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regocijo
Relacionado con: regocijo
„La oscuridad es efectivamente penosa para la mente, como lo es para el ojo, pero sacar la luz de la oscuridad, por el esfuerzo que sea, ha de ser deleitable y producir regocijo.“
„El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso, ni jactancioso, ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.“
„Mi conturbado espíritu se regocija con la visión de un porvenir en que no habrá un sólo hombre que diga: Tengo hambre, en que no haya quien diga: No sé leer, en que en la Tierra no se oiga más el chirrido de cadenas y cerrojos.“
„Tal vez en la llaneza y en la humildad suelen a esconderse los regocijos más aventajados.“
„El arte, más que creación es dolor de no poder crear. El poeta es impotente ante la poesía tal como esplende en él en los momentos de mayor orgullo y lucidez. Cada obra de arte es una aproximación: todo poeta confiesa que su canto más bello es el que no supo jamás cantar. Más grande es el poeta, más reconoce su impotencia: las creaciones más profundas expresan la secreta tristeza de no poder crear, y por eso el arte más perfecto hace sufrir en el preciso instante en que regocija.“
„El amor es el regocijo por la sola existencia del otro.“
„Una vida sin regocijo es un largo camino sin una posada.“
„Sinceridad: “no se alegra con la injusticia, sino que se regocija con la verdad.“
„El Amor es paciente, es benigno, el amor no se consume en celos, no se vanagloria, no se enorgullece, no se conduce inconvenientemente, no busca sus intereses, no se exaspera, no se resiente del mal; no se alegra con la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.“
„El espíritu recto se regocija con el bien y sufre con el mal.“
„Debo confesarlo sinceramente. La vista de cualquier animal me regocija al punto y me ensancha el corazón, sobre todo la de los perros, y luego la de todos los animales en libertad, aves, insectos, etc. Por el contrario, la vista de los hombres excita casi siempre en mi una aversión muy señalada, porque con cortas excepciones, me ofrecen el espectáculo de las deformidades más horrorosas y variadas: fealdad física, expresión moral de bajas pasiones y de ambición despreciable, síntomas de locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin, una corrupción sórdida, fruto y resultado de hábitos degradantes. Por eso me aparto de ellos y huyo a refugiarme en la naturaleza, feliz al encontrar allí a los brutos.“