Juegos
Todos los emojis
Citas
Blog
Página de inicio
»
pie
»
Página 3
Relacionado con: pie
„¡Fantasmas del mundo, en pie! No tenéis nada que perder, solo las cadenas.“
„¿Tiene Ordenes Para Mí? —preguntó lo que quedaba de Anghammarad, poniéndose de pie.“
„Prefiere el bastón de la experiencia al carro rápido de la fortuna. El filósofo viaja a pie.“
„Ya no, ya no,ya no me sirves, zapato negro,en el cual he vivido como un piedurante treinta años, pobre y blanca,sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.Papi: he tenido que matarte.Te moriste antes de que me diera tiempo…Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,lívida estatua con un dedo del pie gris,del tamaño de una foca de San Francisco.Y la cabeza en el Atlántico extravaganteen que se vierte el verde legumbre sobre el azulen aguas del hermoso Nauset.Solía rezar para recuperarte.Ach, du.En la lengua alemana, en la localidad polacaapisonada por el rodillode guerras y más guerras.Pero el nombre del pueblo es corriente.Mi amigo polacodice que hay una o dos docenas.De modo que nunca supe distinguir dóndepusiste tu pie, tus raíces:nunca me pude dirigir a ti.La lengua se me pegaba a la mandíbula.Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.Ich, ich, ich, ich,apenas lograba hablar:Creía verte en todos los alemanes.Y el lenguaje obsceno,una locomotora, una locomotoraque me apartaba con desdén, como a un judío.Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.Empecé a hablar como los judíos.Creo que podría ser judía yo misma.Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,no son ni muy puras ni muy auténticas.Con mi abuela gitana y mi suerte raray mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,podría ser algo judía.Siempre te tuve miedo,con tu Luftwaffe, tu jerga pomposay tu recortado bigotey tus ojos arios, azul brillante.Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú…No Dios, sino un esvásticatan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.Cada mujer adora a un fascista,con la bota en la cara; el bruto,el bruto corazón de un bruto como tú.Estás de pie junto a la pizarra, papi,en el retrato tuyo que tengo,un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,pero no por ello menos diablo, no menosel hombre negro queme partió de un mordisco el bonito corazón en dos.Tenía yo diez años cuando te enterraron.A los veinte traté de morirpara volver, volver, volver a ti.Supuse que con los huesos bastaría.Pero me sacaron de la tumba,y me recompusieron con pegamento.Y entonces supe lo que había que hacer.Saqué de ti un modelo,un hombre de negro con aire de Meinkampf,e inclinación al potro y al garrote.Y dije sí quiero, sí quiero.De modo, papi, que por fin he terminado.El teléfono negro está desconectado de raíz,las voces no logran que críe lombrices.Si ya he matado a un hombre, que sean dos:el vampiro que dijo ser túy me estuvo bebiendo la sangre durante un año,siete años, si quieres saberlo.Ya puedes descansar, papi.Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,y a la gente del pueblo nunca le gustaste.Bailan y patalean encima de ti.Siempre supieron que eras tú.Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.“
„Lo hice nuevamente.Uno de cada diez añospuedo soportarlo…una especie de milagro ambulante, mi pielbrilla como una pantalla nazi,mi pie derechoun pisapapeles,mi rostro sin forma, delgadolienzo judío.Retira la compresa,¡ah, enemigo mío!¿te doy miedo?…¿La nariz, la fosa de los ojos, toda la dentadura?El aliento agrioun día se desvanecerá.Pronto, pronto la carneque alimentó la grave sepultura me seráfamiliary yo seré una mujer sonriente,sólo tengo treinta.Y como el gato tengo nueve vidas que morir.Ésta es la Número Tres.Qué basurapara la aniquilación de cada década.Qué millón de filamentos.La multitud como maní prensadose atropella para verdesenvuelven mis manos y pies…el gran strip teaseseñoras y señoreséstas son mis manosmis rodillas.Puede que esté piel y huesos,sin embargo, soy la misma e idéntica mujer.La primera vez que ocurrió, tenía diez.Fue un accidente.La segunda vez quiseque fuera definitivo y no regresar jamás.Me mecí doblada sobre mí mismacomo una concha.Tuvieron que llamar y llamary quitarme uno a uno los gusanos como perlas viscosas.Morires un arte, como cualquier otro,yo lo hago de maravillas.Hago que se sienta como un infierno.Hago que se sienta real.Creo que podrían llamarlo un don.Es tan fácil que puedes hacerlo en una celda.Es tan fácil que puedes hacerlo y quedarte ahí, quietita.Es el teatralregreso a pleno díaal mismo lugar, a la misma cara, al mismo gritobrutal y divertido“¡Milagro!”que me deja fuera de combate.Hay un precio a pagarpara mirar las escaras, hay un precio a pagarpara auscultar mi corazón…late de veras.Y hay un precio a pagar, un precio mayorpor una palabra o un contactoo un poquito de sangreo una muestra de mi cabello o de mi ropa.Bueno, bueno, Herr Doctor.Bueno, Herr Enemigo.Soy vuestra opus,soy vuestra valiosaniña de oro puroque se funde en un chillido.Giro y ardo.No crean que no estimo su enorme preocupación.Cenizas, cenizas…Ustedes atizan y remueven.Carne, hueso, no hay nada allí…Un pan de jabón,un anillo de bodas,un empaste de oro.Herr dios, Herr Lucifertengan cuidadotengan cuidado.Sobre las cenizasme elevo con mi cabello rojoy devoro hombres como aire.“
„Una india enferma, viendo que no podía huir de los perros, que no la hiciesen pedazos como hacían a los otros, tomó una soga y atose al pie un niño que tenía de un año y ahorcóse de una viga, e no lo hizo tan presto que no llegaran los perros y despedazaron el niño, aunque antes que acabase de morir lo bautizó un fraile.“
„Galopamos por la vida como artistas de circo que se bambolean precariamente a lomos de dos veloces caballos; un pie va sobre el caballo llamado Destino y el otro, sobre el caballo llamado Libre Albedrío.“
„Ha llegado la hora de que cada uno enfrente, de una vez por todas, cualesquiera demonios que nos hayan mantenido encadenados a nuestras neurosis y a nuestro dolor; es hora de ponernos en pie y mostrar lo mejor de nosotros mismos, como la forma de presentarnos ante Dios; de ocupar nuestros puestos en el Plan de Dios para la salvación del mundo.“
„«Quien en nombre de la libertad renuncia a ser el que tiene que ser, es un suicida en pie. La libertad como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días.“
„un ejército de amigos en pie de guerra que lograron que esa asquerosa muerte tuviera también una parte indeciblemente hermosa.“
„La quexa siempre trae descrédito. Más sirve de exemplar de atrevimiento a la passión que de consuelo a la compassión. Abre el passo a quien la oye para lo mismo, y es la noticia del agravio del primero disculpa del segundo. Dan pie algunos con sus quexas de las ofensiones passadas a las venideras.“
„Afirmémonos en la convicción de la necesidad de respetar al hombre y veremos alrededor nuestro el milagro de un mundo que saluda respetuosamente a un pueblo puesto de pie sobre su propia capacidad para proclamar, otra vez, como en la historia, el derecho sagrado a la libertad.“
„Mi pena contenida la conoces bien, tan bien que si me dejas moriré de pie; no lloraré tu ausencia, sólo esperaré y te daré mi vida entera“
„Que dios bendiga y de fuerza a mis enemigos, así ellos de pie podrán verme triunfar.“
„Él no contestó; seguía al pie donde ella lo había dejado, cerca de la mesa. Miraba el suelo, y el oscuro cabello le ocultaba el rostro. Un trocito del corazón de Tessa se ablandó. -Y buenas noches, Will – añadió antes de darse cuenta. Él la miró. -Buenas noches, Tessa.“
„Uno ve algo hermoso y no da crédito a sus ojos. Te cuentan algo sobre… la belleza natural de Islandia… gente bañándose en aguas termales, entre géiseres, en realidad tú ya lo has visto en fotos, pero igual dices que no te lo puedes creer… Aunque evidentemente lo crees… Exagerar es una forma de admirar cortésmente… Das el pie para que tu interlocutor diga: es verdad… Y entonces dices: es increíble. Primero no te lo puedes creer y luego te parece increíble.“
„No se puede no luchar y querer vencer, porque es como el que tiene hambre y se rasca un pie.“
„Resultado común y natural de un respeto indebido por la ley es que uno pueda ver, por ejemplo, una columna militar: coronel, capitán, cabo, soldados rasos, artilleros, etc. marchando en admirable orden colina arriba, colina abajo y valle a través en dirección al frente. ¡En contra de su voluntad! ¡Sí! Contra su sentido común y su conciencia, lo que hace del marchar tarea ardua, en verdad, y causa se sobresalto cardíaco. A ninguno de ellos cabe la menor duda de que el asunto que les ocupa es ciertamente condenable; su inclinación auténtica se orienta hacia el hacer pacífico. Y bien ¿cómo los describiríamos? ¿Son acaso personas? ¿Pequeños objetos, parapetos, pertrechos movibles a voluntad, al servicio de alguien sin escrúpulos que detenta el poder? Visitad un establecimiento naval y contemplad al marino, es decir, a lo que puede hacer de un hombre el gobierno americano o alguien provisto de malas artes… una simple sombra, un vestigio de humanidad, un ser vivo y de pie, pero enterrado ya, podría decirse, bajo salvas y demás ceremonias.“
„En uno de sus poemas –Contribución a la estadística- Wislawa Szymborska enumera cuántas de cada cien personas son las dispuestas a admirar sin envidia –dieciocho-, las capaces de ser felices –como mucho, ventitantas-, las que de la vida no quieren más que cosas –cuarenta, aunque quisiera equivocarse-, las inofensivas de una en una pero salvajes en grupo –más de la mitad seguro-, las dignas de compasión –noventa y nueve- y acaba: “Las mortales: cien de cien. Cifra que por ahora no sufre ningún cambio”. Y sigue sin cambiar porque ayer la propia autora del poema acaba de confirmar la estadística con su fallecimiento.En otros muchos aspectos, por el contrario, fue la excepción que desafía lo probable y rutinario. Su poesía es reflexiva sin engolamiento ni altisonancia, de forma ligera y fondo grave, directa al sentimiento pero sin chantaje emocional. Breve y precisa, escapa a ese adjetivo alarmante que tanto satisface a los partidarios de que importe el tamaño: torrencial. Sobre todo nos hace a menudo sonreír, sin incurrir en caricaturas ni ceder a la simpleza satírica. Lo más trágico de la poesía contemporánea no es lo atroz de la vida que deplora o celebra, sino la falta de sentido del humor de los poetas. Se les nota especialmente a los que quieren ser festivos y son sólo grotescos o lúgubres (aunque los entierros también son fiestas, claro y más precisamente fiestas de guardar).De esta frecuente maldición escapa, risueña y agónica, Szymborska: ¿cómo podría uno renunciar a ella? Hija –y luego, con los años, algo así como hada madrina poética- de un país europeo que apuró el siglo XX hasta las heces y padeció dos totalitarismos sucesivos, en su caso la duradera atrocidad jugó a favor de su carácter: le dio modestia, le dio recato, le dio perspicacia y le permitió distinguir entre lo que cuenta y lo que nos cuentan. Carece de retórica enfática pero eso no disminuye su expresividad, sino que la hace más intensa por inesperada. Cuando comenzamos a leer uno de sus diáfanos poemas nos ponemos a favor del viento, para recibir la emoción de cara, pero nos llega por la tangente y no para derribarnos sino para mantenernos en pié. Confirma nuestros temores sin pretender desalentarnos: sabe por experiencia que todo puede ser política pero también nos hace experimentar que la política no lo es todo. Se mantiene fiel, aunque con ironía y hasta con sarcasmo, a la pretendida salvación por la palabra y sin embargo nunca pretende decir la última palabra: porque en ese definitivo miramiento estriba lo que nos salva.Nadie ha sabido conmemorar con menos romanticismo y con mayor eficacia el primer amor, cuya lección inolvidable se debe a no ser ya recordado…y por tanto acostumbrarnos a la muerte. Se dedicó a las palabras con delicadeza lúdica, jugando con ellas y contra ellas pero sin complacerse en hacerlas rechinar. Como todo buen poeta, fue especialmente consciente de su extrañeza y hasta detalló las tres más raras de todas, las que se niegan a sí mismas al afirmar: “Cuando pronuncio la palabra Futuro, la primera sílaba pertenece ya al pasado. / Cuando pronuncio la palabra Silencio, lo destruyo. / Cuando pronuncio la palabra Nada, creo algo que no cabe en ninguna no-existencia”.“
„Nos hemos despeñado. Igual que unos alpinistas a los que acabaran de quitar la pared montañosa, el punto de apoyo al que se aferraban para no perder el pie. Aunque te hayas hecho a la idea que va a suceder lo peor, la caída siempre es un brutal golpetazo.“
Anteriores
1
2
3
4
…
6
Siguientes