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pómulo
Relacionado con: pómulo
„No había nada que deseara más que meterse en la cama junto a ella, trazar el contorno de su rostro con los dedos: amplios pómulos, barbilla puntiaguda, ojos medio cerrados, pestañas como encaje contra la yema de los dedos. Su cuerpo y su mente estaban más que agotados, demasiado exhaustos para sentir deseo, pero el anhelo de proximidad y compañerismo permanecía. El tacto de las manos de [ella], su piel, era un alivio que nada más podía, proporcionarle.(…)Habían dormido uno junto al otro muchísimas veces, pero nunca se había dado cuenta de lo diferente que resultaba cuando podías acomodar la forma de otra persona entre tus brazos. Unir tu respiración a la de ella.“
„Fue como si viera tu alma en las notas, en la música, y fue hermoso. —Se acercó acariciando suavemente la piel de su pómulo y sus cabello con el reverso de la mano. —Vi ríos, barcos, flores, todos los colores del cielo nocturno.“
„Y allí estaba yo. Y ellas me vieron y yo las vi. ¿Y qué fue lo que vi? Ojeras. Labios partidos. Pómulos brillantes. Una paciencia que no me pareció resignación cristiana. Una paciencia como venida de otras latitudes. Una paciencia que no era chilena aunque aquellas mujeres fueran chilenas. Una paciencia que no se había gestado en nuestro país ni en América y que ni siquiera era una paciencia europea, ni asiática ni africana (aunque estas dos últimas culturas me son prácticamente desconocidas). Una paciencia como venida del espacio exterior. Y esa paciencia a punto estuvo de colmar mi paciencia.“
„Le pareció que dulcemente una de las dos lloraba. Debía ser ella porque sintió mojadas las mejillas, y el pómulo mismo doliéndole como si tuviera allí un golpe. También el cuello, y de pronto los hombros, agobiados por fatigas incontables. Al abrir los ojos (tal vez gritaba ya) vio que se habían separado. Ahora sí gritó. De frío, porque la nieve le estaba entrando por los zapatos rotos, porque yéndose camino de la plaza iba Alina Reyes lindísima en su sastre gris, el pelo un poco suelto contra el viento, sin dar vuelta la cara y yéndose. (Lejana)“
„[…] ¿Qué es lo que tiene que nos hace olvidar nuestra voluntad? —preguntó.Julian arqueó una ceja con un gesto arrogante.—¿Yo te atraigo en contra de tu voluntad?—Para serte sincera, sí. No me gusta sentirme de este modo.—¿Y cómo te sientes? —le preguntó él.—Sexy —le contestó antes de pensarlo dos veces.—¿Como si fueras una diosa? —preguntó él de nuevo con voz ronca.—Sí —respondió sin más cuando Julian se acercó a ella.[…]—Yo puedo decirte de qué se trata —ronroneó Julian.—Es la maldición, ¿verdad?El hombre negó con la cabeza al tiempo que alzaba una mano para pasarle el dedo muy lentamente por el pómulo. Grace cerró los ojos con fuerza al sentir que la consumía una feroz oleada de deseo. Le estaba costando la misma vida no girar la cabeza para atrapar ese dedo con los dientes.Julian se inclinó un poco más para frotar su mejilla contra la de ella.—Se trata del hecho de que yo aprecio en ti cosas que los hombres de tu época ni siquiera ven.“