasando igual de jodido que se la este pasando usted.“
Anteriores
1
2
3
4
Siguientes